El subdelegado de Infancia y Juventud de Madrid, sobre el 'Parlamento de la Juventud'

Luis Melchor: «Es necesario que los obispos escuchen de verdad, y que los jóvenes puedan hablar en libertad»

"La Iglesia desea ponerse a la escucha de la voz, la sensibilidad, la fe, las dudas y las críticas de los jóvenes”

Luis Melchor: "Es necesario que los obispos escuchen de verdad, y que los jóvenes puedan hablar en libertad"
El Parlamento de la Juventud, en Madrid RD

Esperamos que los jóvenes den respuesta a esta inquietud del Papa e iniciativa del cardenal Osoro. Lo demás, se irá viendo. El camino lo tenemos que recorrer juntos. Por eso, de esperar algo, lo que más esperamos es que los jóvenes nos sorprendan

(Jesús Bastante).- El próximo mes de mayo, Madrid acogerá el ‘Parlamento de la Juventud‘, una iniciativa del cardenal Osoro para acercar a los jóvenes a la Iglesia, y «para que la Iglesia sea más de los jóvenes», apunta el arzobispo de Madrid.

Desde el 8 de marzo, arrancarán distintas etapas de este foro «de la cultura, del encuentro y de la comunión», que pretende crear un espacio y un ámbito en el que los propios jóvenes (de entre 16 y 30 años) puedan hablar en libertad . La opinión de los jóvenes de Madrid será llevada al Sínodo de Obispos de Roma, un encuentro que, como apuntó Francisco en su reciente viaje a Chile y Perú, quiere ser realmente participativo, y busca que la voz de la juventud sea realmente escuchada. Este ‘Parlamento’, que no legislará, sí permitirá esta libertad, tanto a creyentes como a no creyentes.

Uno de sus responsables es Luis Melchor, subdelegado de la Delegación de Infancia y Juventud, quien sostiene que en este Parlamento «se podrá parlar». «Para participar lo único que es necesario es querer dialogar. Y dialogar no para imponer mi criterio, sino para sumar, aportar, colaborar, buscar juntos la verdad… Si los jóvenes van con esta actitud, el diálogo será lo más fácil del mundo», nos cuenta.

 

 

¿Qué es el Parlamento de la Juventud?

El Parlamento de la Juventud es la respuesta concreta que quiere dar nuestro arzobispo, el cardenal Carlos Osoro, a una inquietud que el Papa Francisco ha mostrado en diversas ocasiones: que el próximo Sínodo de los Obispos no sea una reunión en la que se habla sobre los jóvenes sino una ocasión en la que los obispos trasladen la voz de los jóvenes. Para ello es necesario que los obispos los escuchen de verdad y que los jóvenes tengan un espacio en el que poder hablar en libertad. El Parlamento de la Juventud es precisamente esto: la puesta en marcha de la Iglesia, que desea ponerse a la escucha de la voz, de la sensibilidad, de la fe, de las dudas y las críticas de todos los jóvenes.

¿Cómo funciona?

Hay tres rasgos importantes sobre el funcionamiento de estos parlamentos.
El primero es la alegría. Donde hay jóvenes, hay alegría. Y la Iglesia, de hecho, es un lugar en el que se puede estar verdaderamente alegre. Por eso, el primer paso que se dará en cualquiera de los parlamentos es la Fiesta de Acogida, y esto debe marcar la tónica general del encuentro.
El segundo es la metodología del parlamento. Se trata de ofrecer a los jóvenes un camino concreto en el que avanzar en su propio diálogo. Este camino está basado en la propuesta que nos hace el documento preparatorio del Sínodo: reconocer, interpretar y elegir. Primero, contemplar la realidad tal y como es: lo que me gusta, lo que me disgusta, lo que podemos cambiar, lo que podemos mejorar… Luego, escuchar la Palabra de Dios y la voz de la Iglesia acerca del tema del que se trate: cómo desde la fe podemos abrazar cualquier dimensión de la realidad humana. Y por último, tras haber reconocido la realidad y escuchado a la Iglesia, es tiempo de hacer elecciones en la vida: qué podemos hacer nosotros mismos para colaborar en la construcción del mundo en el que vivimos.
El último rasgo que tener en cuenta es que lo último que sucederá es que los pastores de la Iglesia escuchen y acojan los trabajos que se hayan realizado en el Parlamento de la Juventud. Y no de una forma abstracta o formalista, sino pudiendo mirar a los jóvenes que estén presentes y hablándolos de lo que han hablado ellos.

 

 

¿Cuántos y quiénes lo forman?

Habrá una primera fase, que será la celebración de los parlamentos en cada una de las vicarías. Estos parlamentos estarán abiertos a todos los jóvenes de entre 16 y 30 años que quieran entrar en diálogo con la Iglesia, sin excluir a nadie.
La segunda fase será la celebración del Parlamento Diocesano. A este parlamento están invitados dos jóvenes de cada uno de los grupos de trabajo que previamente se han realizado en las Vicarías.

¿Cómo se eligen los temas?

Partimos de una propuesta de diez temas generales. Pero hay un undécimo tema que lo ponen los propios jóvenes: ellos pueden sugerir cualquier materia concreta de la que deseen hablar. Por lo tanto, son los jóvenes quienes eligen los temas y quienes, cuando se inscriban, deciden cuál es el grupo de trabajo en el que ellos creen que pueden aportar más.

 

¿Qué capacidad de legislar tendrá este parlamento?

Lo importante de un parlamento es parlar. No hay una pretensión de sacar un conjunto de normas, de iniciativas o de planes pastorales. Lo importante es hablar, encontrarse con otros, escuchar cómo piensan… ¿Y lo que venga después? Solo Dios lo sabe.

 

Está abierto a todos los jóvenes, sean o no cristianos. ¿Cómo se articulará este diálogo?

Para participar lo único que es necesario es querer dialogar. Y dialogar no para imponer mi criterio, sino para sumar, aportar, colaborar, buscar juntos la verdad… Si los jóvenes van con esta actitud, el diálogo será lo más fácil del mundo.

¿Qué esperas de este foro, especialmente de cara al Sínodo?

Esperamos que los jóvenes den respuesta a esta inquietud del Papa e iniciativa del cardenal Osoro. Lo demás, se irá viendo. El camino lo tenemos que recorrer juntos. Por eso, de esperar algo, lo que más esperamos es que los jóvenes nos sorprendan.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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