Es sangrante que cuando algunos, la minoría de las víctimas, deciden salir a denunciar, quienes debieran proveerles de ayuda, afecto y comprensión, miran para otro lado cuando no, encima ponen todos los medios a su disposición para acallarles
(Jesús Bastante).- Después de varios meses de investigación, el «caso Gaztelueta» ya está en la Audiencia Provincial de Bizkaia, que será la encargada de juzgar -seguramente después del verano- al profesor del colegio del Opus Dei acusado de abusar reiteradamente de «Asier».
Un juicio que, sin lugar a dudas, se produce gracias a la valentía del menor abusado y de sus padres, los primeros que, con nombre y apellidos, han salido a los medios de comunicación para denunciar el caso y algunas de sus miserias. La última, denuncia Juan Cuatrecasas, «la relación directa de Ana Barrilero (fiscal jefe de Bizkaia) con el colegio Gaztelueta, en donde sus hijos cursaron estudios y con el que ella ha colaborado en algunas charlas llevadas a cabo en el club Olalde, residencia habitual que lo fue del profesor encausado».
«En los casos de abusos sexuales hay presiones«, denuncia en esta entrevista Cuatrecasas, quien se muestra muy crítico con la actitud de la Iglesia católica española, especialmente personificada en las figuras del obispo de Bilbao, Mario Iceta, y del responsable del Servicio Jurídico Civil de la Conferencia Episcopal española, Silverio Nieto, a quien acusa de ser el artífice «de las mentiras que se impusieron durante aquella lamentable y parcial investigación» que él dirigió, y que llevó a «una larga y doble victimizadora etapa de silencio corruptor» por parte de la Iglesia española.
-¿Cómo ha recibido la familia este auto de conclusión de la instrucción y el traslado del caso vía sumario a la Audiencia Provincial de Bizkaia?
Como un paso adelante en el reconocimiento público de mi hijo en su condición de víctima de abusos sexuales y acoso. El juez Lamo de Espinosa ha sido contundente en acreditarlo de ese modo y esperamos que este sea el principio del fin de quienes en esta lacerante historia se han dedicado continuamente a doble victimizar al chico, entrando en constantes contradicciones, faltando a la verdad y haciendo a esta familia aún más daño del que el abusador causó a mi hijo, motivo único y principal por el que nunca cesaremos en la reivindicación de que la justicia siga adelante y haga su trabajo de un modo firme e imparcial.
Creemos que en base a nuestra experiencia, que no se la deseamos a nadie, es preciso repetir una idea hasta la saciedad: la soledad que viven las víctimas de acoso escolar y abusos sexuales, que pese a dar la cara y denunciar el delito que sobre ellas cometieron, se ven desamparadas, obligadas a recorrer el duro camino en solitario, abandonadas a su suerte sin ningún tipo de apoyo. Debemos por ello exigir que se aprueben de modo urgente los protocolos debidos para casos de abusos sexuales, a imagen y semejanza de lo que se ha hecho en 2016 en el Pais Vasco y que se articulen todas las medidas que se recogen en el Estatuto de la Víctima aprobado en el Estado español en el año 2015, contemplando paliar los daños que concurran en cada caso. Creemos que la gravedad de estos delitos, cuando lo que se ataca es la integridad y estabilidad personal y emocional de un menor, debe ser elemento necesario para que el legislador haga su trabajo y dote al Código Penal, de la no prescripción de este tipo de delito, ya que quien lo sufre y en medida de su edad, no está capacitado en muchos casos para proceder a la denuncia.
Y cuando muchos de ellos, llegada la mayoría de edad, quieren hacerlo se ven sorprendidos por esa prescripción que aporta un injusto beneficio al delincuente, su inimputabilidad y el riesgo de que reincida y haya más víctimas. Además de anular ese reconocimiento del daño tan necesario para la propia recuperación de la víctima.
-¿Cómo se encuentra el chico en la actualidad?
Una víctima de abusos sexuales y acoso no sana como un enfermo que tiene una dolencia física curable, su estado sigue siendo de altibajos constantes. Mi hijo sigue con frecuentes recaídas, con fobias, ansiedad, pesadillas, stress fruto del efecto del shock post traumático, y con el efecto de la insociabilidad acarreado por largas temporadas de aislamiento. Las víctimas de abusos sexuales tienen la necesidad urgente de ser atendidas de un modo cercano, respetuoso, en donde el afecto y la paciencia tengan un especial protagonismo, ser escuchadas al ritmo que marca su voluntad de expresar todo el daño que alguien les hizo. Mi hijo tendrá que encajar las piezas del puzzle que ese profesor se encargó de desordenar un día de modo cobarde y despreciable, y para ello está en manos de su facultativo y por supuesto cuenta con el apoyo constante de sus padres.
-¿Como creen que puede influir en el próximo juicio oral el cambio en los fiscales del País Vasco?
No debería de influir pero por desgracia, ya lo dijo en unas declaraciones a los medios Juan Calparsoro, fiscal general del País Vasco cesante, en los casos de abusos sexuales hay presiones. Es evidente que esas presiones debieran ser denunciadas y de nuevo por desgracia, no se hace así. La actitud de las fiscales que actuaron en la instrucción fue cuanto menos peculiar, hubo varios testigos que se quejaron de su comportamiento en las tomas de declaración, incluso uno de ellos llegó a pensar que la fiscal era el letrado de la defensa. Además y de un modo de nuevo peculiar y en mi opinión también sospechoso, fue fiscalía quien pretendió incluso con un recurso que fue desestimado por el juez instructor, que el caso se llevase por vía de procedimiento abreviado.
Ahora con el cambio en la Fiscalía del País Vasco, y sobre todo con el nombramiento de Doña Ana Barrilero Yarnoz como Fiscal Jefe de Bizkaia, la distancia focal de nuestra lupa se vuelve menor, mayor diámetro y potencia, ya que conocemos la relación directa de Barrilero con el colegio Gaztelueta, en donde sus hijos cursaron estudios y con el que ella ha colaborado en algunas charlas llevadas a cabo en el club Olalde, residencia habitual que lo fue del profesor encausado.
Al ser fiscal jefe de Bizkaia todos los fiscales, como es lógico, obedecen por mandato jerárquico, sus instrucciones. Comprenderá que aunque creamos en la Justicia y en el Estado de Derecho, como ingredientes fundamentales que den forma a un procedimiento del tipo al nuestro, haya fichas que no nos encajan e incluso nos chirrían. Como padre no voy a consentir ningún elemento que no me ofrezca las garantías mínimas exigibles en un juicio oral firme, imparcial y plenamente normal, al final piense que pido justicia y reconocimiento público y expreso de una víctima de abusos sexuales, mi hijo, por el que aunque ellos no lo entiendan, tanto mi mujer como yo daríamos la vida. Reconocimiento y solicitud pública de perdón a la víctima, además de su resarcimiento moral. No creo que sea mucho pedir después de tantos años de dolor, viendo a tu hijo roto y sufriendo como rutina diaria.
-¿Han tenido alguna noticia por parte de la Iglesia en todo este tiempo?.
No, ni el más mínimo. Algo que por supuesto nos parece, en nuestra condición de católicos, lamentable y muy grave.
Nos resulta dantesco que ese lado oscuro de la Iglesia, en España encabezado por Silverio Nieto que tiene avezados seguidores entre algunos de los obispos, incluyendo a Mario Iceta, y que a día de hoy y cuando hay un procesado, ya no sólo investigado, por los delitos que se le imputan, y con los informes periciales psiquiátricos del juzgado y de parte, que acreditan sin ningún atisbo de duda todos los daños que sufrió y por ende su condición de víctima de abusos sexuales, sigan manteniendo como única expresión aquel último comunicado que en forma de fax Monseñor Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, envío al colegio diciendo que había que reponer el buen nombre del profesor.
Un buen nombre que cada vez y en función del desarrollo del proceso judicial está más en duda, sin que al parecer a esa Iglesia, la del Crucifijo de Cristal, le importe en ninguna medida, el estado de la víctima y su buen nombre, que no es otro que el de una víctima de abusos sexuales y acoso, que decidió denunciar todas las vejaciones, humillaciones y abusos que sobre él cometieron. Esa frase tan manida de Se Buscan Valientes, con el mayor de mis respetos, está muy bien pero es sangrante que cuando algunos, la minoría de las víctimas, deciden salir a denunciar, quienes debieran proveerles de ayuda, afecto y comprensión, miran para otro lado cuando no, encima ponen todos los medios a su disposición para acallarles y doble victimizarlas, estigmatizándolas y quebrando el reconocimiento que merecen.
¿Así pretenden que sean valientes? La Iglesia, de donde solo excluyo la actitud de Francisco y de algunas de las personas que me consta están intentando frenar la obsesión por tapar y esconder los cada día más numerosos casos de abusos sexuales, del perfil de Marie Collins y el cardenal Sean Patrick O´Malley, en lineas generales se ha comportado con mi hijo de un modo ausente, y en muchos casos incluso inmisericorde y totalmente tramposo.
Como dijo Cicerón, la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio, y de las mentiras que se impusieron durante aquella lamentable y parcial investigación llevada a cabo mediando engaño por Silverio Nieto, hemos pasado a una larga y doble victimizadora etapa de silencio corruptor. No es de recibo que una institución como la Iglesia Católica actué de modo inmisericorde con todos los que han sufrido, máxime en su condición de menores. Tapar y no denunciar es un condicionante ineludible para dejar de creer en el buen futuro de nuestra Iglesia, mostrar pasividad e incluso actitudes viciadas por engaños y trampas, condena a la Iglesia al descrédito y probablemente a su conversión en un ente residual. Nuestra religión tiene más enemigos dentro de casa, que fuera de ella. Y en lo que se refiere al tratamiento de los casos de abusos sexuales, esos enemigos actúan con especial indolencia y con una falta absoluta de esos principios de los que tanto acostumbran a presumir en público. Santo Tomás de Aquino afirmó que justicia sin misericordia, es crueldad. El lado oscuro de la Iglesia, en nuestro caso, ni Justicia, ni misericordia. Por tanto, doble crueldad.