Imponer un impuesto sobre las propiedades eclesiásticas socava el carácter sagrado de Jerusalén y pone en peligro la capacidad de las iglesias para llevar a cabo su ministerio en esta tierra
(AICA).- Los jefes de las iglesias de Jerusalén protestaron por la intención declarada por el municipio de Jerusalén de imponer impuestos municipales sobre las propiedades de las iglesias. Esto -dijeron- contradice la posición histórica entre las iglesias y las autoridades civiles a lo largo de los siglos».
Los jefes de las Iglesias y de las Comunidades Eclesiales presentes en Jerusalén, emitieron un comunicado el 14 de febrero, en el que explican las razones de su clara y compartida oposición a las nuevas medidas fiscales tomadas por los políticos y administradores israelíes de la Ciudad Santa.
«Las autoridades civiles -dice el comunicado- siempre han reconocido y respetado la gran contribución que las Iglesias cristianas han ofrecido a la comunidad a través de las obras -hospitales, escuelas y hogares- financiados especialmente en favor de los desfavorecidos y los ancianos. El proyecto para imponer un impuesto sobre las propiedades eclesiásticas -dicen los jefes de las Iglesias de la Ciudad Santa- «socava el carácter sagrado de Jerusalén y pone en peligro la capacidad de las iglesias para llevar a cabo su ministerio en esta tierra», en beneficio de sus comunidades y de las comunidades cristianas en todo el mundo
Los jefes de las iglesias de Jerusalén invitaron al municipio de Jerusalén a volver sobre sus pasos y a revisar sus decisiones en materia tributaria para salvaguardar el «status quo», el conjunto de reglas y costumbres en las que se basa la coexistencia de las diferentes comunidades religiosas en Jerusalén, y a no perjudicar el perfil y la naturaleza de la Ciudad Santa».
La declaración, difundida por los canales oficiales de las Iglesias, está firmada por trece jefes de iglesias y comunidades cristianas presentes en Jerusalén. La lista de signatarios está encabezada por Teófilo III, patriarca greco ortodoxo de Jerusalén, y también por al arzobispo Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del patriarcado latino de Jerusalén, el padre Francesco Patton OFM, custodio de Tierra Santa, y Mons. Georges Dankaye, Vicario patriarcal del Patriarcado católico armenio.