No podemos cerrar los ojos sobre las causas que han obligado a millones de personas a dejar, con dolor, la propia tierra
(J. Bastante/Vatican News).- El Papa reza «todas las noches» por los niños de Siria e Irak. Así lo confesó a los participantes en el Encuentro de trabajo sobre la crisis en Siria y en los Países limítrofes, ante quienes clamó por «el reingreso seguro de los desplazados» de una guerra sin fin.
Francisco tiene a ambos países en el corazón, y todas las noches lleva ante el Señor «los sufrimientos y las necesidades de las Iglesias y de los pueblos en aquellas amadas tierras, como también de quienes se prodigan para darles su ayuda».
Durante la recepción, Bergoglio agradeció el trabajo que llevan a cabo las entidades ecleiales «para comprender mejor las necesidades y coordinar mejor las ayudas en favor de estas poblaciones», al tiempo que advirtió del riesgo de que «la presencia cristiana sea cancelada», precisamente en la tierra desde donde se propagó en el mundo la luz del Evangelio.
#PapaFrancesco : ogni giorno prego, mondo asciughi #lacrime dei #bimbi di #Siria e #Iraq – Vatican News https://t.co/Ig10Qm1TwK
— Vatican News (@vaticannews_it) 14 de septiembre de 2018
«La Iglesia toda mira a estos hermanos y hermanas nuestros en la fe y los anima con la cercanía en la oración y la caridad concreta a no resignarse a las tinieblas de la violencia y a tener encendida la lámpara de la esperanza«, recalcó el Papa, quien insistió en que «el testimonio de amor con que la Iglesia escucha y responde al grito de ayuda de todos, a partir de los más débiles y pobres, es un signo luminoso para el presente y una semilla de esperanza que germinará en el futuro».
Al tiempo, Francisco agradeció iniciativas como las destinadas a apoyar el regreso de las comunidades cristianas en la llanura de Nínive, en Irak, y los cuidados sanitarios a muchos enfermos pobres en Siria, en particular a través del proyecto «Hospitales Abiertos».
Al término del discurso, Francisco se dirigió a la comunidad internacional, a la que instó a «que no olvide las muchas necesidades de las víctimas de esta crisis, y sobre todo, que supere la lógica de los intereses poniéndose al servicio de la paz y poniendo fin a la guerra».
«No podemos cerrar los ojos sobre las causas que han obligado a millones de personas a dejar, con dolor, la propia tierra», destacó Bergoglio, quien animó «a todos los actores involucrados y a la Comunidad internacional a un compromiso renovado en favor del reingreso seguro de los desplazados de sus hogares».
«Asegurarles la protección y un futuro es un deber de civilidad. Es secando las lágrimas de los niños que no han visto otra cosa que escombros, muerte y destrucción, que el mundo reencontrará la dignidad«, concluyó.