El arzobispo de Madrid defendió la puesta en marcha de este tipo de acciones en España, apuntando que "sólo falta la decisión de aquellos que tienen las responsabilidades para hacerlo"
(J. Bastante/Efe).- «El peregrino» ya tiene iglesia en Roma. Santa María in Trastevere, la «basílica de la caridad» de la Ciudad Eterna. Un templo confiado a la Comunidad de San’t Egidio, cuya conexión con el arzobispo de Madrid es total. Así, Carlos Osoro ha visitado esta mañana las obras de este movimiento, y ha asumido como propio el proyecto de «corredores humanitarios» para refugiados que ya funciona en Italia.
En declaraciones a la prensa tras visitar un centro para extranjeros, el cardenal Osoro reclamó que España ponga en marcha corredores humanitarios «lo antes posible, en cuanto se pueda, ya».
El arzobispo de Madrid defendió la puesta en marcha de este tipo de acciones en España, apuntando que «sólo falta la decisión de aquellos que tienen las responsabilidades para hacerlo».
«Creo que es necesario, es decir, es urgente, urgente para todos los pueblos de esta tierra, que seamos capaces de no poner muros entre nosotros«, señaló.
Osoro reconoció que es natural que los estados aprueben medidas de precaución que garanticen su seguridad, pero advirtió de que estas precauciones no pueden implicar «la eliminación de los corredores».
«La precaución no significa dejar de lado el que haya pasos para hombres y mujeres, niños y jóvenes, que necesitan necesariamente estos pasos, estos puentes. Ojalá se den», apuntó.
El cardenal español se encuentra en Roma, donde ayer tomó posesión de la iglesia romana Santa María en Trastévere, la que fue concedida de forma simbólica como titular cuando el papa Francisco lo creó cardenal el pasado 19 de noviembre.
Hoy conoció varias de las iniciativas organizadas en Roma por la Comunidad de San Egidio, como un centro para extranjeros de la mano de Daniela Pompei, responsable de los corredores humanitarios de esta comunidad fundada por Andrea Riccardi; y una casa-hogar para enfermos terminales.
En el centro para extranjeros, Osoro conversó con varias de las personas que reciben atención a diario y pudo conocer sus experiencias, unas historias que en algunas ocasiones casi le provocaron las lágrimas, según sus palabras.
Una de estas historias, explicó, fue la de un chico que le reveló que se salvó cuando trataba de alcanzar Europa en una patera, un viaje en el que «murieron muchos de sus compañeros».
«Tiene una mirada especial, una mirada como que, sin decirte una palabra, pide que haya verdadero humanismo. Y verdaderos pasillos y corredores», relató.
Previamente, Osoro se había acercado a la basílica de San Bartolomé en la Isla Tiberina, santuario de los nuevos mártires de los siglos XX y XXI, una iglesia que -dijo- «es la tarjeta de presentación de lo que tiene que ser esta humanidad, un mundo de hermanos».