El nuevo secretario es una apuesta personal del cardenal Blázquez, para parar al candidato de Rouco

Luis Argüello: «La Iglesia tiene que aprender a vivir y colaborar en un mundo plural»

"Los medios son colaboradores y amigos, pero respetando el lugar de cada cual"

Luis Argüello: "La Iglesia tiene que aprender a vivir y colaborar en un mundo plural"
Luis Argüello, secretario de la CEE

La Iglesia tiene que cuidar con especial mirada a las víctimas de las cosas que hemos hecho mal en el pasado

(José Manuel Vidal).- «Perplejo, pero animado y confiado»…y muy de Francisco. Así presentó sus cartas credenciales ante los medios, Luis Argüello, auxiliar de Valladolid, en su primera comparecencia como flamante secretario general del episcopado. Viene avalado por 45 votos episcopales en el primer escrutinio, asi como por su amigo y valedor, el cardenal Blázquez.

Se trata, en efecto, de una apuesta personal del arzobispo de Valladolid y presidente en ejercicio de la Conferencia episcopal, para impedir el nombramiento del ‘rouquiano’ Jorge Fernández Sangrador, por el que apostó en masa el bloque conservador, otorgándole 29 votos.

La votación del nuevo secretario, con 45 votos para Luis Argüello, 29, para Jorge Fernández Sangrador, 5, para Carlos López Segovia y un voto en blanco, retrata la situación actual del episcopado y escenifica su idiosincrasia. Por un lado, un bloque mayoritario moderado, pero alineado sin fisuras con Francisco de unos 50 obispos. Por el otro, la cordada conservadora, todavía dirigida por el cardenal Rouco Varela, que aglutina al 37% de los obispos anti-Francisco o, al menos, renuentes a la conversión personal y pastoral que les exige, asi como a pasar de príncipes a servidores.

El bloque conservador, que domina la Comisión Permanente (especie de Consejo de ministros del episcopado), propuso como primero en la terna al candidato de los conservadores, Fernández Sangrador. Sabedores de esta estrategia, los tres cardenales más ‘francisquitas’ (Blázquez, Osoro y Omella) consensuaron en Roma, donde coincidieron durante un mes en el Sínodo sobre los jóvenes, el nombre del auxiliar de Valladolid, para evitar la involución y el triunfo de la ‘vieja guardia’. Y lo consiguieron.

Y presentaron a un obispo con recorrido, con experiencia, bien formado, con la cabeza bien amueblada, que conoce el mundo civil y que va de sencillo por la vida. Y todas esas cualidades las demostró en su primera comparecencia ante los periodistas. Sin medio escénico, contestó a todo lo que se le preguntó, sin titubear, con facilidad de palabra y con una permanente sonrisa.

“Un notable alto. Me ha sorprendido gratamente. Habla bien y lo tiene todo muy claro y, aunque no sea Robert Redford, seguro que va a hacer un excelente papel y, de hecho, en su primera comparecencia os ha metido a todos los periodistas en el bote”, decía, al terminar la rueda de prensa, un fontanero de Añastro, con muchos años de vuelo en la Casa de la Iglesia.

Argüello (Meneses, Palencia, 1953) quiso mostrarse ante los medios tal y como es. Y para eso, se definió a sí mismo, como hijo de campesino de un pequeño pueblo de Palencia, que conoce el mundo, porque hizo la carrera de Derecho en Valladolid de 1971 al 1983. “Una etapa que me ha marcado”, como también le marcaron su pueblo, su colegio de La Salle, su madre “sin la que no sería creyente”, y el seminario, donde entró y donde se quedó como formado runa vez ordenado cura.

Como cura, además de su etapa de formador en el seminario, subrayó que puso en marcha en Valladolid la organización eclesial Justicia y Paz, después de conversar durante una hora con Joaquín Ruiz Jiménez en el aeropuerto de El Prat, mientras esperaban un avión, que se había retrasado.

El nuevo secretario que, al menos por ahora, va a asumir también la portavocía de la CEE, promete buenas relaciones con los profesionales que cubrimos la información religiosa, porque “los medios son muy importantes”. Y asume esta relación consciente de sus riesgos, “porque ustedes tienen que titular y, al hacerlo, concentran y, por lo tanto, descentran”. Por eso, piensa en los medios como “colaboradores y amigos, pero respetando el lugar de cada cual” y “siendo fiel a lo que la comunión de los obispos respire”.

Quedó claro en su comparecencia que el nuevo secretario del episcopado es un apasionado de Francisco. Los términos del Papa, ya famosos, y hasta sus imágenes le salen espontáneos y pueblan su discurso con absoluta normalidad.

Por eso, como el Papa, tiene claro que su misión es apostar “por la sinodalidad de la Iglesia”, de una “Iglesia poliedro, donde caben distintas sensibilidades y acentos”, pero siempre unidos en lo fundamental y siempre “cum Petro et sub Petro” (con Pedro y bajo Pedro).

Como el Papa, habla claro y sencillo y sin perderse en la jerga eclesiástica habitual. Por ejemplo, reconoce que el tema de los abusos representa, para la institución, “un gran desafío” y exige a la Iglesia “cuidar con especial mirada a las víctimas de las cosas que hemos hecho mal en el pasado”.

En este sentido, subrayó que el presidente de la CEE, Ricardo Blázquez, en el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria, “ha hecho una declaración lo suficientemente solemne y fuerte” y ha reconocido “abiertamente los abusos de diversa índole” en el seno de la Iglesia, al tiempo que ha expresado su “firme decisión de erradicarlos”.

Tras ser elegido secretario, el cardenal Blázquez le susurró: “Ánimo y ya hablaremos a ver cómo nos organizamos”. Y el Papa, en el último encuentro que mantuvieron, le dijo: “Cultive la cultura del encuentro y ayude mucho al cardenal Blázquez, que para eso es su auxiliar”.

Respecto a la sociedad, el nuevo secretario tiene claro que “la Iglesia tiene que aprender a vivir en un mundo plural y a colaborar”. ¿Cómo? “Aportando una mirada compasiva, que comprenda la fragilidad y que, entre otras cosas, acompañe, cuando la muerte llame a la puerta con su heraldo la enfermedad”.

Y la misma dinámica dialogante y humilde se propone en las relaciones con el Gobierno. Argüello señaló que existen diversos asuntos (como una posible reforma educativa), “que nos preocupan mucho”, pero incidió en la función social que la Iglesia va a desempeñar en los próximos años. Porque “el Estado de bienestar tal y como lo conocemos necesita una reconfiguración y la Iglesia tiene un hombro y el otro que arrimar”.

Con el nuevo secretario, se abre una nueva etapa en el seno del episcopado español. Se prevé que el próximo año, Francisco nombre una decena de obispos de su cuerda, para que la Iglesia española pase definitivamente la página del rouquismo y se embarque abierta y claramente con la primavera de Bergoglio.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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