"No quiero criticarle, pero soy libre de decir lo que creo por el bien de la Iglesia"

Müller vuelve a la carga y acusa a Francisco de tener un enfoque «marxista»

"Doctrina de la Fe es más importante que las demás, porque la fundación de la Iglesia es la fe"

Müller vuelve a la carga y acusa a Francisco de tener un enfoque "marxista"
El cardenal Gerhard Müller, ex-Prefecto de Doctrina de la Fe Agencias

Estas opiniones privadas del Papa han de ser respetadas porque son las opiniones y palabras del Santo Padre, pero nadie está obligado a aceptar acríticamente todo lo que dice, por ejemplo sobre las cuestiones políticas o científicas

(Cameron Doody).- Después de retar al Papa a un debate formal sobre el contenido de Amoris laetitia, el cardenal Gerhard Müller ya tiene preparados sus primeros golpes retóricos. El más contundente: que Francisco, al hacer distinciones tan marcadas en su pontificado entre la doctrina y la práctica pastoral, ha sucumbido a un enfoque esencialmente «marxista» basado en un «dualismo entre la teoría y la práctica».

Hablando con el National Catholic Register, el ex-Prefecto de Doctrina de la Fe se tomó la libertad de discutir las diferencias, a su juicio, entre los pontificados de Pablo VI, Juan Pablo II Y Benedicto XVI, por un lado, y el de Francisco, por otro. Los tres primeros Papas, según el purpurado alemán, tuvieron en la cátedra de Pedro un estilo en el que «dieron respuesta a todas las cuestiones modernas y a la génesis del mundo moderno», preguntas a las que «dieron buenas explicaciones». El Papa Bergoglio, no obstante, «piensa que su contribución no es esa, porque [busca] un enfoque pastoral desde el llamado Tercer Mundo».

Un enfoque en el que «los pobres son clave para la Nueva Evangelización», y que Müller califica como una «muy buena intención», pero que también ha traído consigo una nueva actitud en el que el Santo Padre «quiere decir no solo que esto o aquello no está permitido, sino dar más importancia a las buenas intenciones, a la positividad, decir que el Evangelio está a favor de la vida, no solo en contra del aborto, por ejemplo».

¿Y el problema de todo esto, según Müller? Que en la Iglesia «tenemos la relación inseparable entre la fe y la vida, la gracia y el amor, y no el dualismo entre la teoría y la práctica», y distinguir entre éstas últimas constituiría un «enfoque marxista». «Nuestras categorías no son la teoría y la práctica, sino la verdad y la vida», prosiguió el purpurado, en una observación que viene a ser todo un ataque al Papa quien con su Amoris laetitia, sobre todo, ha intentado distinguir precisamente entre la doctrina y su aplicación en casos concretos.

Pero no es que, según Müller, la Amoris laetitia haya sido el único lugar en el que el Papa Francisco ha intentado aplicar su metodología «marxista» en la vida de la Iglesia. Otra instancia sería la de haber continuado con el «error» que hizo Pablo VI en equiparar la Congregación para la Doctrina de la Fe -históricamente, el más importante de los dicasterios romanos- a las otras diversas Congregaciones. Y también, la de incrementar la visibilidad y el poder de la Secretaría de Estado, decisión de Francisco por la que Müller le volvió a criticar por dejar a Doctrina de la Fe aún más debilitada.

«La verdad», argumentó Müller, «es que Doctrina de la Fe es más importante que las demás [Congregaciones]… porque la fundación de la Iglesia no es la política, sino la fe«, volviendo así a una crítica que ha lanzado a Francisco una y otra vez: de que, como Papa, le preocupan más las cuestiones terrenales que las de la fe. «La Secretaría de Estado», continuó el purpurado, «tiene el trabajo de organizar los nuncios apostólicos, promover la paz y la libertad entre los Estados, fomentar la justicia social, etc.». Y aunque éste sea un papel «muy importante», dijo Müller, con el Papa Francisco se ha perdido de vista que «la Iglesia no es una organización política; no es una organización social; no es una ONG».

¿Y cuáles son las otras consecuencias de este «dualismo» marxista del Papa Francisco, según Müller? No solo que ha causado, en cierto sentido, la actual polémica sobre la Amoris laetitia, sino que la continúa exacerbando. Por el hecho de que ya no hay «ninguna idea clara del estatus eclesiológico de la Iglesia romana en la forma de la congregación de cardenales y la Curia romana», la última no siendo meramente «un aparato funcional o una burocracia». Y si bien el ex-Prefecto de Doctrina de la Fe no cree que al Papa se le deba echar la culpa directamente por esta «confusión», sí cree que Francisco «está autorizado por Jesucristo de superarla».

«No quiero criticarle [a Francisco], pública o privadamente», matizó Müller. «Pero soy libre de decir lo que creo es por el bien de la Iglesia». De ahí que el purpurado alemán aconseja la estrategia de «distinguir entre la que es la doctrina oficial de la Iglesia… y lo que [el Papa] está diciendo» en sus «opiniones privadas».

«Estas opiniones privadas del Papa han de ser respetadas porque son las opiniones y palabras del Santo Padre, pero nadie está obligado a aceptar acríticamente todo lo que dice, por ejemplo sobre las cuestiones políticas o científicas». Sobre el lugar en la Iglesia que merecen los divorciados y vueltos a casar tampoco, parece ser el caso también para Müller, ya que, por mucho que la discusión suscitada por los ‘dubia’ y la «corrección filial» a cuenta del contenido de Amoris laetitia «no vaya en contra de él», sí es verdad «que hay necesidad de más aclaraciones» antes de que los fieles puedan aceptar en conciencia las enseñanzas que contiene la exhortación apostólica.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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