Danny Casey fue uno de los responsables de la JMJ de Sidney y coordinó la crisis por los abusos a menores en Australia
(Jesús Bastante).- El cardenal George Pell empieza a crear su equipo para la Secretaría de Economía de la Santa Sede, encargada de dar la vuelta a las finanzas vaticanas. Una de las primeras elecciones parecía lógica: Danny Casey, gerente de la archidiócesis de Sidney (de donde procede el prelado australiano) y uno de los responsables de la JMJ de 2008, será uno de los principales asesores del «ministerio» de Economía vaticano, en calidad de responsable de la gestión de proyectos.
«Nuestro trabajo será fundamental para establecer nuevas políticas, sistemas y prácticas», apuntó el porpio Casey en su despedida de la diócesis australiana. En los próximos meses, este seglar, casado, que también asesoró al cardenal Pell durante los escándalos de abusos sexuales que salpicaron a la Iglesia australiana, se trasladará a vivir a Roma, y trabajará en las nuevas oficinas que ya se habilitan en la Torre de San Juan.
Por sus manos pasarán todos los presupuestos de programas y proyectos de la Santa Sede, a los que tendrá que dar su aprobación la Secretaría de Economía. Casey coordinará el trabajo de varios miembros de la Curia, así como todo un equipo de consultores, asesores y especialistas en economía, blanqueo de dinero y lucha contra el fraude.
Junto a Casey, Pell también nombrará a monseñor Brian Ferme, antiguo decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica de Washington, como asesor. Del mismo modo, otro elemento clave para el trabajo en la reforma financiera pretendida por el Papa será Joseph F.X. Zahra, un economista maltés y que fue director del Banco Central de su país.
La base de la economía vaticana, pues, parece tener acento inglés y trabajarán codo con codo con el suizo René Brüelhart, que según fuentes vaticanas parece ganar en peso e influencia en la Santa Sede. Brüelhart dirige las actividades contra el blanqueo de dinero, mientras que Ernst von Freyberg parece confirmarse como presidente del IOR.
Como subrayó el mes pasado el Papa a los miembros de la comisión de seguimiento, compuesta por 15 miembros, seguirá contando con estos expertos, que en estos momentos continúan trabajando en el «traspaso de papeles» y que encontrarán debido acomodo en los próximos meses dentro de la nueva estructura.