José Alegre Vilas

A propósito del documento «Ordo Virginum»

La formación de las mujeres consagradas

A propósito del documento "Ordo Virginum"
José Alegre Vilas

No parece fácil la garantía de una formación, de una atención especial a las mujeres consagradas en la vida de la Iglesia. Y más cuando, en general falta la conciencia del valor eclesial que puede aportar la existencia de esta consagración

(José Alegre Vilas).- Durante el verano suelen venir al monasterio algunos sacerdotes, de arciprestazgos o parroquias, para preparar el curso. Uno de estos grupos me invitó a hacerme presente para mostrarme sus proyectos, que giraban todos ellos en torno a la vida de grupos parroquiales: catequesis, caritas, formación, liturgia…

Yo les pregunté si habían pensado en dedicar tiempo a diálogos, entrevistas con personas con el objetivo de orientarlas concretamente para que profundizasen en su fe y se prestaran a participar activamente en la vida de la parroquia. Como agentes de pastoral. De momento quedaron silenciosos, para decirme a continuación que no lo habían considerado.

Esta breve anécdota me ha venido a la memoria al leer el documento «Ordo Virginum» y advertir un interés especial por la formación de las Vírgenes Consagradas, y cómo subraya de manera particular la responsabilidad del obispo de cara a esta formación de la Vírgenes Consagradas,

«llamadas a reflejar en su vida la caridad que es principio de unidad y santidad del cuerpo de la Iglesia, las mujeres que reciben esta consagración permanecen radicadas en la porción del pueblo de Dios donde viven y donde ha tenido lugar su consagración. Están unidas a la Iglesia por un vínculo especial de amor y recíproca pertenencia. En sus diversos componentes, la Iglesia particular está llamada a acoger la vocación de las consagradas, a acompañar y sostener su camino…son dones para la evangelización, la edificación de la comunidad y la misión eclesial. (nº 42)

Pero viendo como se desarrolla la vida pastoral hoy día, la escasez de sacerdotes, el ritmo de la vida… y cuando, aunque a escala universal haya en estos momentos 5000 vírgenes consagradas, la realidad es la existencia de un mínimo número en las Diócesis, y donde las haya. Y esto no favorece esa atención personal. Sin embargo, el panorama que refleja el Documento de la Santa Sede, y como muestra o sugiere este nº 42, puede ser interesante para la vida pastoral de las Diócesis, parroquias… la aportación de las vírgenes consagradas

Pero volviendo al tema de la atención personal pastoral y espiritual que parece situarse en niveles bajos no parece fácil la garantía de una formación, de una atención especial a las mujeres consagradas en la vida de la Iglesia. Y más cuando, en general falta la conciencia del valor eclesial que puede aportar la existencia de esta consagración.

Por otro lado, el itinerario que marca el Ordo es interesante:

Ya que se trata de favorecer el desarrollo de la capacidad de interpretar la realidad según criterios evangélicos, el itinerario de formación deben prever como elementos irrenunciables: la formación teológica, cultural y pastoral… mediante el estudio personal y los encuentros formativos también con expertos, ampliada y profundizada constantemente, la experiencia espiritual, como la oración personal y litúrgica, el camino penitencial, retiros y ejercicios espirituales, que mantienen a la persona en una actitud de escucha atenta y búsqueda constante de la voluntad de Dios; inserción en un tejido de relaciones eclesiales, que favorezca el crecimiento integral de la persona (nº 78)

En todo caso, quizás se vea como más factibles encuentros de formación con ponencias dirigidas a este objetivo. En este sentido ha llegado a mis manos una ponencia de Mons Manuel Sánchez Monge, obispo de Santander: «María, Ideal de santidad, modelo para la virgen consagrada. Con dos partes muy interesantes:

I. La santidad e Dios y la santidad de los hombres

II. María, la toda santa y la santidad de las vírgenes consagradas

Con numerosas referencias a los Santos Padres de la Iglesia, así como a las enseñanzas y exhortaciones de los Papas a partir de la celebración del Concilio VaticanoII.

Un documento del obispo de Santander de gran belleza y muy sugerente para un camino de formación.

Quizás un buen camino puede ser encuentros con ponencias de este nivel, que podrían completarse más fácilmente a lo largo del año completando con las otras dimensiones de la formación que alude el Documento: oración, liturgia, sacramentos, retiros… con otros agentes de pastoral.

En cualquier caso, cuando en nuestra sociedad se están apagando muchas «luces», es digno de una alabanza y una buena acogida, que se enciendan estas pequeñas «luces» que abren a nuevas esperanzas.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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