Francisco nombra a Peter Comensoli arzobispo de Melbourne

Este es el hombre elegido por el Papa para reconstruir la Iglesia australiana

Conoce de primera mano los horrores de los abusos: un primo sacerdote fue condenado por pederastia

Este es el hombre elegido por el Papa para reconstruir la Iglesia australiana
Monseñor Peter Comensoli, el arzobispo electo de Melbourne

Coleridge: "Tiene una buena mente, una personalidad atrayente y el sentido pastoral fuerte que hace falta en nuestra diócesis más grande en un momento complejo como este"

(Cameron Doody).- El hombre que el Papa ha elegido como nuevo arzobispo de Melbourne, Peter Comensoli, es tan de las periferias que admite que ni siquiera conoce las calles de la que será su nueva ciudad.

Tampoco, el deporte que se juega en la capital del Estado de Victoria -el fútbol australiano- siendo más un hombre del rugby, lo que juegan en Nueva Gales del Sur. Pero es que esta distancia del centro y tradiciones del catolicismo australiano jugará a su favor en el que será sin duda el gran reto de su nuevo ministerio: el de liderar la reconstrucción de una Iglesia azotada sin piedad durante los últimos cuarenta años por las presiones desde Roma, el escándalo de los abusos sexuales y la sombra del cardenal George Pell.

La Santa Sede anunció hoy que el Papa había nombrado a la sede melburniana a Comensoli, el hasta ahora obispo de Broken Bay, una pequeña diócesis en el norte de Nueva Gales del Sur compuesta por solo cuarenta parroquias y poco más de 200.000 fieles. Comensoli reemplazará así al arzobispo Denis Hart, de 77 años.

Y es que Comensoli, en Broken Bay desde 2014, será el primer arzobispo de Melbourne de fuera del Estado de Victoria desde 1967, y como tal representa todo un cambio de paradigma en la es con diferencia la diócesis australiana más grande por número de fieles, con 1,1 millones de almas.

El nuevo prelado de Melbourne apenas figuraba en las quinielas. Los observadores de la Iglesia australiana miraban más para el cargo, por ejemplo, al arzobispo de Brisbane y presidente de los obispos australianos, Mark Coleridge, o al arzobispo de Canberra, Christopher Prowse.

Pero Comensoli tiene al menos dos cosas que Coleridge y Prowse no tienen: tiene solo 54 años, con lo que le quedan dos décadas para estas labores de la reconstrucción de la Iglesia australiana, y eso con la experiencia con la que ya cuenta; y su imagen no se ha desgastado tanto como las de sus colegas en el curso de la Real Comisión sobre Respuestas Institucionales al Abuso Infantil, la gran investigación del Estado australiano sobre la pedofilia que le sacó los colores a una jerarquía falta de comprensión y rapidez a la hora de abordar los abusos sexuales del clero.

Y eso a pesar de que Comensoli ha experimentado el horror de los abusos en sus propias carnes, ya que su primo, también cura, –del mismo nombre que el nuevo arzobispo– fue hallado culpable 2016 de abuso sexual de tres menores.

Monseñor Comensoli


Es cierto que Comensoli no es la elección profética que hubiera sido, por ejemplo, la de Vincent Long, el actual obispo de Parramatta y el más activo de en la defensa de las causas sociales. Pero también lo es que Comensoli no es ningún burócrata. 

Su juventud y su credibilidad pública no son las únicas cualificaciones que tiene Comensoli. Como miembro y desde noviembre Presidente de la Comisión de los obispos australianos para la Vida, Familia y Participación Pública, está más que informado sobre los cambios políticos, económicos y culturales que la sociedad australiana ha experimentado en los últimos años, incluyendo el secularismo que va cada vez más en aumento, en mayor parte debido a los escándalos eclesiales.

El arzobispo-electo es también un académico y un pastor muy de molde del Papa Francisco, habiendo escrito una tesis doctoral sobre la teología de la discapacidad. E igual de importante es que, muy de acuerdo con el Papa no para de pedir de los clérigos del mundo, no está muy interesado en el «carrerismo»: Comensoli es uno de los pocos miembros de la jerarquía australiana que estudió en una universidad secular (empresariales), trabajando incluso durante cuatro años en el mundo de las finanzas.

Y es que esta sensibilidad al mundo, por un lado, y a las necesidades de los fieles, por otro, es lo que resalta de las reacciones al nombramiento de Comensoli. Monseñor Coleridge, por su parte, declaró que el nuevo arzobispo tiene «una buena mente, una personalidad atrayente y el sentido pastoral fuerte que hace falta en nuestra diócesis más grande en un momento complejo como este». «Es un hombre que puede escuchar y un hombre que puede hablar no solo a la gente católica, sino también a la comunidad más ampliamente», prosiguió el presidente del episcopado.

Un reto el de llegar a la gente tanto dentro como fuera de la Iglesia que Comensoli, a juzgar por su primeras declaraciones públicas, acepta con gusto, junto con el reto de reparar a la Iglesia australiana tras el escándalo de abusos y el de «corregir las injusticias del pasado y asegurarme de que el futuro sea muy diferente».

El arzobispo electo ha declarado que pone su nuevo ministerio bajo tres signos: el cariño, la misericordia y la alegría. «Como pastor según el corazón de Jesús, el Señor espera que me acerque a todos con una valentía evangélica», ha afirmado Comensoli. Y ciertamente, esa valentía le hará falta en su nuevo ministerio. Sus fieles no esperarán nada menos de él.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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