La culpabilidad moral no recae exclusivamente en la mujer que realiza el aborto. El mal tiene sus cómplices
El obispo electo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, fue entrevistado esta mañana por Carlos Herrera en Onda Cero. Durante la charla, Munilla se ha mostrado dispuesto a ser «obispo de todos» y a tratar de «despolitizar» a la sociedad y la Iglesia vascas. Con todo, los titulares más agresivos han llegado al hablar de la reforma de la Ley del Aborto. Para Munilla, su aprobación «supone la legitimación de la ley de la selva«, acusando a los partidos de izquierda de poner «su bienestar por encima del sufrimiento de los débiles y los pobres».
Para José Ignacio Munilla, existe «una gran contradicción en una izquierda que se dice a sí misma abanderada de la causa de los pobres, y que califica de derecho la matanza de los inocentes. Si hay alguien más débil y pobre es el ser concebido y no nacido«.
Aunque el obispo no quiso contestar acerca de si la Iglesia haría efectiva la negación de la comunión a aquellos políticos que voten a favor de la normativa, Munilla sí incidió en que «la culpabilidad moral no recae exclusivamente en la mujer que realiza el aborto. El mal tiene sus cómplices«. Así, tildó de corresponsables a quienes apoyan el aborto, «hacen negocio en sus clínicas», al médico «que usa su medicina para matar», o a la clase política, si «encuentra un amparo legal para acabar con la vida del inocente. Ellos también tienen su responsabilidad. Aquí, que cada uno aguante su vela«.
Sobre su designación, y las críticas recibidas por los sectores nacionalistas, Munilla apuntó que «conozco mi tierra, y tenemos tendencia a hiperpolitizarlo todo«. Por ello, recalcó que una de las tareas pendientes de la tierra vasca es «la despolitización», puesto que «el factor político no puede ser el fundamental. Una persona no sólo son sus siglas políticas».
Aunque aseguró que «esperaba, por los anteriores ingresos de Mario Iceta y Ricardo Blázquez» un recibimiento agrio, Munilla insistió en que «dos no se pelean si uno no quiere, y yo entro sin afán de polémica. Tenía claro que no tenía que entrar el trapo. El obispo tiene que tener capacidad de interlocución con los que le han recibido regular».
«No quiero quemar mis cartuchos en la confrontación, los pastores aspiran a ser pastores de todos«, añadió el prelado, «ni tampoco volverme la bandera de los incondicionales, que también los hay. Quiero entrar con calma y serenidad».
Sobre su relación con Uriarte, Munilla fue enérgico. «La buena relación que tengo con monseñor Uriarte está a prueba de bomba. Él me ayudó mucho cuando fui nombrado obispo en Palencia. Todas las semanas desayunamos juntos, mi relación con él es profunda y entrañable. Es un padre para mí«.
