"¿Respaldará su manifestación para que les llegue el tren?"

Aradillas: «¿Al ‘obispo de Guadalupe’ le importa el progreso y bienestar de los extremeños?»

"Con los pueblos no se puede jugar o adormecerlos con vanas promesas"

Aradillas: "¿Al 'obispo de Guadalupe' le importa el progreso y bienestar de los extremeños?"
El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Agencias

No me cabe duda que, pastoreado parte del pueblo extremeño -31 parroquias con la de Guadalupe incluida-, no faltará a la cita episcopal el arzobispo de Toledo por las calles de Madrid

(Antonio Aradillas).- En el caso extremeño no se trata ni solo ni fundamentalmente del ferrocarril o «medio de transporte que circula sobre raíles, formado por varios vagones arrastrados por una locomotora». Se trata además, de cuanto es y significa hoy el tren, con expresiones y símbolos de desarrollo, tan elocuentes y enraizadas en el pueblo, como las adjetivaciones de «alta velocidad», «exprés y expreso», «rápido», «a todo tren», «de largo recorrido», «estar como un tren», o «como para parar un tren»… En cada uno de estos términos destaca, por encima de todo, la idea de la felicidad, del progreso, del bienestar, de las necesidades materiales y culturales cubiertas y el futuro asegurado, trabajo, valoraciones personales e internacionales propias de la España de las Autonomías y de la solidaridad, del rotundo «no» a la pobreza integral y al paro.

Y el hecho es que, pese a asentarse en el territorio extremeño una central nuclear,- Almaraz- con dos grupos, y los más grandes embalses generadores de energía eléctrica de España, Extremadura no dispone todavía de un solo kilómetro de ferrocarril electrificado.

Ante tan deshonesto, injusto, insolidario e indecente panorama, por fin los extremeños han decidido encarrilarse en los próximos días masivamente a Madrid, capital de la España de las Autonomías para expresar en «castúo» -» modalidad lingüística extremeña»-, reivindicaciones elementales y ofensivas, tanto personal como colectiva e institucionalmente. Desde el hondón de la humillación en la que vive el pueblo, en el que otrora nacieron los «dioses» que conquistaron y evangelizaron otros mundos, ni siquiera reclaman la instalación del AVE, sino que se conformarían por ahora, con cualquier otra modalidad ferroviaria, pero siempre y cuando no se averíen sus máquinas y deje «tirados» a sus pasajeros en plenas dehesas, a la espera de ser socorridos por autobuses y transportados a la estación más próxima del trayecto.

Extremadura -los extremeños- están a la cola de cualquier escala de valores que expresen los propios y específicos del desarrollo. Recientemente se hizo noticia internacional el dato de que los pueblos -municipios, más empobrecidos de Europa -sí, de Europa- están ubicados en la provincia de Badajoz, con Zahínos a la cabeza de los mismos. Tan solo, y dramáticamente, en las listas del paro campean los extremeños, por desidia, conformismo, resignación, abandono de sus políticos o por lo que sea.

Por si algo le faltara a Extremadura, como solemne, popular e intolerable indicativo de la marginación humillante, incomprensible y aberrante a la que está sometida como Comunidad Autónoma, se hace notar la consideración «religiosa» -católica y apostólica-, de que su misma patrona celestial, la Santísima Virgen de Guadalupe, con su Puebla, santuario y monasterio, pertenece administrativamente a la diócesis «primada» de Toledo, en Castilla La Mancha-, y no a alguna de las tres diócesis extremeñas. La ocurrencia es tan rara y extraña, que se necesitarían muchos folios y piedad para lamentar este pecado institucional de tanta gravedad que se sigue cometiendo, con el asentimiento de la Conferencia Episcopal, y suyo único responsable de tamaño desaguisado es el «Primado de las Españas», con sede en la metropolitana de Toledo.

Autoridades, asociaciones y el pueblo-pueblo de Extremadura preparan, como corresponde, el rosario de sus reivindicaciones para cantarlo, rezarlo, salmodiarlo y vociferarlo, cargados de razón y con sudores y lágrimas, pero esta vez, con la casi certera convicción de que serán escuchadas sus voces en Madrid, en el resto de España y hasta en Hispanoamérica. Con los pueblos, y más si estos son y se sienten humillados y humildes, no se puede jugar o adormecerlos con vanas promesas. El «castúo», registra palabras, gestos y comportamientos, doctos y educados, de fácil y comprensible inteligencia, con exigencias y reclamos de veracidad y compromiso.

Y ahora, unas preguntas, indiscretas para algunos pero discretísimas para los más: ¿Prepararon ya los obispos extremeños sus atuendos y símbolos pastorales para hacerse presentes en la manifestación reivindicativa de Madrid? ¿Adoctrinaron con homilías y Cartas Pastorales a sus diocesanos, con el fin de que el traslado a la capital de España tenga características de peregrinación social y religiosa, con indulgencias o sin ellas?

No me cabe duda que, pastoreado parte del pueblo extremeño -31 parroquias con la de Guadalupe incluida-, no faltará a la cita episcopal el arzobispo de Toledo por las calles de Madrid. El Secretario de la Conferencia Episcopal Española, de nacencia extremeña, estará libremente dispuesto a contestar las preguntas, discretas o no tanto, que los medios de comunicación social «formulen al efecto», sobre todo las relacionadas con la ex céntrica situación castellano-manchega de la Patrona de Extremadura. ¡Que así sea!

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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