El escándalo del abuso sexual es verdaderamente una ruina terrible para toda la humanidad, y que afecta a tantos niños, jóvenes y adultos vulnerables en todos los países y en todas las sociedades
(C. Doody/J. Bastante).- «Hemos llegado tarde». El Papa Francisco improvisó unas palabras durante su encuentro con la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, que le entregó las conclusiones de tres años de trabajo. Bergoglio lamentó «la vieja práctica de cambiar a la gente de lugar» cuando se denunciaban abusos, y se comprometió a aplicar «las más firmes medidas» contra curas abusadores, y obispos encubridores.
«Deseo compartir con ustedes el profundo dolor que siento en el alma por la situación de los niños abusados», arrancó el pontífice en el discurso que dirigió a la comisión anti-pederastia del Vaticano. «El escándalo del abuso sexual», ha reconocido, «es verdaderamente una ruina terrible para toda la humanidad, y que afecta a tantos niños, jóvenes y adultos vulnerables en todos los países y en todas las sociedades».
«También para la Iglesia ha sido una experiencia muy dolorosa», ha continuado el Papa. «Sentimos vergüenza por los abusos cometidos por ministros sagrados, que deberían ser los más dignos de confianza», ha añadido, queriendo señalar a su vez «con toda claridad» que los abusos sexuales son «un pecado horrible, completamente opuesto y en contradicción con lo que Cristo y la Iglesia nos enseñan«.
«Reitero hoy una vez más que la Iglesia, en todos los niveles, responderá con la aplicación de las más firmes medidas a todos aquellos que han traicionado su llamado y han abusado de los hijos de Dios», ha declarado el Papa, insistiendo también en que «las medidas disciplinarias que las Iglesias particulares han adoptado deben aplicarse a todos los que trabajan en las instituciones de la Iglesia«.
Y eso no restando importancia, según el pontífice, a que «la responsabilidad primordial es de los obispos, sacerdotes y religiosos, de aquellos que han recibido del Señor la vocación de ofrecer sus vidas al servicio, incluyendo la protección vigilante de todos los niños, jóvenes y adultos vulnerables». Es por esta razón, ha apuntado Francisco, que «la Iglesia irrevocablemente y a todos los niveles pretende aplicar contra el abuso sexual de menores el principio de ‘tolerancia cero'».
El Papa ha terminado su discurso señalando su plena confianza en la Comisión de la que ha recibido hoy estos informes, dando voz a la vez a su esperanza de que ésta «seguirá siendo un lugar donde podamos escuchar con interés las voces de las víctimas y de los supervivientes», ya que «tenemos mucho que aprender de ellos y de sus historias personales de coraje y perseverancia».
El cardenal O’Malley: «Creemos que la protección de los menores y adultos vulnerables es parte integrante de la misión de la Iglesia»
Por su parte, el presidente de la Comisión vaticana para la Protección de Menores, el cardenal Sean O’Malley, ha renovado su llamamiento a la «tolerancia cero» contra el abuso sexual y se ha comprometido con la «transparencia y responsabilidad» para realizar los cambios necesarios en la Iglesia.
También ha recordado que su misión al frente de esta comisión se ha basado en la promoción de «la responsabilidad local» en todos los niveles para asegurar que la «Iglesia sea un hogar seguro y protegido para todos». «Creemos que la protección de los menores y adultos vulnerables es parte integrante de la misión de la Iglesia, que está firmemente arraigada en nuestra convicción de que cada individuo tiene un valor único creado a imagen y semejanza de Dios», ha añadido.
Para el cardenal estadounidense, «el cuidado de la Iglesia para las víctimas/supervivientes del abuso y sus familiares es una consideración primordial» en la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores.
En este sentido, ha destacado la labor de escucha e intercambio de experiencias con los supervivientes y ha señalado que uno de los puntos fundamentales fueron también «los programas educativos, especialmente para los líderes eclesiásticos, y la asistencia a las Iglesias locales en el desarrollo e implementación de sus directrices para la protección de los menores y adultos vulnerables».
«Estos esfuerzos son una manera eficaz de tomar las prácticas más eficientes desarrolladas en los diversos lugares y compartirlas con los obispos, los superiores religiosos y con sus conferencias, especialmente con aquellas que tienen menos recursos», ha señalado O’Malley.
La Comisión Pontificia para la Protección de los Menores fue creada en 2014 para asesorar a Francisco y a la Iglesia católica sobre las mejores prácticas para mantener a los pedófilos fuera del sacerdocio y proteger a los niños.
La comisión ha organizado sesiones educativas en diócesis de todo el mundo, pero ha encontrado una resistencia tan firme a algunas de sus propuestas al Vaticano que su integrante más destacada, la sobreviviente de abusos Marie Collins, renunció en marzo por frustración, aunque ha permanecido impartiendo cursos y, de hecho, hoy se encontraba en la audiencia con el Papa.