Antes de poder hablar de Dios y con Dios, hay que escucharlo, y la liturgia de la Iglesia es la "escuela" de esta escucha del Señor que nos habla
El papa Benedicto XVI pidió hoy que el recuerdo del Holocausto y de las víctimas del nazismo ayude a superar «todas las formas de odio y de racismo», tras la tradicional oración del Ángelus que cada domingo celebra desde la ventana de su estudio que se asoma a la Plaza de San Pedro.
«Que el recuerdo del Holocausto y de las víctimas, enorme tragedia que golpeó duramente sobre todo al pueblo judío represente una advertencia constante para no repetir los errores del pasado», dijo el papa.
Con motivo de la Jornada Mundial de la Memoria por las víctimas del Holocausto, Benedicto XVI agregó que este recuerdo ayude también «a superar todas las formas de odio y de racismo y promover el respeto y la dignidad humana».(RD/Agencias)
Ángelus
«Aprovecha el hoy en el que Dios te llama para donarte la salvación», fue la apremiante invitación del Papa este mediodía durante el rezo del Àngelus en la Plaza de San Pedro.
Citando el Evangelio del día, en el que» resuena la llamada de Jesús a convertirnos y a creer, porque está cerca el Reino de Dios», Benedicto XVI reflexionó tambien sobre nuestro modo de vivir el domingo: día del descanso y de la familia, pero antes que nada día que debemos dedicar al Señor, participando en la Eucaristía, con la cual nos nutrimos del Cuerpo y Sangre de Cristo y de su Palabra de vida.
«En nuestro tiempo de dispersión y distracción, el Evangelio de hoy nos invita a interrogarnos sobre nuestra capacidad de escucha. Antes de poder hablar de Dios y con Dios, hay que escucharlo, y la liturgia de la Iglesia es la ‘escuela’ de esta escucha del Señor que nos habla. Por último, nos dice que cualquier momento puede convertirse en un ‘hoy’ propicio para nuestra conversión».
«Cada día puede convertirse el hoy salvífico, porque la salvación es historia que continúa para la Iglesia y para cada discípulo de Cristo», recalcó el Pontífice.
Palabras del Santo Padre durante el rezo del Ángelus:
¡Queridos hermanos y hermanas!
La liturgia de hoy nos presenta, juntos, dos pasajes distintos del Evangelio de Lucas. El primero (1,1-4) es el prólogo, dirigido a un tal «Teófilo»; porque este nombre en griego significa «amigo de Dios», podemos ver en él a cada creyente que se abre a Dios y quiere conocer el Evangelio. En cambio, el segundo pasaje evangélico (4,14-21) nos presenta a Jesús que «con la potencia del Espíritu» se dirige el sábado a la sinagoga de Nazaret. Como buen observante, el Señor no se sustrae al ritmo litúrgico semanal y se une a la asamblea de sus compatriotas en la oración y en la escucha de las Escrituras.
El rito prevé la lectura de un texto de la Tora o de los Profetas, seguida por un comentario. Ese día Jesús se levantó para leer y encontró un pasaje del profeta Isaías que inicia así: «El Espíritu del Señor está sobre mí, / porque me ha consagrado por la unción./ Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres » (61,1-2). Orígenes comenta: «No es una casualidad que haya abierto el libro y encontrado el capítulo de la lectura que profetiza sobre él, sino también esto fue obra de la providencia de Dios» (Homilías sobre el Evangelio de Lucas, 32,3). Jesús de hecho, finalizada la lectura, en un silencio cargado de atención, dice: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír» (Lc 4,21).
San Cirilo de Alejandría afirma que el «hoy», colocado entre la primera y la última venida de Cristo, está ligado a la capacidad del creyente de escuchar y arrepentirse (cfr PG 69, 1241). Pero, en sentido aún más radical, Jesús mismo es «el hoy» de la salvación en la historia, porque lleva a cumplimiento la plenitud de la redención. El término «hoy», muy querido a san Lucas (cfr 19,9; 23,43), nos conduce al título cristológico preferido por el mismo Evangelista, aquel de «salvador» (sōtēr). Ya en los relatos de la infancia, él está presente en las palabras del ángel a los pastores: « Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lc 2,11).
Queridos amigos, este pasaje evangélico interpela «hoy» también a nosotros. Sobre todo nos hace pensar a nuestro modo de vivir el domingo: día del descanso y de la familia, pero antes que nada día que debemos dedicar al Señor, participando en la Eucaristía, con la cual nos nutrimos del Cuerpo y Sangre de Cristo y de su Palabra de vida. En segundo lugar, en nuestro tiempo de dispersión y distracción, este Evangelio nos invita a interrogarnos sobre nuestra capacidad de escucha.
Antes de poder hablar de Dios y con Dios, hay que escucharlo, y la liturgia de la Iglesia es la «escuela» de esta escucha del Señor que nos habla. Por último, nos dice que cualquier momento puede convertirse en un «hoy» propicio para nuestra conversión. Cada día (kathēmeran) puede convertirse el hoy salvífico, porque la salvación es historia que continúa para la Iglesia y para cada discípulo de Cristo. Este es el sentido cristiano del «carpe diem»: ¡aprovecha el hoy en el que Dios te llama para donarte la salvación!
Que la Virgen María sea siempre nuestro modelo y nuestra guía en el saber reconocer y acoger, cada día de nuestra vida, la presencia de Dios, Salvador nuestro y de toda la humanidad.
En sus primeras palabras después de rezar el Ángelus, Benedicto XVI recordó la Jornada de la Memoria, con un llamamiento para que nunca más se repitan semejantes horrores:
«Hoy es la Jornada de la Memoria, en recuerdo del Holocausto de las víctimas del nazismo. La memoria de esta terrible e inmensa tragedia que enlutó tan duramente sobre todo al pueblo judío, debe representar para todos una advertencia constante, para que no se repitan los horrores del pasado, se supere toda forma de odio y de racismo y se promuevan el respeto y la dignidad de la persona humana».
La Caravana de la Paz – con el juvenil entusiasmo y fervor de los chicos de la Acción Católica de Roma, la diócesis del Papa – concluyó en la Plaza de San Pedro, para rezar con Benedicto XVI, este último domingo del mes que empieza invocando precisamente la paz para todo el mundo.
Este domingo también es un día especial de intercesión por la paz en Tierra Santa, señaló asimismo el Papa, destacando su gratitud a quienes la promueven en muchas partes del mundo y saludando en particular a los presentes en la Plaza de San Pedro.
Y como es tradicional, dos pequeños mensajeros de la paz, una niña y un niño, ayudaron al Santo Padre a soltar dos palomas desde la ventana de la casa del Papa…
Con el saludo especial de Benedicto XVI a los niños y jóvenes de la Acción Católica de Roma, concluyó la cita dominical del rezo mariano.
«Queridos muchachos ¡vuestra ‘Caravana de la Paz es un lindo testimonio! Que sea signo también de vuestro compromiso cotidiano para construir la paz en todos los lugares de vuestra vida!»
Luego, después del mensaje dirigido al Papa, fueron liberadas las palomas:
«¡Gracias! Y ahora liberemos las palomas, símbolo del Espíritu de Dios, que dona la paz a cuantos acogen su amor»
Querido Papa: ayúdanos a ¡ser colaboradores de la Paz que viene de Dios! y recuerda que te queremos mucho…. Así se podría sintetizar este mensaje de los niños al Santo Padre:
Querido Papa:
También este año los chicos y chicas de la Acción Católica de Roma se vuelven a encontrar en la Plaza de San Pedro para concluir contigo el camino del Mes de la Paz.
Venimos de tantas parroquias de Roma, junto con nuestros padres, educadores y sacerdotes para gritar de nuevo a nuestra ciudad la necesidad de paz que hay en el mundo.
Este año nos estamos identificando con una compañía de teatro para descubrir nuestro papel y sobre todo quién es nuestro director; cada espectáculo tiene algunas fases de preparación y el Mes de la Paz tiene la fase de las pruebas. En efecto, el lema de la caravana es: ¡Veamos si eres caPaz! Estamos experimentando si verdaderamente somos capaces de PAZ. Es decir, ¡de ser colaboradores de la Paz que viene de Dios!
Hemos intentado analizar todas las situaciones de falta de paz que vivimos en los ambientes que frecuentamos y nos hemos propuesto empeñarnos, intentando con conductas nuevas, en ser protagonistas de paz, en el respeto, en la comprensión y en la justicia hacia los demás.
Además nos empeñamos en la colecta de donativos, fruto de nuestras pequeñas renuncias y de la caridad de nuestras comunidades, para donarlos a un grupo de chicos egipcios que, con la ayuda del hermano Atef y de su Comunidad jesuita, han creado una compañía teatral, que está poniendo en escena un espectáculo. Esta iniciativa dará a los menores de la calle la posibilidad de llegar a ser protagonistas de una vida nueva.
En fin ¡Santo Padre, te pedimos que reces por nosotros y por nuestras comunidades, para que logremos hacer de nuestra vida un espectáculo maravilloso, guiados por el único, verdadero y gran autor y director: Jesús!
… y ¡recuerda, querido Papa: los chicos y chicas de la Acción Católica de Roma nunca dejan de quererte mucho!