Como le decía en la visita de cortesía el neocardenal Rosa Chávez de El Salvador, "Ángel, no sabes bien lo que has hecho en El Salvador; Monseñor Romero te bendice desde arriba"
(José M. Vidal, Roma).-El Padre Ángel confiesa con orgullo que siempre fue un «enamorado de Don Bosco». Y su décimo sucesor, el también asturiano, Ángel Fernández Artime, lo sabe ypresume de su fundador, lógicamente, y de su paisano, para el que no ahorra piropos: «Es un hombre De Dios y de todos, especialmente de los descartados, un sacerdote que denuncia sin ofender».
En un acto sencillo, en la Residencia San Pedro Canisio de los jesuitas de Roma, el Rector Mayor de los salesianos acompañó ayer al fundador de Mensajeros de La Paz y a la autora, Lucía Lopez Alonso, en la presentación del libro ‘Padre Ángel, la humildad y la rebeldía‘ (Planeta).
Tras deshacerse en elogios a la joven autora «por su forma de escribir tan bella y amena», el Padre Artime mostró, como prueba, su ejemplar profusamente subrayado con rotulador fosforito.
El religioso centró su breve glosa en su paisano y en su capacidad profética. Porque, como los antiguos profetas, no solo es capaz de anunciar y denunciar, sino que, además, ha conseguido la proeza de «ser de todos», de ricos y pobres, de sabios e ignorantes e, incluso, de políticos de todos los partidos.
Amigo de todos, «para pedir a todos y para todos, nunca para él». De ahí la fuerza de su petición en amplitud y en profundidad. De ahí que «nunca se avergüence de pedir».
El superior salesiano también alabó la obra del Padre Ángel, Mensajeros de La Paz, que «se puede comparar con la de los salesianos o los jesuitas», y que levantó con la ayuda de su «excelente equipo de colaboradores y voluntarios».
A su juicio, el libro retrata a la perfección el alma y la vida de este cura «sonriente, pero insistente», a través de historias «llenas de dolor y de esperanza» de personas que encontraron una salida o una nueva oportunidad en la vida por haberse topado con el Padre Ángel.
De él dijo Artime, recogiendo una metáfora del libro, que nació en plena guerra civil protegido en el vientre de su madre y, quizás por eso, «dedicó su vida a proteger a los más débiles desde el vientre protector de Mensajeros de La Paz». A cambio, se convirtió en un «cura muy querido en todo el mundo, porque lleva en el corazón a los necesitados».
Ángel F. Artime concluyó, congratulándose de que el libro esté siendo ya un bestseller, que ya va por la segunda edición, porque es «una bellísima manera de presentar la persona y la obra de este asturiano universal».
La autora, Lucía López Alonso, subrayó que su libro no es una biografía al uso, sino la plasmación escrita de un conjunto de fotografías que acompañan al Padre Ángel. «Testimonios de personas que se quedaron atrás y que, gracias a él, volvieron al camino de una vida digna, porque, para él, los últimos son los primeros».
Según Lucía, el padre Angel da suerte y ha convertido su iglesia de San Antón, abierta 24 horas, «en un imán para las personas que perdieron la esperanza, porque es un templo de inclusión, un centro social, sanitario y hasta recreativo, amén de religioso».
A su juicio, el Padre Ángel, que quiso ser otro Don Bosco, se convirtió en «un defensor de los derechos humanos, referente de paz, popular e influyente, que sabe denunciar sin condenar y pedir sin exigir». Un cura «siempre atado a los humildes y, al mismo tiempo, un rebelde y un profeta».
Cerró el acto el protagonista del libro, que se mostró «feliz y emocionado» de estar presentando el libro en Roma y al lado del Rector Mayor de los salesianos, al tiempo que aprovechaba, como suele hacer a menudo, para ensalzar a las madres de los santos y de los grandes personajes.
Por eso, citó a Mamá Margarita, la madre de Don Bosco, a la que le tiene dedicado un altar en la iglesia de San Antón, a la madre de Artime, que cumple los 80, y a su propia madre, Amalia, que este año cumpliría los 100.
Para quitarse importancia, como siempre hace, aunque quizás por eso es más reconocido. Como le decía en la visita de cortesía el neocardenal Rosa Chávez de El Salvador, «Ángel, no sabes bien lo que has hecho en El Salvador; Monseñor Romero te bendice desde arriba». No hay mejor bendición para el cura humilde y rebelde que la de San Romero de América, otro de sus referentes.