El Papa Francisco habla de que estamos viviendo esa cultura del descarte. Nos sumamos a este llamamiento de la Iglesia para que las personas sean más bondadosas, más generosas
(Jesús Bastante).- General de un «ejercito de caridad». Renato Lima de Oliveira -o simplemente «Renato vicentino», como prefiere que se le conozca- es el nuevo presidente de la Sociedad de San Vicente de Paúl, una asociación de laicos que practica la solidaridad en 151 países alrededor del mundo y que cuenta con 800.000 miembros.
Hoy nos acompaña Renato Lima de Oliveira.
Buenas tardes.
Buenas tardes.
Bem-vindo.
Muito obrigado, muchas gracias.
Renato es el nuevo presidente internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl. ¿Lo he dicho bien?
Perfecto.
Una sociedad que no es demasiado conocida pero tiene muchísima presencia en todo el mundo. Y muchos millones de socios y de colaboradores.
Primero, gracias por la invitación. Gracias, Jesús. Y perdone mi portuñol, mi castellano que es de Brasil.
Estamos en 151 países. Por ejemplo, llegamos ahora a Sudán del Sur. También llegamos a Surinam y a Mongolia. Son países sin tradición católica. Pero, donde hay una manera de hacer la caridad, donde hay personas de buena voluntad y con ganas de ayudar, ahí hay una semilla de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
Sois como una pequeña ONU. Porque no hay muchas congregaciones ni muchas instituciones del signo que sea, que estén en 151 países.
Es por eso que tenemos una regla. Un libro llamado «Regla», que mantiene la unidad. Nuestros fundadores pensaban mucho en eso. En cómo crecería esta entidad, cómo se desarrollaría sin la existencia de un guía. Por eso tenemos varios artículos, y con ello, una seguridad de que la entidad va a crecer en calidad y en cantidad, dentro del espíritu de nuestros fundadores.
¿Cuáles son esos cuatro o cinco punto claves que pueden definir a la Sociedad de San Vicente de Paúl en su trabajo?
Esa es una pregunta excelente. Somos una comunidad de fieles cristianos laicos, que trabajamos voluntariamente, sin remuneración, por las personas que lo necesitan. Por los pobres, los que pasan una necesidad, los que sufren. A veces no es necesariamente una persona pobre, materialmente hablando. Por ejemplo, tenemos en Francia un trabajo muy lindo de visitar personas en soledad. Personas viudas, o viudos, que viven en un quinto o un sexto piso de edificios antiguos, sin ascensor. Y son los vicentinos los que suben a las casa de esas personas, charlan con ellas y compran en los mercados las comidas, porque esas personas no tienen la energía para hacerlo.
Para hacer la caridad no es necesario tener dinero. Basta tener buena voluntad, tiempo y dedicación. Porque a veces, cuando un servicio es voluntario, las personas no le dan tanta importancia. Al contrario de un servicio rentado, en que somos profesionales, y percibimos un sueldo. Hay que distinguir bien un trabajo voluntario de uno pagado.
Lleváis casi doscientos años trabajando. ¿Cuál es el secreto para durar tanto y no ser una organización que se va diluyendo, sino que se va expandiendo? Porque esto, en la Iglesia no es muy común. Lo es, que haya instituciones que permanezcan durante mucho tiempo, pero no que crezcan.
Es muy difícil. Se me ocurre, por ejemplo, el apoyo de la Iglesia, que es fundamental. Donde lo hay, como en la Sociedad San Vicente de Paúl, la sociedad crece, y crece bien.
En segundo lugar, la oración. El consocio, primero, antes de ir a la persona que sufre, antes de llevar una cesta de alimentos, antes de ir a la casa del pobre, tiene que estar previamente lleno del espíritu. Abastecido espiritualmente.
Pienso que esas cositas pequeñas son las que han mantenido nuestra entidad funcionando. Es un milagro. Tener una entidad en 151 países, con 800.000 miembros: hombres, mujeres y hasta niños adolescentes.
Nuestro fundador está en proceso de canonización. Con lo que ya hay un milagro, y estamos buscando un segundo. Llegamos al Vaticano y lo dijimos: «es un milagro tener un ejército de caridad». Esto, para nosotros es un milagro, pero para el Vaticano es necesaria una cura milagrosa. Y estamos buscando. Tenemos siete casos en estudio. Uno en Venezuela, uno en Portugal, y cinco en Brasil. Los conozco todos y hay una veracidad muy grande.
Un olor de santidad.
Sí. Y espero que durante nuestro mandato tengamos la felicidad de de tener nuestro fundador canonizado. Santo Antonio Federico Ozanam.
Sois un ejército de la solidaridad, como tú has dicho. Estaba pensando, en cuanto has utilizado esa expresión, en el Año de la Misericordia y en los discípulos de la misericordia de Francisco. Pero entiendo que el mensaje y la forma de actuar y de ser de Francisco, casa muy bien con la sociedad de San Vicente de Paúl.
Este Papa es vicentino aunque sea de otra congregación.
Aunque tenga nombre de franciscano y sea jesuita.
Es un Papa vicentino. Porque cuando era obispo en Buenos Aires, él visitaba con los vicentinos. Iba a las casas de los pobres y hacía la bendición e introducía la entronización del Corazón de Jesús en todas las casas. Él conoce bien la sociedad de San Vicente de Paúl. Yo mismo he tenido dos encuentros antes de él ser nombrado Papa. Una vez, cuando cumplimos 150 años de la SSVP en Buenos Aires, en Argentina. Y otra, en una reunión de la Pastoral Social de la Iglesia. Y ahora, en marzo de 2017, tendremos una audiencia privada con él.
Y en el día de nuestra elección, estábamos en Roma y muy cerca de él. Y me presenté. Muy bueno, porque él sabe que soy el primer americano, el primer brasileño que es presidente general. Y como él es argentino y yo de Brasil, en el fútbol tenemos nuestras diferencias. Pero en la Iglesia, no tenemos. Es el continente de la esperanza, como lo llamamos.
Además, por fin, se está comenzando a reconocer el valor y la relevancia que tiene América dentro de la Iglesia. Más de la mitad de los católicos del mundo provienen de América Latina. Y por primera vez, no solo el máximo responsable de los vicentinos, sino el Papa de Roma, están a la cabeza. Se está moviendo algo, no sé si cambiando el centro, pero sí girando hacia lugares que antes eran considerados territorios de misión y que ahora tienen que decir mucho a la vieja Europa.
Es decisión del Espíritu Santo. Seguro que está manejando las cosas para esa parte del mundo. También en los vicentinos tenemos mayoría americana. El 60% de los vicentinos están en América. Y solo Brasil, es responsable de un 35% de todos los grupos, y también de los socios, los consocios y de los voluntarios que pertenecen a nuestra entidad. Era natural en nuestros casi doscientos años de historia, en los que tuvimos un montón de presidentes franceses, después un portugués, César August Núñez Viana, más tarde un español, José Ramón Díaz Torremocha y ahorita terminó el mandato de Michael Thio que es de Singapur.
Entonces, tuvimos un montón de franceses, dos europeos no franceses y ahora un suramericano brasileño. Esta es la historia de los presidentes generales. Pero el presidente general no es ninguna celebridad. Yo soy el mismo consocio Renato, y no puedo dejar mi grupo parroquial. Un presidente general no es tal, si no participa normalmente del grupo parroquial y realiza las visitas. Lo que más me gusta en nuestra entidad SSVP es esa reunión semanal de conferencia y la visita a la casa de las personas, que es la evangelización. Nosotros decimos que es nuestro sacramental. Al visitar al pobre y a la persona que sufre nos realizamos, y es por eso que buscamos nuestra santificación personal por intermedio de la visita a los que sufren.
No es muy común una asociación eclesial compuesta solo por laicos. ¿Cómo es el trabajo con la jerarquía? Porque hasta hace poco tiempo, los laicos éramos vistos cuando menos, con recelo por parte de la jerarquía, si no era capaz de controlar el trabajo de los laicos.
Es una pregunta interesante y graciosa por tu parte porque es verdad. Es otro milagro, también. Somos Iglesia, pero tenemos independencia y autonomía. Esto es otra cuestión que nuestros fundadores siempre han puesto en los libros. Somos Iglesia, pertenecemos a la Iglesia, somos sumisos a la doctrina, aceptamos los cánones, somos sumisos a la liturgia y a las cosas del Vaticano. Jamás iremos en contra de lo que dice la Iglesia. Pero nuestras elecciones, nuestras formas de actuar, nuestras reglas, nuestra manera de visitar a los pobres, nuestro carisma y nuestra identidad sigue como autonómica independencia. Y eso es una ventaja que tenemos, y es una cosa importante, somos Iglesia porque pertenecemos a la Iglesia, pero no somos de la jerarquía de la Iglesia.
Evidentemente, en algún que otro país, puede haber algún problema, pero los problemas son tan pequeños en relación a las cosas buenas que tenemos, que se pasan rápidamente.
También es un buen ejemplo de sinodalidad, ahora que está tan de moda la expresión y tan necesitados estamos en la Iglesia de trabajar todos en conjunto y de ser corresponsables de nuestro trabajo.
En muchas parroquias, los padres dicen que los vicentinos no solo somos el brazo social de la parroquia, sino también el tronco espiritual.
Un vicentino, para hacer la labor de caridad, primero tiene que ser una persona de oración: que vaya a la misa, que reciba los sacramentos, que se confiese… No puede haber un vicentino artificial, que sea solamente práctico para hacer la labor de caridad pero vacío en su parte espiritual. Entonces, ¿cómo los curas saben eso? Porque ven a los vicentinos en la misa, saben quienes somos. Yo soy conocido como Renato vicentino en mi parroquia. Mi apellido nadie lo recuerda.
Muchas veces recibimos donaciones y ellos confían plenamente en nosotros. A veces recibimos un cheque y ellos saben que aquel cheque llegará a donde debe llegar. Saben que vamos a llevar el cheque a la caja del grupo, y que el grupo va a saber aplicar bien esos recursos.
¿Es la primera vez que visitas España como presidente?
Sí, como presidente general. Como católico, tengo muchos amigos aquí. Mi luna de miel fue acá, en el 97. En Madrid y después en Toledo. En un tiempo en que nuestra moneda de Brasil valía alguna cosa. Ahora, un euro está casi a cuatro reales, está imposible.
¿Cuál es la visión que tienes como presidente de la labor que realiza la Sociedad aquí en España?
Aquí no tengo nada que reparar. Está todo en buen camino. La conferencia trabaja muy bien. La conferencia es el nombre que damos a los grupos. Conferencia vicentina, es un nombre antiguo que mantenemos, a pesar de que a veces las personas que lo escuchan piensan que es una charla que alguien va a dar. Pero la mantenemos en respeto a nuestros fundadores.
Los grupos vicentinos son muy buenos aquí, trabajan en todo el país. Tenemos una formación muy buena. Obras mantenidas en varias partes del país. Nuestra sede en la calle San Pedro de Madrid, es muy operativa. Tanto los empleados cuanto los consocios que trabajan allá, son excelentes. No estoy haciéndome el simpático, estoy diciendo la verdad. Porque en algunos países tenemos muchos problemas. Y si tú me preguntas qué tipo de viaje es el que más me gusta hacer, serían viajes de alegría. Pero en muchos países tengo que resolver problemas y no es fácil. Como en cualquier entidad tenemos nuestros problemas.
Y es labor del máximo responsable, también, hacer frente a ese tipo de cosas.
Dices que aquí está todo bien, porque al lado nuestro, aunque no se les ve en cámara, está la responsable de las conferencias en España. No lo dices por eso.
No, claro que no.
De cara al futuro, en esta sociedad en cambio, en esta cultura globalizada en la que el Papa siempre está preocupado con la globalización del descarte, de la insolidaridad, y con esa guerra mundial a trocitos que él denuncia, ¿cuáles son los grandes retos que vosotros, como ejército de misericordia, los vicentinos, planteáis?
Hemos sido afectados directamente por esa cultura del descarte. Porque la sociedad civil cambió, las donaciones bajaron, la forma en cómo la familia hoy existe es distinta. Estamos siendo afectados, está llegando a nosotros esa conformación moderna de la familia y de la sociedad. Las familias son más egoístas hoy, las personas son más individualistas, primero cuidan de sus propios intereses, después piensan en los otros. Nuestro fundador no era así, vivía caminando y donando para las personas.
Hay que rescatar esa caridad, esa limosna importante. El llamamiento que hace el Papa, justamente, nos ayuda. Estamos alineados con la Iglesia. El Papa Francisco habla de que estamos viviendo esa cultura del descarte. Nos sumamos a este llamamiento de la Iglesia para que las personas sean más bondadosas, más generosas. Que encuentren tiempo para la práctica de una acción de voluntariado.
La santa madre Teresa de Calcuta fue designada como patrona del servicio de todo el voluntariado del mundo. Eso es muy importante para los vicentinos. Saber que estamos alineados con cómo piensa la Iglesia.
Una de las cosas que te preocupan, es la participación de los vicentinos, y entiendo que también de los católicos, en la vida pública. Tal vez, no directamente en la participación política representativa, pero sí en el hacer, en el construir sociedad. En el hacer «Política» con mayúsculas.
Por supuesto. Nada adelanta criticar a los políticos. Hablar mal de la política, de los gobiernos, de los diputados y de los senadores o de los consejeros, si nosotros no estamos involucrados para limpiar la sociedad de esta suciedad. Y ahí, Ozanam, nuestro fundador, fue muy feliz. Él también participó de una elección, directamente como tú has dicho. Hay esa cosa directa, y la indirecta. Voy a hablar de la directa.
Deberíamos tener nombres de credibilidad para concurrir a varios casos. ¿Qué cambio sistémico mejor no sería, un hombre o una mujer pública oriundo de la SSVP? ¿De la calidad de las leyes que esa persona va a aprobar en el Parlamento? Serán para los más necesitados. Tener una persona pública ocupando cargos importantes en la sociedad civil, es también una manera de hacer un cambio sistémico en la sociedad, porque las leyes serían favorables a quienes más sufren.
Indirectamente, siendo ciudadanos completos. No podemos ser la mitad. Aquí no tanto, porque es un país desarrollado. Pero hay países en que falta el agua, la luz, calzadas en las calles, y es ahí donde los vicentinos precisan ser la voz de los que no tienen voz.
Muchos vicentinos son apáticos, apartidarios, apolíticos, y eso no contribuye a que logremos las mejorías para nuestros asistidos.
Los vicentinos del s XXI tienen que ser personas distintas de los viecentinos del s XX. El vicentino 1.0 del s XX no es posible. Hay que ser un vicentino 2.0. Un vicentino con una formación más holística, más completa. Y la parte de la visita al pobre no debe ser más, la visita tradicional de dejar un alimento y salir. Hoy tenemos que ver los aspectos psicológicos de la familia, laborales, salud, educación, mucho más. Necesitamos de un material humano, de católicos que puedan venir a la SSVP, que estén más preparados, que vengan con una visión más completa. Porque los desafíos del mundo moderno son de esa naturaleza.
¿Es posible el acabar con ese tipo de injusticia?
Jesús dijo que pobres, siempre vamos a tener entre nosotros de alguna manera. Y no habló de pobres materiales. Habló de, por ejemplo, que tú puedes ser rico económicamente y estar vacío de Dios por dentro. Incluso el Papa Francisco dice que la peor pobreza, es la falta de Jesús en el corazón. Esa frase es fantástica. Yo creo que disminuir esta situación podemos, pero acabar, depende realmente de Dios y creo que eso está en nuestra vida. Si esa situación termina, pienso que llegamos al cielo. Jesús dijo: «pobres, siempre habrá entre vosotros». Es una realidad con la que tenemos que convivir.
Renato Lima de Oliveira, Renato vicentino: muchísimas gracias por estar aquí. Mucha suerte durante tu mandato. ¿Cuántos años son?
Seis años.