El Papa, en las Fosas Adreatinas

Reza «al Dios de cada uno de los 335 asesinados aquí el 24 de marzo de 1944»

"Estos son los frutos de la guerra: odio, muerte, venganza... Perdónanos Señor"

Reza "al Dios de cada uno de los 335 asesinados aquí el 24 de marzo de 1944"
"Estos son los frutos de la guerra: odio, muerte, venganza... Perdónanos Señor".

Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, Dios de Jesús, Dios de los vivos. Amén

(José M. Vidal). Tras la eucaristía en el cementerio romano-americano de Neptuno, el Papa Francisco se trasladó a las Fosas Adreatinas. Tras visitar las cuevas del horror, rezó en silencio, depositó rosas blancas sobre las tumbas y, acompañado del rabino de Roma, pronunció una sentida oración «al Dios de cada uno de los 225 asesinados aquí el 24 de marzo de 1944».

En las Fosas Adreatinas están enterrados 335 civiles italianos, a los que Hitler mandó ejecutar, el 24 de marzo de 1944, en represalia por la muerte de 10 soldados alemanes: 10 italianos por cada soldado alemán.

El Papa llega a la entrada de las Fosas Adreatinas y, antes de ingresar, se detiene a saludar a decenas de presentes. La gente le desea suerte y le dice que rezar por él y le pide bendiciones.

En su visita al lugar, le acompaña el rabino Segni de Roma. Antes de entrar, un militar explica al Papa, casi rezando, la historia del lugar.

Y el Papa entra en las Fosas y se adelanta a los demás y recorre las grandes cuevas con paso lento y rostro concentrado y triste.

Se acerca de nuevo el militar y le sigue explicando la historia del lugar. Después, el Papa se queda, de nuevo, solo y se pone a rezar ante la verja que recuerda el horror nazi. Durante un largo rato, con la cabeza inclinada.

Se acerca el rabino Segni y le explica otro trozo del horror sufrido en el lugar por los judíos. Y acompaña al Papa hacia otra estancia de las Fosas.

Después, el Papa se metió entre las tumbas de loa asesinados y fue depositando sobre ellas rosas blancas. Y recorrió el pasillo largo de tumbas con paso lento y semblante orante y lleno de dolor ante tanto horror.

Allí mismo, ante las tumbas, primero el rabino y, después, el Papa, pronunciaron unas sentidas palabras.

El rabino pornunció, en hebreo, una sentida plegaria.

Algunas frases de la oración del Papa

«Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob…»

«Dios que firma la alianza con el hombre, que se vincula con un pacto de amor para siempre»

«Misericordioso con todo hombre y pueblo que sufre opresión»


«He oído el grito de mi pueblo»

«Dios de cada uno de los 335 asesinados aquí el 24 de marzo de 1944»

«Tú Señor, conoces sus rostros y sus nombres»

«Dios de Jesús, padre nuestro que estás en el cielo…sabemos que tu nombre quiere decir que eres Dios de los vivos, no de muertos»

«Haz, Señor,que en este lugar consagrado a la memoria de los caídos por la verdad y la justicia…»

«Y escuchemos en silencio tu nombre»

«Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, Dios de Jesús, Dios de los vivos. Amén»

Tras la oración, el Papa firmó en el libro de honor del mausoleo. El Papa escribió lentamente su dedicatoria, pensándola detenidamente.

Y, de nuevo, sale al exterior de las Fosas y vuelve a saludar a la gente, que le aclama, antes de despedirse del rabino Segni y subirse a su pequeño utilitario, con matrícula scv 01094.

Txto completo de la oración del Papa

«Dios de Abraham, de Isaac, Dios de Jacob, con este nombre te has presentado a Moisés cuando le revelaste la voluntad de liberar a Tu pueblo de la esclavitud en Egipto.

Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, Dios que estrecha alianza con el hombre. Dios que se une con un pacto de amor fiel para siempre, misericordioso y compasivo con cada hombre y cada pueblo que sufre la opresión.

«Yo he visto la opresión de mi pueblo, y he oído los gritos de dolor». Dios de los rostros y de los nombres, Dios de cada uno de los 335 hombres que murieron aquí, el 24 de marzo de 1944, cuyos restos descansan en estas tumbas.

Tú, Señor, conoces sus rostros y sus nombres: todos, incluso el de los doce que quedaron desconocidos para nosotros.

Para Ti, nadie es desconocido.

Dios de Jesús, Padre nuestro que estás en los cielos: gracias a Él, el Crucificado resucitado, sabemos que Tu nombre – Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob – significa que no eres el Dios de muertos, sino de los vivos, que tu fiel alianza de amor es más fuerte que la muerte y es garantía de resurrección.

Haz, oh Señor, que en este lugar consagrado a la memoria de aquellos que murieron por la libertad y la justicia, nos quitemos las sandalias del egoísmo y la indiferencia, y por medio del arbusto ardiente de este mausoleo escuchemos en silencio Tu nombre: Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, Dios de Jesús, Dios de los vivos. Amén.

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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