"En RD no vamos a olvidar a las víctimas, que hoy se sienten en la Iglesia como descartados"

¿Informar de los abusos del clero es ‘atacar’ a la Iglesia católica?

"No pretendemos atacar a la Iglesia, sino cumplir con nuestra deontología profesional"

¿Informar de los abusos del clero es 'atacar' a la Iglesia católica?
No más abusos en la Iglesia

Si publicamos las noticias negativas de la pederastia clerical no es por atacar ni manchar a la institución, sino por puro criterio de interés informativo

(Editorial de RD).- Arrecian los casos de abusos sexuales, de poder y de conciencia del clero católico en todo el mundo. Incluso en España comienzan a emerger y se espera que, como en el ámbito anglosajón, también en el hispano se produzca una explosión de denuncias, mientras la Iglesia española sigue tomando medidas cosméticas y de cara a la galería.

¿Qué debe hacer un medio de comunicación como el nuestro a la hora de informar sobre esta plaga? ¿Informar de todo, informar selectivamente, o silenciar esa información para no contribuir al mayor descrédito de la institución?

Algunos lectores nos escriben sobre el tema, se quejan de que «damos demasiadas noticias sobre los abusos del clero» y piden que bajemos «el diapasón y el nivel de información respecto a estos casos». Unos pocos nos acusan, incluso, de «atacar a la Iglesia», de «intentar mancharla» y de fijar demasiado el foco en lo negativo, sin resaltar lo positivo.

También, es cierto, recibimos palabras de ánimo e invitaciones a seguir en la brecha de la denuncia por parte de numerosos lectores y, especialmente de las víctimas, que siempre lo son, y que agradecen a «los medios honestos y profesionales, que nos dan voz en un ambiente tan silente y poco solidario a la par que carente de empatía con tanto drama y tragedia humana».

 

Unas cuantas consideraciones al respecto:

1/ Somos una web aconfesional. De ahí que no estemos sometidos a las directrices de la jerarquía, renuente en muchos casos a ponerse abiertamente al servicio del cambio de mentalidad que el Papa Francisco está pidiendo respecto a los abusos: centrarse en las víctimas. La mayoría de los medios católicos de nuestro país continúan guardando silencio sobre esta lacra, unas veces urgidos por los obispos y otras, por sus propios mecanismos de autocensura y autocontrol. Por ahora, obispos y medios confesionales se esconden y siguen anclados en las viejas inercias de tapar y encubrir, y lavar los trapos sucios en casa. Cuando quieran cambiar de dinámica y colocarse al ritmo que marca Francisco de contribuir con valentía a la verdad y a la sanación, posiblemente ya sea demasiado tarde para ellos.

2/ Sin ser confesionales, sí somos un grupo de periodistas católicos laicos que quieren rendir, libre y autónomamente, un servicio importante y necesario para toda la comunidad eclesial (desde la jerarquía hasta el último fiel), que consiste en informar de todo lo que pasa en el ámbito religioso de la forma más profunda y más rápida. Y, por supuesto, de todo lo que pasa en la Iglesia católica, mayoritaria en el ámbito hispano al que nos dirigimos primordialmente y del que proceden la mayoría de nuestros más de cinco millones de visitantes mensuales.

3/ Es evidente que los medios de comunicación nos alimentamos más de lo malo que de lo bueno. Y no por interés malsano, sino porque la dinámica noticiosa se basa precisamente en aquel viejo aserto de que no es noticia si un perro muerde a un hombre. Sí lo es, en cambio, si un hombre muerde a un perro. Es decir, si publicamos las noticias negativas de la pederastia clerical no es por atacar ni manchar a la institución, sino por puro criterio de interés informativo.

 

4/ Está claro, también, que lo negativo llama más la atención y tiende a fijarse más en la memoria selectiva de los lectores. Pero más del 80% de las noticias que publicamos en RD son de carácter positivo y resaltan el buen hacer, la misericordia y la lucha por la justicia y la paz de muchos colectivos eclesiales. Desde curas a frailes, monjas y misioneros, pasando por fieles, parroquias, Cáritas y asociaciones de todo tipo. Damos, pues, muchas más noticias positivas, con especial referencia al ministerio y al magisterio del Papa Francisco y a su primavera.

5/ Hemos lanzado, en este sentido, varias campañas en apoyo del Papa, alguna de las cuales sigue vigente, recogiendo decenas de miles de apoyos a Francisco en ProFrancisco.

6/ No informar de la plaga de los abusos clericales sería tanto como minusvalorar el enorme drama de la pederastia clerical, que, precisamente, se ha agravado, porque muchos, tanto en la jerarquía como en el clero, han optado y siguen optando por esconder, tapar, ocultar y encubrir. Esta vieja dinámica, que tanto daño hizo y sigue haciendo a la institución, sólo puede conducir a nuevas heridas, escándalos y crisis. Demuestra, además, que algunos, víctimas del clericalismo, no han calibrado bien lo que esta plaga significa desde hace décadas.

 

7/ Esta gravísima crisis está golpeando el corazón de toda la Iglesia, provoca una hemorragia constante de fieles que se van asqueados, hace tambalear la fe de muchos católicos sencillos, aparta de la institución, de una manera radical, a las generaciones jóvenes, y conduce a la pérdida total de credibilidad de la institución. La Iglesia tiene que volver a ganarse la confianza de la gente y, para eso, tiene que volver a ser casa segura para todos, especialmente para los menores.

8/ Como suele repetir el Papa, el clericalismo está en la base de los abusos sexuales, de poder y de conciencia. No es una cuestión de homosexualidad o promiscuidad, como apuntan los más tradicionalistas, sino de poder. La única forma que tenemos los medios de contrarrestarlo es la denuncia clara, tajante, radical y total de sus abusos del clero. Porque los abusadores le temen más a los medios que al infierno. Como decía Óscar Wilde, «»todo se trata de sexo, excepto el sexo, que se trata de poder».

9/ No tratamos tampoco de resaltar por encima de todo la pederastia clerical, dejando de lado a la que se da en los demás ámbitos de la vida social. Nos centramos en la clerical, porque somos un medio especializado y centrado en la información religiosa. Por eso, nos fijamos en los abusos cometidos en el seno de todas las confesiones religiosas.

10/ En definitiva, con nuestras denuncias de la pederastia clerical no pretendemos atacar a la Iglesia católica, sino cumplir con nuestra deontología profesional, que nos obliga a contar todos los casos (por mucho que asqueen) y con nuestra conciencia de creyentes, que tratan de comprometerse sólo con la verdad, que nos hace libres. Por eso, no vamos a olvidar a las víctimas, que hoy se sienten en la Iglesia como esos descartados de los que tanto habla el Evangelio de Jesús, y a quienes está recuperando el Papa Francisco.

A los lectores que nos acusan de exhibir demasiado las vergüenzas clericales, tenemos que invitarlos a huir de la dinámica ramplona de ‘matar al mensajero’, que evidencia una falta total de argumentos serios. Si los medios de comunicación publicamos estos casos, es porque existen. Nadie se los inventa. Y, como todo el mundo sabe, lo que se publica es casi siempre sólo la punta del iceberg. El poder clerical, como otros tipos de poder, tiene más miedo a los medios que al mismísimo Satanás. Controlar el poder eclesiástico es uno de los sacrosantos deberes de los informadores religiosos. Que intentamos cumplir lo mejor que podemos y sabemos.

 

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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