Josep Miquel Bausset

El Abad Oliba

Aniversario de la muerte del fundador de Montserrat

El Abad Oliba
Josep Miquel Bausset

Renovador de la vida eclesial desde los monasterios de Ripoll y de Cuixà, y un hombre de diálogo, defensor de los más débiles y promotor de la paz y padre de la Patria en la Cataluña naciente

(Josep Miquel Bausset).- Cada 30 de octubre los monjes de Montserrat recordamos con gratitud al Abad Oliba, en el aniversario de su muerte, ya que fue el fundador de nuestro monasterio y un precursor de la democracia parlamentaria.

En la historia de los pueblos, en medio de pequeñas claridades o de grandes oscuridades, siempre ha habido unos determinados personajes que han condicionado la sociedad y la han conducida, de manera irreversible, por caminos de diálogo y de paz. Entre estos personajes sobresale, sin ninguna duda, la gigantesca figura de Oliba de Cerdanya, en el siglo XI, elegido el 1008 Abad de los monasterios de Santa María de Ripoll y de Sant Miquel de Cuixà, vacantes en aquellos momentos por la muerte de sus respectivos abades.

Oliba fue un gran líder espiritual y un excelente consejero político, que favoreció la vida intelectual, con la creación de scriptoriums y de bibliotecas, y que impulsó y difundió la «Pau i Treva de Déu», es decir, la Paz y Tregua de Dios. También propagó el arte románico y dio nueva vida a la montaña de Montserrat, con la fundación de nuestro monasterio, sobre el año 1025. Como decía el P. Josep Mª Soler, abad de Montserrat, gracias a Oliba, y «por la gracia de Dios y la oración de Santa María, Montserrat es un foco de vida monástica, abierto y acogedor, un lugar de irradiación del Evangelio, un espacio de servicio a los hombres y mujeres, creyentes o no creyentes, que forman nuestra sociedad»

Bisnieto de Guifré el Pelós, Oliba nació el 971 y fue el tercer hijo de los Condes de Cerdanya y de Besalú. Cuando el año 988 su padre, Oliba Cabreta renunció a los condados para entrar como monje en el monasterio de Montecassino, Oliba, que tenía diecisiete años, le tocó ser conde de Berga y parte del Ripollès. Lo fue hasta el 1002, que con treinta y un años renunció a los condados y a sus bienes personales y entró como monje en el monasterio de Santa María de Ripoll, donde fue elegido abad de este monasterio, y poco después, de Cuixà, el 1008.

 

 

Como padre de la comunidad fomentó la vida religiosa, cultural y artística, ampliando el escritorio, donde se tradujeron importantes manuscritos árabes, griegos y latinos. Del scriptorium salieron además de las famosas biblias minitauradas de Ripoll y de sant Pere de Rodes, los Cronicons Rivipul·lenses, el Carmen Caupidoctoris la Brevis historia monsterii Rivipul·lensis y las diversas redacciones de los Gesta comitum Baccinonensium et regum Aragonum, piezas fundamentales de la historiografía.

Como Abad reformó la vida monástica, intensificando la espiritualidad de los monasterios y preocupándose para mejorar la cultura de sus monjes. Además, Oliba trabajó a favor de la vivencia litúrgica y favoreció la vida eclesial. Como defensor de la justicia, en un contexto donde los excesos de poder eren frecuentes, el Abad Oliba consiguió que los señores devolviesen lo que retenían injustamente. Como promotor de la paz, Oliba tenía la sabiduría de encontrar el punto de concordia entre litigantes, y por eso fue el abanderado en impulsar y establecer el año 1027 en Tolosa, la Paz y Tregua de Dios, destinada a suprimir la violencia en determinados periodos del año, fijados de forma precisa.

Fue el famoso violoncelista Pau Casals quien, en el estreno del Himno de las Naciones Unidas, el 24 de octubre de 1971, hizo referencia a la Paz y Tregua del Abad Oliba. Con palabras sentidas y llenas de emoción, Casals dijo: «Jo soy catalán. Hoy Cataluña ha quedado reducida a unas provincias de España. Pero qué ha sido Cataluña? Cataluña fue la nación más grande del mundo. Os diré porqué. Cataluña tuvo el primer Parlamento, mucho antes que Inglaterra. Y fue en Cataluña donde hubo un principio de Naciones Unidas. Todas las autoridades de Cataluña se reunieron en el siglo XI en Tolosa, una ciudad que hoy pertenece a Francia, pero que antes era de Cataluña, para hablar de paz. ¡Sí, en el siglo XI! ¡Paz en el mundo, porqué Cataluña ya estaba en contra de la guerra, contra lo que las guerras tienen de inhumano!».

El abad Oliba, que en 1025 fundó el monasterio de Montserrat con un grupo de monjes, murió en Cuixà el 30 de octubre de 1046, a los 75 años de edad. El 1034 fue nombrado también obispo de Vic. La carta circular necrológica que los monjes de Ripoll y de Cuixà enviaron a los monasterios, remarcaba como Oliba, a lo largo de su vida, había aglutinado «las almas» de los monjes, como tenía una «caridad eximia» y como era «amable con todos».

 

 

El P. Josep Mª Soler, Abad de Montserrat, ha definido al Abad Oliba como un personaje «renovador de la vida eclesial desde los monasterios de Ripoll y de Cuixà, y un hombre de diálogo, defensor de los más débiles y promotor de la paz y padre de la Patria en la Cataluña naciente». Su testimonio, vivido en un tiempo de cambio cultural y social, nos estimula a vivir el presente de una manera esperanzada y renovadora. El P. Josep Mª Soler, recordando al Abad Oliba que fundó nuestro monasterio, decía también: «Montserrat ha de ser un lugar de acogida de todos, de respeto por cada persona, de encuentro y de diálogo, un lugar de paz y de comunión eclesial».

Ojalá que el recuerdo de la Paz y Tregua del Abad Oliba, haga que nuestro mundo, tan lleno de violencia, reencuentre la paz y la concordia entre hombres, culturas y religiones.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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