Julia Merodio nos invita a ponernos en manos de María, para que sea ella quien nos consuele y sane de tantos sufrimientos y heridas que llevamos en el corazón, y nos ayude a resucitar a una nueva vida
(Paulinas).- Este Vía Crucis tiene algo especial, pues nos lo cuenta María, que acompañó a Jesús durante su pasión y muerte y, a su lado, vivió su propio vía crucis.
La autora pone voz a María de Nazaret, nuestra Madre, que nos dice:
«Terminaba la mañana, cuando mi hijo ascendía, cargando con el palo horizontal de la cruz, para unirlo al que ya le esperaba en la cumbre del monte Calvario. A su lado viví mi propio Vía Crucis.
Por eso, hoy quiero vivirlo con vosotros, pues sé que si yo pasé por el dolor que supone seguir a un hijo hasta la muerte, seré capaz de entender el sufrimiento de tantos padres y madres que pasan por lo mismo».
María recorre, por lo tanto, cada una de las quince estaciones con nosotros, recreando aquellos momentos difíciles, dolorosos, para que los revivamos y los actualicemos en nuestro mundo de hoy, intentando comprometernos para revertir tanta exclusión, marginación y desconsuelo.
Julia Merodio nos invita a ponernos en manos de María, para que sea ella quien nos consuele y sane de tantos sufrimientos y heridas que llevamos en el corazón, y nos ayude a resucitar a una nueva vida.
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