Osoro, a los alumnos: "Vuestro colegio será el lugar donde vais a crecer y abriros a la vida"

Colocan en Madrid la primera piedra de la nueva sede del colegio diocesano María Inmaculada

El nuevo centro -moderno, espacioso y con las últimas tecnologías- sale adelante gracias a las Madres Redentoristas

Colocan en Madrid la primera piedra de la nueva sede del colegio diocesano María Inmaculada
El cardenal Osoro bendice la primera piedra del nuevo centro

Osoro animó a "evitar ser cristianos tristes o tristes cristianos; tenemos la suerte de que el Espíritu nos guía"

(María Suárez, Delegación Episcopal de Fundaciones).- El 10 diciembre se colocó, ante el Arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, la primera piedra de lo que será la futura sede del colegio diocesano María Inmaculada de Joaquín Turina, perteneciente a la Fundación Pía Autónoma de las Congregaciones Marianas.

Un motivo de alegría para las comunidades educativa y religiosa que, al aunar sus fuerzas, han conseguido que un anhelado proyecto esté a punto de convertirse en realidad: erigir un centro de primer nivel que mejorará las condiciones lectivas de una institución que cuenta con 60 años de vida.

Silvia Prieto, directora del centro, citó a los diversos responsables de que la nueva sede salga adelante. En el salón de actos se reunieron alumnos, profesores y padres, así como la superiora provincial de la Orden del Santísimo Cristo Redentor, la hermana Asunción, y la presidenta de la Asociación de Congregaciones Marianas, Mª Ángeles Rodríguez Ovelleiro.

Entre todos colocaron en una urna -que haría las veces de primera piedra del nuevo edificio- diferentes objetos significativos de la historia y del presente del colegio. Si los historiadores del futuro la abriesen, encontrarían algunas monedas de céntimos de euro, dos ejemplares de periódicos que llevaban en su portada la histórica final de la Copa Libertadores de fútbol jugada en Madrid, un listado de los alumnos del presente curso, un libro de firmas del personal del colegio, una historia del centro y trabajos de los alumnos.

Asimismo, la hermana Asunción aportó una reliquia de la Madre Celeste, una imagen de la Madre del Perpetuo Socorro y una medalla del Santísimo Redentor, y Mª Ángeles Rodríguez incluyó un libro del Testimonio de Congregaciones Marianas.

Como testigo de todo, monseñor Carlos Osoro, que recibió los abrazos y cariños entusiastas de los más pequeños. En su discurso, el Cardenal Arzobispo de Madrid se dirigió especialmente a los alumnos: «Vuestro colegio será el lugar donde vais a crecer y abriros a la vida. Cada día el hombre necesita más a Dios y cada día son más necesarias instituciones como esta». También animó a «evitar ser cristianos tristes o tristes cristianos; tenemos la suerte de que el Espíritu nos guía, y una muestra de ello es la intervención de las Madres Redentoristas, imprescindibles para poner esta primera piedra que hoy nos une».

 

Posteriormente, las autoridades se desplazaron hasta la futura nueva sede, también en la calle Joaquín Turina, a apenas 30 metros. Allí se procedió a colocar la urna-cápsula del tiempo, una simbólica primera piedra que ocupará un espacio bajo el suelo de lo que será la capilla.

Asimismo, el arquitecto del proyecto, Antonio Ábalos, aprovechó para explicar a monseñor Osorio los planos del nuevo centro, al que guió por las obras ya iniciadas.

Al final de acto, entre risas, arquitecto e ingenieros de la empresa Dragados rivalizaban por apuntarse los mayores méritos en la calidad de un edificio que será puntero. «A veces el mejor vino sale de una buena mezcla», sentenció salomónicamente el Arzobispo de Madrid, dejando contentos a ambos «bandos».

Desde hace varios años, las autoridades del Colegio Diocesano María Inmaculada barajaban la idea de la ampliación del centro, que en la actualidad cuenta con cerca de 800 estudiantes, comprendidos entre la enseñanza infantil al bachillerato.

El camino empezó a iluminarse gracias a la intervención de las Madres Redentoristas, cuya iglesia distaba apenas unos metros del colegio. Ellas colaboraron ofreciendo un terreno de amplias dimensiones, en las que se podía acometer un proyecto muy ambicioso. Así, su edificio ha dejado paso a lo que va a ser un centro educativo de grandes proporciones, moderno, espacioso y con las últimas tecnologías, capaz de acoger a más de 1000 alumnos. Se espera que las obras estén terminadas para este verano y que el Colegio Diocesano María Inmaculada se traslade a su futura sede para iniciar allí el curso 2019/2020.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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