El sacerdote celebra con RD diez años del Foro 'Curas de Madrid y Más'

Jesús López Sotillos: «La moral que predicamos es una moral de esclavos»

"Tenemos una doctrina tan hermosa, tan sencilla pero tan mal articulada, que así nos va"

Jesús López Sotillos: "La moral que predicamos es una moral de esclavos"
Jesús López Soltillos, del 'Foro Curas de Madrid y Más' RD

Tenemos que aclararnos: ¿en quién creemos: en el Dios Abba, el Dios "Padre", o en el Dios "Señor" que, al final, nos va a juzgar?

(Jesús Bastante).- Jesús López Sotillos forma parte del Foro de Curas de Madrid, una organización que acaba de reinventarse tras una década de existencia. Lo ha hecho añadiendo a su nombre la apostilla «y más»: un «más» que abarca las grandes innovaciones en la vida de la Iglesia en el Vaticano II y ahora en tiempos de Francisco, como un mayor protagonismo de los laicos y más respeto por las contribuciones de las mujeres.

 

Estamos con Jesús López Sotillos con motivo de los diez años del Foro de Curas de Madrid. Bienvenido.

Sí. Empezamos a gestarnos en octubre o por ahí. En noviembre de 2007 fue la primera reunión. Comenzaba la crisis económica, que influyó bastante en nuestros comentarios y en nuestros documentos.

 

Ya se había comentado que el Papa venía a la JMJ de Madrid.

Todavía no se había anunciado. Estábamos empezando a disfrutar de Benedicto XVI, porque Juan Pablo II había muerto en 2005. Pero el tema de la restauración eclesial estaba claro.
Nosotros nacimos, un poco, como reacción a ese movimiento de retroceso respecto al avance que hubo en el Concilio Vaticano II. Al mismo tiempo comenzaba a sentirse la crisis económica que, dado el tipo de curas que éramos, más de compromiso con lo social, nos afectó mucho; comprobar cómo empezaba a crecer el paro y las dificultades que esto traía consigo.

 

Han pasado dos cardenales por Madrid, dos papas, una renuncia… Han pasado muchas cosas en la Iglesia. Ya no te digo fuera.

Ha dimitido el rey.

 

Ha habido cambio de gobierno; tenemos a Rajoy.

Surgió el 15-M, que también fue importante para nosotros, y vinieron a algunas reuniones del foro a explicarnos qué era aquello.
Otro tema cultural que nos ha afectado fue la migración. Primero la emigración de los pobres y después la de los refugiados buscando vivir. Todo eso nos ha afectado.
Y con motivo de la visita del Papa sacamos algunos documentos comentando la visita en 2011. Fue un momento importante del foro.

 

 

¿Cuál ha sido vuestra relación con la jerarquía antes y ahora? Ha habido cambio de pontificado, tanto en Roma como en Madrid.

Cuando fundamos el Foro, que ya estaba Rouco, primero le comentamos que existíamos y luego, cuando íbamos a sacar algún documento se le mandaba a él, para que lo conociera antes de dárselo a la prensa. Jamás recibimos una respuesta suya por lo que, en un determinado momento, decidimos no mandar los documentos a la jerarquía.
Durante la época de Rouco la relación ha sido inexistente. Aunque a nivel personal Rouco solía recibir a la gente, y hablábamos con él alguna vez. Yo he hablado con él varias veces, pero con el Foro, como tal, no se relacionaba.

 

¿Y Osoro?

Cuando llegó a Madrid le invitamos a nuestra primera asamblea. Y se presentó hasta el momento de la oración inicial. Nos saludó y nos dio muchos abrazos. Pero vio quienes éramos y debió pensar que éramos pocos y viejos. No sabemos por qué, pero le mandamos nuestros documentos, le pedimos una entrevista para dialogar sobre ellos y, como está muy disperso en muchas actividades, la verdad es que ni nos ha contestado, ni nos ha recibido.

 

¿Qué balance hacéis de estos diez años?

Pues lo hemos hecho hace poco, en febrero. Y los que hemos quedado (comenzamos ciento y pico y ahora somos en torno a unos treinta) hicimos un balance general humildemente, porque somos pocos y viejos, pero positivos.
Primero, concluimos que en tiempos de mucho conservadurismo hemos dado otra imagen de Iglesia. En los años en que la Iglesia dio un giro hacia el conservadurismo nosotros hemos transmitido, con nuestros documentos, una imagen distinta. Muchos medios de comunicación se han hecho eco de estos documentos, entre ellos vosotros.
Eso sirvió para que mucha gente oyera hablar a curas de una forma distinta; contactaban con nosotros a través del correo electrónico para poder hablar con un cura de otra manera. Esto es algo que no se ve, pero que se ha dado. Y mucho.

 

Habéis sido unos adelantados a la Iglesia de misericordia de Francisco.

Pues posiblemente, porque eran unos años en que no solo los obispos estaban un poco al margen de los problemas sociales, sino que los medios de comunicación de la Iglesia, incluso cuando empezaron a venir los inmigrantes se hacía gracia de ellos. Se ridiculizaban.
Nosotros, desde un principio, también hemos mostrado una imagen de Iglesia a la que le duele el dolor de la gente, que intentamos hacer lo que podemos, que no es mucho, pero que, por lo menos, no nos reímos del que viene huyendo de la miseria o de la persecución en la guerra.

 

 

Los talentos, que al final es de lo que se trata; de hacer lo que puedas con los que tengas, sean muchos o pocos.

No estamos descontentos, sobre todo porque hemos dado otra imagen. Y luego, el mismo espacio del Foro, el juntarse para hablar y hacerlo con total libertad y con el estilo que hablamos, permite la entrada de aire fresco, como dice Jesús Copa, y añade que, con los curas que tenía a su alrededor, iba al foro para oxigenarse.
En vista de eso y teniendo en cuenta que éramos pocos, que con el papa Francisco la Iglesia ha cambiado y todo lo que tiene que ver con el compromiso social está súperpromocionado y y urgido, que Osoro también se siente más cercano de los pobres, nos planteamos que nuestros objetivos, que eran defender el compromiso de la Iglesia con los pobres y los necesitados, a lo mejor ya estaban cubiertos y quizás era momento de desaparecer.
Pero luego pensamos que el foro había sido útil para nosotros y que podía seguir siéndolo. Además, que quedan muchos asuntos que la Iglesia tiene que resolver.
El Concilio Vaticano II no solo promovió que nos ocupásemos del mundo, sino que somos una manera de entender a Dios, rendirle culto y de articular nuestra vida según nuestra fe. No somos una ONG. En este sentido hay muchos aspectos que no están articulados o que están mal articulados. Nos pareció por esto que, sin dejar de lado el levantar la voz para que se atienda a los pobres, podíamos levantarla para que se resuelvan otra serie de asuntos que la Iglesia tiene pendientes.

 

¿Cuáles son esos desafíos que tiene pendientes la Iglesia?

Para empezar, el más fácil en cuanto que no es problema teórico sino muy real: la organización de la Iglesia.

 

La estructura.

La Lumen gentium dice que somos el pueblo de Dios en marcha, todos hermanos y llamados a la santidad. Que por el bautismo todos somos iguales. Pero luego, analizas cómo está estructurada la Iglesia, donde la Iglesia es estructura, en el Código de Derecho Canónico, y ves que esto es una dictadura que reparte un poco de poder entre un pequeño grupo de católicos, que son los solteros que quieren hacerse curas. Pero si eres cura y te quieres casar, ya no puedes acceder al poder. Y si eres mujer, no puedes hacer absolutamente nada.

 

 

Por no hablar del concepto propio de poder, que ya sería para hacer una tesis doctoral sobre el servicio.

Bueno, pero, puesto que el poder existe; que lo podamos tener todos. Que no esté vetado a más de las tres cuartas partes de la población católica. Esto es sencillo: si somos hermanos y somos iguales, vamos a hacer una estructuración de la Iglesia en la que se articule la igualdad. No, que hay un pastor o varios y miles y miles de ovejas.

Me gustaría comentar una cosa que me llama mucho la atención y que todavía los curas la siguen haciendo; en la consagración y al momento de fraccionar el pan, que es el ejemplo más grande de compartir, los curas parten la forma grande, pero se la comen entera.

 

Y no digamos el vino.

¡El vino ya ni se toca! El vino para el cura.
Son pequeños detalles, pero muy gráficos. Somos todos hermanos pero, cuando partimos el pan el cura (que solo puede ser cura si es soltero) se come cuatro trozos y yo uno… Pues eso es algo que habría que articular; si somos una comunidad de hermanos, vamos a comportarnos como tales.
Por otro lado, en el Concilio también entró todo el aspecto de lo que es la Dei Verbum, la revelación. Eso de que Dios habla, nosotros escuchamos y le obedecemos… Seguimos moviéndonos en unos parámetros de un mundo muy pequeñito; una bola con los hombres metidos dentro, Dios viéndolo todo y organizando.

 

No puede haber respuestas concretas para todas las cuestiones que van surgiendo en la historia de la humanidad.

Y, sobre todo, que nosotros ahora sabemos cómo es el universo, que es inmenso; millones y millones de galaxias… En fin, que sabemos cómo se genera la vida. Entonces: ¿qué procedimiento utiliza Dios para comunicarse con nosotros y que sepamos lo quiere? Todo ese tema de la revelación es un tema a reflexionar.
Otro tema muy importante es el de la providencia. Nosotros creemos que Dios existe, que es bueno, que ha hecho el mundo y que lo dirige, de alguna manera. Eso ya es difícil de creer pero, encima, decir que es bueno… ¿y cómo articula Dios la bondad? ¿Cómo es providente Dios? Y eso que creemos que lo es porque somos cristianos, pero hay que reflexionar sobre la providencia.

 

 

Y sobre cómo llegamos a entender a Dios, que no siempre actúa bajo criterios humanos.

Lo que quiero decir es, que aparte de comprometernos con los pobres, que es muy importante, al ser una religión y al tener un discurso de Dios, cómo es y cómo actúa…

También hay que hablar del funcionamiento y del propio humus.

Y de cómo dar culto a Dios a través de la liturgia y a través de la moral. Pues, todo eso son asuntos muy importantes por resolver.

 

Todavía estamos en mantillas en esto. Hubo una serie de debates en el Concilio Vaticano II que abrieron discusión.

La Sacrosanctum concilium, que es la de liturgia, reformó muchísimas cosas pero sigue pendiente, porque también ha habido un retroceso, cómo dar culto a un Dios que es el Dios del mundo. Qué culto necesita. Y luego, si es un Dios al que decimos «Padre» porque se preocupa de sus hijos: cómo dar culto a un Dios que no quiere culto.

Es lo que hablábamos antes sobre la adoración y el seguimiento.

Sí, sí. Ahora se está revitalizando, otra vez, la adoración al Santísimo: estar un rato mirando la Custodia con el pan consagrado, venerándolo. También se fomenta mucho el hacer compañía al Señor para que no esté solo en el Sagrario. Pero ¿qué necesidad de compañía necesita el rey del mundo?

 

Sobre todo si creemos que está dentro de nosotros, que somos los que seguimos.

Y sin entrar en lo de la resurrección… Tú acompañando a Dios…, es que… Bueno, yo no quiero ridiculizar esta espiritualidad, lo que quiero decir es que en los años del postconcilio tú meditabas en Dios con la esperanza de Él te iluminara respecto a cómo hacer la vida más hermosa. Por ejemplo, en el primer milagro que narra el Evangelio de san Juan ¿qué hace Jesús?; convertir el agua en vino. Y en vino muy bueno, para que una fiesta siga.

 

Una fiesta, claro.

Y para que beban y beban, porque son cientos de litros lo que hace.
Nosotros no existimos para dar culto a Dios, sino para hacer más feliz a la gente, porque de esa manera creemos que haremos feliz a Dios. Hay muchas cosas que hablar.
Y luego, de todo lo que es la moral; la moral particular, la moral social. Muchas cosas.
Al Foro de Curas nos pareció que, aunque sean complicados, merece la pena reflexionar sobre estos temas y decir algo.

Hace poco abordasteis el tema de la mujer, en abril.

Y para ello decidimos cambiar el nombre de «Foro de Curas de Madrid» por «Foro de curas de Madrid y Más», para poder tratar en diversidad cualquier tema. Lo decidimos porque pensamos que éramos muy pocos y que, además, cometíamos el mismo error que denunciamos en la Iglesia, que éramos solo curas hombres. Entonces, pensamos que si seguíamos, lo haríamos abriéndonos al resto del pueblo cristiano; a los religiosos y religiosas, a los laicos y laicas. Lo más importante de nuestra renovación ahora es el «y Más». Queremos ser más.
El lunes pasado hemos tenido la primera reunión con «los más» y ha sido muy bonito.

Con Pepa Torres y Silvia Martínez.

Sí. Hemos querido empezar por uno de los temas sangrantes, que es la situación de la mujer en la Iglesia: no solo están alejadas del poder sino que, incluso, a veces se las maltrata y se abusa de ellas descaradamente. No me refiero solo abusos físicos sexuales, sino a abusos meramente económicos; que se las utiliza y no se las paga.

 

 

Ese ninguneo que padecen sobre todo las religiosas en el ámbito económico, pero toda mujer en la institución, donde es una ciudadana de tercera.

Sí.

Hablabas antes de la igualdad en la Iglesia. ¿La Iglesia puede ser como institución un ente democrático? ¿Debe serlo?

Por lo menos tiene que ser democrático. Si el bautismo, por el cual entramos en la Iglesia, nos hace a todos iguales; si todos somos hijos de Dios por el bautismo ¿cómo después la Institución, que dice «Dios Padre», se articula como un rebaño de ovejas donde hay un pastor que va con su báculo y el anillo del poder, nos dice hermanos pero, luego somos ovejas?

A mí, como fiel, me fastidia un poco la oración aquella de pedir por el Papa, el arzobispo, los obispos, los párrocos… Y luego por todo el pueblo. Parece que nos colaran a capón al 99% de la población católica.

Tenemos una doctrina tan hermosa, tan sencilla pero tan mal articulada, que así nos va:
Dos cosas muy difíciles de creer; que Dios existe y que es bueno. Y las creemos. Y que todas las criaturas somos amadas de Él y que nos tenemos que amar entre nosotros. La articulación que nuestro Código Canónico hace de todo eso crea una Iglesia desigual. Y luego, la moral que predicamos los que creemos en un Dios bueno, es una moral de esclavos.

 

Lo que critican, los que están a favor de esa moral de esclavos, es que lo contrario es una Iglesia relativista y sin valores. Que no es esa roca firme donde agarrarse.

Bueno pero, es que si somos libres, somos variables. Lo que no puede ser es que llamemos a Dios «Padre» y al mismo tiempo «Señor». El padre te quiere porque eres su hijo, seas bueno o malo. Si eres malo procurará hacerte bueno, pero no te deja de querer. En cambio, el Señor lo que quiere es ser obedecido. Y si no obedeces, te castiga.
Tenemos que aclararnos: ¿en quién creemos: en el Dios Abba, el Dios «Padre», o en el Dios «Señor» que, al final, nos va a juzgar? Y no va a juzgar y luego va a dar indulto, sino que mandará a unos al infierno y a otros a la gloria pero, ¿qué padre es ese? Aclarar esto es fundamental.
No todos los grupos cristianos, ni desde el principio, han defendido la libertad. Llevo un tiempo estudiando los grupos helenistas cristianos, que fueron a los primeros perseguidos por los propios judíos porque decían, que lo aprendió san Pablo, que para ser libres nos ha liberado el Señor.

Cambia la mentalidad del tipo de dios en cada grupo; la filosofía.

Sobre todo que, frente a la ley judía, donde para que Dios te quiera tienes que cumplir la ley, lo que Jesús enseña es que Dios nos quiere aunque no cumplamos la ley. Y nos quiere felices, desarrollando cada uno nuestros talentos y no todos sometidos a una misma ley; cada uno hasta donde llegue. ¿Por qué nos va a querer igual? Instaurar la libertad en la Iglesia sería fundamental.

Para no acabar con la responsabilidad.

Kant diría que donde no hay responsabilidad, no hay libertad porque lo que hay es miedo.

Claro.

Con motivo del Día de la Mujer, donde ha habido tanto movimiento, hice una viñeta en la que aparecen un hombre, una mujer y un niño (no se dice quiénes son). Y la mujer está diciendo: «¡Que no! Que yo no soy la esclava del Señor».
Porque lo que nos han enseñado cuando se habla de la Virgen, es que lo bueno que tiene es que dijo: «Soy la esclava del Señor». O sea, que si eres la esclava, lo eres y ya está. Eres la súbdita «a mandar». Pero es que nosotros no nos sentimos «esclavos de Dios», lo que nosotros decimos es que somos «hijos de Dios».

También lo dice san Pablo.

Estos son temas más complicados pero que, yo creo, hay que hablarlos porque somos una religión, y le damos a la gente una imagen de los que es Dios y de lo que espera de nosotros. Hay que hablar estas cosas y contando, además, el mundo como es. No es una bola redonda a la que Dios vigila, a la que habla, y el diablo metiendo mano.

 

El mundo no da por supuesto cosas que, a lo mejor, en la estructura se dan. Lo estamos viendo con nuestros hijos, con las nuevas generaciones; ya no se da por supuesto que tienes que saber persignarte, saber quién es ese Señor… Hay casos de niños que no saben quién es ese señor que esta colgado en un madero. Y a nosotros nos puede parecer muy bruto, pero te vas a oriente y eso es bastante normal. O es la propia civilización que nos está llevando a un desconocimiento de Dios, precisamente porque lo hemos apartado de ese mundo al que, parece, tenemos que combatir, en vez de trabajar junto a él.

Uno de los cambios importantes que se dieron con la llegada de Juan Pablo II fue que pasamos de que la Iglesia se tenía que secularizar, tenía que aprender del siglo, a que la Iglesia tenía que cristianizar la secularización. O sea, que ya hemos dejado de aprender y ahora solo tenemos que enseñar; la nueva evangelización. Pero… ¡si primero nos tenía que evangelizar el mundo! Eso era muy típico de las publicaciones de los años del postconcilio; secularizar la liturgia, la Iglesia, la moral.

Y, curiosamente, las condenas venían también por ahí; a aquellos que hacían mal liturgia, aquellos que hablaban de cosas de ese tipo.

Pero la idea que movió al Concilio fue que, en vez de condenar el mundo, como había hecho Pío IX y el Syllabus, nosotros teníamos que aprender del mundo, integrar cosas del mundo. Y eso se ha parado.

¿Qué futuro ves a esta Iglesia en tiempo de Francisco? ¿Ves el futuro con esperanza? O no va más allá de una cierta imagen bonita, ciertos artificios y poco más.

Es de agradecer que Francisco se ocupe un poco más de los pobres pero, como he dicho hace un momento, somos más que una ONG. Creo que si no damos más pasos en la renovación litúrgica, en la renovación de nuestra doctrina sobre la revelación de Dios, en la doctrina sobre nuestra moral, en nuestra articulación de la Iglesia… Si no damos pasos, no tenemos ningún futuro. Para hacer el bien a los pobres ya hay mucha gente, y no necesitan luego venir a una liturgia que no les dice nada, tampoco necesitan practicar una moral que les impide ser felices ni creerse que el mundo es anterior, en su formulación, a lo que dijo Galileo; si solamente hacemos de ONG, para ayudar a los pobres puede ser más eficaz otra gente que nosotros.
Si la Iglesia no se reforma como institución que transmite un sentido de la vida, yo no le veo mucho futuro. Pero, de momento, a quien no le veo futuro es a mí, diciendo estas cosas.

Yo sí te lo veo Jesús. Ha sido un placer, felicidades por estos diez años y en esta nueva reformulación del Foro Curas de Madrid y Más. Que ese «Más» sea real y nos podamos ve todos representados y en diálogo, que es lo que importa.

Muchísimas gracias por darme vuestra acogida y vuestro eco.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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