Francisco es un Papa eléctrico, que genera campos magnéticos de atracción y destrucción, pero sobre todo es un catalizador de energía positiva
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(José M. Vidal).- El Papa Francisco lleva cinco años empeñado en la reforma titánica de la Iglesia. ¿De qué reforma se trata? ¿Está siendo un éxito o, más bien, un fracaso, como dicen algunos? ¿Quiénes son los enemigos del Papa? ¿Por qué se oponen a sus reformas? ¿Qué argumentos utilizan? A éstas y otras preguntas de calado respondieron a dúo un cardenal y un periodista, en la presentación del libro del Papa, titulado ‘En tus ojos está mi Palabra’ (Publicaciones Claretianas).
Mano a mano, primero el cardenal Osoro y, después, Antonio Spadaro, el director de La Civiltá Cattolica, la revista de cabecera de la Compañía de Jesús, centraron la figura del Papa, yendo a sus raíces. Porque el libro, un grueso tomo de 1.176 páginas, que pesa 1,5 kilos, recoge más de doscientas intervenciones públicas (homilías, discursos y mensajes) del entonces arzobispo de Buenos Aires. Con un prólogo, en forma de entrevista del propio Spadaro.
No es de extrañar que el cardenal Osoro se declarase «cogido por el libro» dede el primer momento, porque «no sólo es un libro de cabecera, sino que, además, convierte». Un libro que, a juicio del cardenal que mejor representa el espíritu de Francisco en España, «parte de una totalidad: la oración total de su vida; su vida entera puesta en su palabra».
Por eso, sus homilías tienen «estructura de diálogo y unen los corazones del que habla con los de los que escuchan». Y es que, según Osoro, «el Papa, en las homilías, predica con todo su ser y une manos, corazón y vida en un marco de una Iglesia madre».
Porque el arzobispo de Madrid está convencido de que eso (madre) es lo que tiene que ser la Iglesia. Por eso, dice «no a la Iglesia que riñe o a la Iglesia que anda a la caza para coger a alguien en un renuncio». La Iglesia debe ser, por el contrario una madre que atrae y que, al igual que los discípulos de Emaús, consigue cambiar la dirección de las vidas de las personas.
A la luz de las homilías del Papa, Osoro extrae lo que considera elementos constitutivos de una auténtica acción pastoral y de un buen pastor. El primero es «tener mansedumbre pastoral». No maltratar al pueblo, sino tratarlo con la «mansedumbre, que implica constancia y fortaleza».
El segundo elemento del buen pastor es, para Osoro, «el saber estar». Un elemento que el papa explica a través de la figura de María, la que está, la que se pasa la vida estando al lado de Jesús en la cruz, en las bodas de Caná, en el Gólgota, en el Cenáculo… «La Virgen está y consuela». «¿Los pastores somos consoladores?», se preguntó el arzobispo de Madrid, del que dicen que llega tarde a las citas, porque le engancha la gente, se detiene con ella y trata de darles consuelo y esperanza antes sus heridas, problemas y desencantos.
El tercer elemento del buen pastor consiste precisamente en «entregar propuestas de justicia y amor en un mundo desencantado, con gestos y palabras que marquen rumbo y dirección». Y eso implica ser «provocares del cambio, en vez de ser llorones y negativos, como solemos ser en ocasiones».
Un cambio que se concreta en «construir parroquias y familias que sean centros de amor solidarios, cálidos y participativos. Eso es lo que el Papa llama construir sobre roca y con una sabiduría que engloba tres características: Conocer más, gustar más y elegir un rumbo«.
De ahí que, según Osoro, «en este momento de la historia, para el Papa, evangelizar es construir la cultura del encuentro y ser proactivos». Y el cardenal de Madrid se aplicó el cuento o lo aplicó a la Iglesia española. «La tentación de la Iglesia española en estos momentos es ser reactiva. El Papa, en cambio, nos pide que seamos proactivos y que abracemos de verdad la cultura del encuentro».
Spadaro, «uno de los más finos analistas del pontificado de Francisco»
El jesuita Antonio Spadaro, director de la Civilta Cattolica, se ha convertido no sólo en el primer periodista y en el que más veces ha entrevistado al Papa, sino también en su observador y «uno de los grandes analistas de su pontificado», como resaltó, en su presentación, el director de Publicaciones Claretianas, Fernando Prado.
Porque no sólo le observa y le acompaña en todos sus viajes, sino porque, además, «comparte con el Papa la misma raíz ignaciana». Los dos son jesuitas y tienen «sintonía vital». Por eso, algunos le llaman «el oráculo» y otros, «el portavoz oficioso de Francisco».
Desde esa sintonía y desde el privilegio del contacto estrecho y continuado con la fuente papal, el jesuita italiano dictó una conferencia magistral en el fondo y en la forma. Dice mucho y lo dice bien, incorporando, incluso, el formato del diálogo con el público durante su exposición.
Como prologuista, asegura que la importancia del libro reside en que «el período de Bergoglio como arzobispo de Buenos Aires es el laboratorio de su pontificado» y, de hecho, Spadaro, al leer dos veces seguidas todos los documentos del pastor bonaerense, descubre con facilidad que «los temas que narra como Papa nacen hace muchos años».
Es decir, se palpa la continuidad en las ideas y propuestas de Francisco, pero también su maduración. Una maduración que, a juicio de Spadaro, se debe a que «el Papa está en continuo contacto con la gente». Por eso, el libro «es como una película cuyas fotografías estaban hechas desde hace mucho tiempo».
-¿Querrá el Papa publicar este libro o no?, se preguntaba Spadaro, antes de acometerlo, y, como tiene acceso, a la fuente, se lo preguntó directamente.
-Santidad, hace falta publicar el flujo de su inspiración pastoral. Tenemos que hacerlo.
-Veremos contestó entonces.
Al poco tiempo le llamó y le dijo:
-Pensé lo que me dijiste. Lo puedes hacer el libro.
-Entonces, tenemos que conseguir que la gente entienda el contexto.
Y de ahí nació la conversación de Spadaro con el Papa sobre su vivencia del ministerio pastoral de Bergoglio como párroco y como obispo. Porque, nuestro pasado contiene el paso de Dios en nuestras vidas y, a través de él, podemos ver como Dios nos ha guiado» y «cómo se fue formando el pensamiento del Papa a la luz de los grandes desafíos de la fe y de la sociedad». De ahí que el libro «ayude a interpretar al Francisco pontífice y las claves para entender los grandes temas que propone».
5 años de pontificado
En contra de los que sostienen que todos los Papas son iguales y hay una continuidad lineal entre ellos, Spadaro asegura que la Iglesia de Pablo VI era distinta de la de Juan Pablo II y la de Francisco, diferente de la de Benedicto.
¿Qué diferencia a la Iglesia de Francisco de las de épocas anteriores?
Primero, que «la Iglesia está viviendo un cambio profundo». Segundo, que «francisco es el primer papa que no vivió el Concilio en primera personas, pero sintió la necesidad de recuperar el espíritu del Vaticano II y ponerlo en práctica». Porque, a su juicio, «el Vaticano II no ha sido bien digerido». Además, hace 50 años que se celebró y, en este tiempo, tanto la sociedad como la Iglesia han cambiado y mucho.
¿Está cambiando Francisco la Iglesia y cómo?
Según Spadaro, en profundidad. En contra de los que examinan los cambios solo desde la óptica sociológica y reducen la reforma de Francisco a la de la Curia, el jesuita se lo preguntó al Papa:
-¿Quiere hacer la reforma de la Curia?
– La reforma de laCuria sólo puede ser la expresión de una reforma más interior de la Iglesia.
-¿Quiere hacer la reforma de la Iglesia?
-No. Sólo quiero poner a Cristo en el centro de la Iglesia. Y si Él está en el centro, el Espíritu Santo reformará la Iglesia.
De hecho, si Bergoglio elige el nombre de Francisco no es sólo por la pobreza del santo de Asís, sino también por su reforma espiritual de la Iglesia. «Francisco quiere ser el albañil de la Iglesia. Quiere una reforma espiritual de la Iglesia, porque eso es lo que va al fondo».
Para esa reforma en profundidad, Francisco «ha convertido a la Iglesia en un gran laboratorio teológico y eso, a veces, se plasma en una áspera confrontación y, otras veces, no». La consecuencia es que en la Iglesia actual «hay tensiones eléctricas positivas y negativas». Y, por eso, el pontificado de Francisco, según Spadaro, «no es ni ‘light’ ni ‘nice’, sino dramático».
Los cardenales ‘resistentes’
En medio de estas tensiones eléctricas, los cardenales están llamados de defender al Papa. Muchos lo hacen. Entre ellos, Osoro, que «todos sabemos bien que lo hace». Pero, añadió el jesuita, «hay otros que no lo defienden ni tiene con él una relación de confianza». De hecho, el propio Francisco «tuvo que desmentir a varios cardenales», que no sólo expresan opiniones personales, sino que, ademas, le hacen decir al Papa lo que él no dijo.
¿En qué se basan las críticas a Francisco?
El fondo de la cuestión es teológico y depende de la respuesta que se le dé a la pregunta de «si Dios está activo y actuando en el mundo». Ante esta cuestión, algunos cardenales «creen que el mundo es malo y que Dios se ha retirado de él y, por lo tanto, la Iglesia también debe retirarse, para no mancharse y mantenerse pura».
En esta óptica, «el cristianismo estaría conformado por pequeños grupos de personas puras y convencidas, que defienden la verdad». Pues bien, «esto es lo contrario de lo que piensa Francisco, que quiere una Iglesia «de puertas abiertas» y unos creyentes «siempre en contacto con las plazas y con las calles».
¿Por qué?, pregunta Spadaro al público. Hay diversas respuestas y el jesuita concluye: «Para que el Jesús que está dentro pueda salir fuera. La Iglesia debe estar en la calle». Y para explicar qué es la Iglesia de Francisco y cómo debe actuar, utiliza dos metáforas: el faro y la antorcha.
«La Iglesia más que un faro que da luz pero permanece estático y siempre en el mismo lugar, es una antorcha, que se mueve y compaña a las personas».
Conclusión: «Las resistencias a Francisco proceden de los que creen que la Iglesia debe estar quieta como un faro y no debe posicionarse en diálogo profundo con la realidad». Por eso, Spadaro asegura que «las reacciones de los resistentes no son contra Francisco, sino contra el espíritu del Concilio»
Excepto algunos eclesiásticos ‘resistentes’ a las reformas, la verdad es que Francisco actúa sobre las personas en general como un imán. «Francisco es un Papa eléctrico, que genera campos magnéticos de atracción y destrucción, pero sobre todo es un catalizador de energía positiva». Un Papa que «suscita energías positivas». Y Spadaro pone algunos ejemplos: Laudato Sii, Colombia, Cuba, Bangladesh…
¿Cuál es el programa del Papa?
«No existe la Iglesia de Francisco. El Papa es el jefe y, a la vez, el hijo de la Iglesia. La Iglesia está en salida y cambian algunas perspectivas». Por ejemplo, el que los cristianos están llamados a ser «levadura en la masa». O la simplificación del centro romano, para «eliminar los elementos del imperialismo que el pontificado había heredado del emperador romano».
Una vez más en contra de los lugares comunes, Spadaro sostiene que «el Papa no tiene un programa» y «toma las decisiones por discernimiento», lo cual «elimina cualquier programa rígido». Y «tampoco tiene despacho; toma sus decisiones en la capilla».
Dicho con otro símil muy hispano: «Francisco no es el Don Quijote de la reforma de la Curia». Más bien, la imagen que el propio Papa utilizó, para referirse a la reforma curial, fue la de limpiar una esfinge con un cepillo de dientes.
En esta tarea, «el Papa sabe que puede cometer errores, al fiarse de sus colaboradores, pero no le duelen prendas a la hora de rectificar y admitir que se ha equivocado». Porque, en definitiva, lo que le importa al Papa es poner en marcha procesos. Y «los procesos cuando más profundos más lentos son, porque la lentitud es proporcional a la profundidad».
¿Cuáles son los éxitos de este pontificado?
«El éxito no forma parte del programa del Papa», dice Spadaro, porque «su modelo es Cristo y el gran éxito de Cristo fue morir en la cruz». Pero sí hay cosas que está aportando a la Iglesia. Y el jesuita cita tres.
La primera es la reforma del papado, porque reinterpreta su propio papel en el seno de la Iglesia y del ecumenismo. «Antes, el papado era un obstáculo para el ecumenismo; ahora, es la motivación. Todos los líderes cristianos quieren reunirse con él y sienten que, con suma naturalidad, Francisco es un primado de la caridad y un referente para todos los cristianos».
La segunda aportación exitosa de Francisco es «colocar la sinodalidad en el centro de la Iglesia». Y la tercera es «haberse convertido en el único líder moral del mundo». De todas formas, a juicio de Spadaro, «el pontificado de Francisco no es un pontificado de frutos, sino de semillas», concluye el ponente, que recibe una ovación de gala. Se puede explicar el pontificado de Francisco más alto, pero no más claro.