Desde la toca de las monjas y los crucifijos, hasta los tatuajes, los emblemas de las tribus urbanas y el velo islámico, la manifestación en la indumentaria personal sólo puede tener como límite el respeto a los demás
Ante el actual debate en torno al uso del velo islámico o yihab por parte de menores en los centros educativos, queremos manifestar nuestra postura desde la Alianza Evangélica Española:
1.- La defensa de la neutralidad política y religiosa en los espacios públicos, con la que coincidimos, no es un obstáculo para la expresión pública de la identidad en la indumentaria personal.
Coincidamos o no con estas expresiones, limitarlas sería atentar contra el derecho a la libertad religiosa o de creencias como derecho personal. Desde la toca de las monjas y los crucifijos, hasta los tatuajes, los emblemas de las tribus urbanas y el velo islámico, la manifestación en la indumentaria personal sólo puede tener como límite el respeto a los demás.
2.- En concreto, imponer a una menor la ausencia de determinada simbología es cuestionar el derecho de sus padres como responsables de su formación.
Mientras los padres eduquen sin infringir la legislación, es su derecho ser los responsables de la educación de la vida de sus hijos. Si entramos a cuestionar determinados valores o simbologías, se abre una peligrosa vía en la que el Estado es quien asume la formación en valores y moral de los hijos, sean los padres agnósticos, ateos, o creyentes de cualquier confesión o ideología.
En el pasado se educó de acuerdo a un nacional-catolicismo, y vemos con preocupación que se tiende a crear un nacional-agnosticismo o un nacional-anti islamismo como pensamiento único en cuestiones de ética y moral.
Por otra parte, también queremos expresar nuestro total rechazo a que el velo o cualquier otra vestimenta se constituyan en una imposición de las familias, o del entorno religioso o social a las mujeres de una determinada confesión o colectivo.
3.- Ante el temor de que se imponga un patrón «islamista» en la vida pública enfatizamos el derecho de los padres de fe islámica a educar a sus hijos siempre que, como cualquier padre, respeten la legislación española; y a la vez creemos que si se asienta el espacio público como aconfesional, ninguna ideología religiosa se adueñará del mismo.
Sin embargo, si en el espacio público se niega la libre expresión de las creencias individuales, se estará de hecho otorgando a la no-religiosidad el dominio de la esfera pública como forma de creencia, algo tan dañino como pueda serlo el control de una determinada religión.
4.- Por último, creemos que es lícito pedir la ausencia de velo islámico en situaciones que infrinjan la ley, como puede ser la ocultación de identidad en el caso del burka (indumentaria que por otra parte es muy diferente al yihab), o si dificulta la visión de la conducción (por poner dos ejemplos de casos de actualidad recientes).
5.- Consideramos que esta cuestión no debe quedar a criterio de cada centro, sino que debe existir un principio común y general para todo el Estado español, ya que no se trata de una cuestión de régimen interno sino de uno de los derechos fundamentales como es la libertad religiosa.
6.- Finalmente, queremos dejar constancia de que esta postura de defensa de los derechos de la fe personal aplicada a los creyentes islámicos residentes en España debería servir de ejemplo, y avergonzar, a los países árabes que impiden e incluso persiguen la expresión pública de las convicciones de los creyentes de las confesiones no islámicas, como es el reciente caso de Marruecos.
Jaume Llena, secretario general
Pedro Tarquis, portavoz
