Julián Barrio recuerda que la sociedad no puede “ignorar a los sacerdotes”

Osoro, a los sacerdotes: “¿Cómo puedo provocar división y rupturas, yo que he recibido la misma misión de Jesús?”

La mayoría de las diócesis españolas celebran la Misa Crismal en las catedrales

Osoro, a los sacerdotes: “¿Cómo puedo provocar división y rupturas, yo que he recibido la misma misión de Jesús?”
El cardenal Osoro, durante la Misa Crismal José Luis Bonaño/Archimadrid

La mejor prueba de que amamos lo que somos es la ilusión y la capacidad que tengamos de transmitir a todos que merece la pena ser sacerdotes

(J. B./Agencias).- Buena parte de los obispos españoles han celebrado, hoy, la Misa Crismal, junto a la mayoría de sus sacerdotes diocesanos. En Madrid, Toledo, Compostela, Jaén o Córdoba, los prelados han reivindicado las vocaciones al sacerdocio. Julián Barrio ha reiterado que la sociedad «no puede ignorar a los sacerdotes».

Así, el cardenal de Madrid, Carlos Osoro, ha subrayado la comunión que existe entre el presbiterio «en el único y mismo sacerdocio y ministerio de Cristo». Durante la ceremonia, Osoro ha lanzado un mensaje claro a los sacerdotes: «Hemos sido ungidos para salir juntos y unidos a todas las partes y ungir a los hombres en nombre del Señor», informa R. Pinedo en Archimadrid.

En su homilía, ha incidido en que «nos ha convertido el Señor en Pan y hemos de vivir así y entrar en ese dinamismo de convertirnos día a día con más fuerza y manifestación ante todos los hombres en ese Pan que es Cristo, mientras consagramos el pan cotidiano en la Eucaristía».

 

 

El purpurado ha invitado a todos los sacerdotes congregados en la catedral a «desinstalarnos de las ideologías que matan y dividen para centrar nuestra vida en la persona de Cristo que abraza a todos: justos y pecadores; que cuando reparte no se guarda nada, como el Padre», y ha recordado que el encuentro con Jesucristo conduce a la unidad.

«¿Cómo puedo provocar división y rupturas yo que he recibido la misma misión de Jesús, de unidad y de comunión, de vida y sanación, de ruptura con la muerte y alianza con la Vida que es el mismo Jesucristo?», se ha preguntado el purpurado, quien ha pedido tener «cuidado» con meterse en «conversaciones en las que alguno sale muerto: «me dijeron», «oí», «me parece», «no me muevo», «no entro en esa dinámica pastoral porque no la veo», «eso me parece una tontería», «son sus ideas»» porque «todo se puede decir, pero donde hay que decirlo«.

«Hermanos, seamos valientes y vivamos en la verdad; el diagnóstico que hace Jesús de la situación del mundo no tiene nada de quejumbroso ni de paralizante, todo lo contrario, nos hace una invitación a la acción fervorosa, a salir, a tener una audacia cada día mayor. Hagamos a todos partícipes de esta Buena Noticia, es la Gran Noticia, es una visión nueva de todas las cosas», concluyó.

 

 

 

Julián Barrio: Por los corazones destrozados por injusticias

Por su parte, el arzobispo de Compostela, Julián Barrio, acompañado por su auxiliar, Jesús Fernández; el obispo emérito de Tui-Vigo, José Diéguez; y decenas de sacerdotes, celebró la misa crismal en la catedral.

En su homilía, el arzobispo dijo que los sacerdotes «deben ser por vocación anunciadores de la alegría pascual que surge del amor de Dios, penetra en nuestra vida y la santifica, entra en la historia de la humanidad y la eleva hacia la  trascendencia». También pidió a la Iglesia diocesana que rezara por las nuevas vocaciones sacerdotales.

Monseñor Barrio enlazó el trabajo sacerdotal con la alegría pascual y con la creación de ese ambiente en la sociedad en la que los sacerdotes ejercen su tarea. En este sentido, el arzobispo indicó que «pienso en tantos corazones destrozados por injusticias y marginaciones sociales, por enfermedades incurables y desventuras de la suerte, por traiciones y abandonos. Estas personas buscan por distintos caminos la alegría pascual de la que nosotros somos anunciadores y dispensadores. Podemos tener la impresión de que hoy se prescinde  de los sacerdotes. Mientras el hombre necesite de consuelo y de liberación, de verdad y de justicia, de paz para vivir y de esperanza para morir, la sociedad no podrá ignorar a los sacerdotes que son fieles y felices en el ministerio, luz en las comunidades parroquiales y testigos de Cristo en medio de las luchas por fuera y temores por dentro».

Como viene siendo habitual en sus últimas intervenciones, monseñor Barrio pidió seguir «rezando e animando a rezar para que numerosos jóvenes acepten responder a la llamada del ministerio sacerdotal».

 

 

Braulio Rodíguez: Contra el individualismo

Por su parte, el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, celebró junto a 250 sacerdotes la Misa Crismal en la catedral. En su homilía, el primado recalcó cómo «al mundo contemporáneo le cuesta proclamar a Jesús como único salvador». Esto se debe al individualismo, «se prefiere una salvación meramente interior que hace que no se entienda el significado de la Encarnación del Verbo, que asumió nuestra carne y nuestra historia».

Para el prelado, es preciso «exhortar a los católicos para que eviten pasar la Semana Santa sólo como días de vacaciones«. «Esto es un reto para nosotros sacerdotes y nuestras comunidades cristianas». «Nuestra vida sacerdotal y su sentido está puesta como espectáculo y, a la vez, no interesa apenas.»

Al concluir la homilía, el arzobispo de Toledo pidió a los fieles orar por los sacedotes. «Rezad mucho por nosotros, hermanos consagrados, queridos laicos. Nosotros rezamos por vosotros, pues sois nuestra razón de se ser sacerdotes».

 

 

Amadeo Rodríguez: «El sueño misionero de llegar a todos»

En Jaén, Amadeo Rodríguez estuvo acompañado por los obispos eméritos de la diócesis, Ramón del Hoyo; y de Cádiz, Antonio Ceballos. Junto a ellos, monseñor Chica, observador permanente de la Santa Sede ante la FAO. Tierra de aceites, los óleos bendecidos en la Misa Crismal fueron 60 litros de aceite de oliva virgen extra de Jaén, donados por la Cooperativa Santa Ana, de Torredelcampo.

En su homilía, el obispo de Jaén ha comenzado hablando de la fraternidad sacerdotal y la unidad como ejemplo para los fieles. «Nuestra Iglesia Diocesana de Jaén necesita de todo el presbiterio para la ilusionante tarea que nos hemos propuesto: la del sueño misionero de llegar a todos«, recalcó. «Yo, que como vuestro obispo tengo encomendada la misión de ser en la Iglesia de Dios que camina en Jaén principio de unidad, y procuraré trabajar para lograrla».

Del mismo modo, invitó al presbiterio que «renueven su ser en Cristo» con una doble vertiente, «con pasión por Cristo y pasión por la gente». Por último, el prelado animó a los sacerdotes a vivir con esperanza ya «que merece la pena ser sacerdotes», por lo que ha afirmado, «La mejor prueba de que amamos lo que somos es la ilusión y la capacidad que tengamos de transmitir a todos que merece la pena ser sacerdotes».

 

 

 

Demetrio Fernández: «No caer en la mediocridad»

Finalmente, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, invitó a los curas de su diócesis tener «un planteamiento de vida de santidad» y a «no caer en la mediocridad». En la ceremonia también ha concelebrado el obispo de Bilbao, Mario Iceta.

«Nuestro ministerio no es por tanto una capacitación profesional, sino una realidad ontológica, metafísica, que ha mutado nuestro ser más profundo, haciéndonos ministros de Cristo para el servicio del Pueblo de Dios, por eso se llama ministerial, para el servicio», añadió Demetrio. Al mismo tiempo, pidió a los sacerdotes «alimentar la vida espiritual con la oración diaria, con la mortificación de tantos apegos y afectos desordenados, con la lectura espiritual y el recogimiento de los sentidos».

Finalmente, ha animado a los seminaristas a continuar en este camino de preparación para el sacerdocio: «vale la pena ser cura hoy. Es una vocación preciosa, y os lo digo
después de largos años y pudieran decir lo mismo los sacerdotes que ahora renuevan sus promesas».

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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