Sabemos por experiencia que sólo el que sabe reconocer sus errores recibe la comprensión y el perdón de los demás
(José M. Vidal).-Audiencia del Papa Francisco antes de la fiesta de la Epifanía. Con una catequesis sobre el acto penitencial de la misa, en la que nos reconocemos pecadores y recibimos el perdón. Pero el Papa recuerda que los pecados mortales sólo se absuelven en el confesonario.
Lectura de la carta de Pablo a los Corintios: «Hermanos: Formaos vuestro juicio sobre lo que digo. ¿El caliz de la bendición que bendecimos no es comunión con la sangre de Cristo? ¿Y el pan que partimos no es comunión con el cuerpo de Cristo?. El pan es uno y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan»
Algunas frases de la catequesis del Papa
«Consideramos hoy el acto penitencial»
«Reconocer que somos pecadores»
«El presuntuoso es incapaz de recibir perdón, saciado como está de su presunta justicia»
«Sabemos por experiencia que sólo el que sabe reconocer sus errores recibe la comprensión y el perdón de los demás»
«Cada uno confiesa a Dios y a los hermanos haber pecado mucho»
«De palabra, obra y omisión»
«El pecado nos separa de Dios y de nuestros hermanos»
«El pecado corta la relación con Dios y con los hermanos»
«Cuesta admitir que somos culpables»
«Recuerdo una anécdota de un viejo misionero: Una mujer que se fue a confesar y comenzó a decir los errores del marido, después los de la suegra y después los de las vecinas. El confesor le dice: ¿Ha terminado? CReo que sí, contestó. Y el congesor le replicó: Terminó con los pecados de los demás. Ahora, comience con los suyos»
«Hay pecados graves, llamados mortales, porque hacen morir en nosotros la vida divina, que, para ser perdonados, necesitan la confesión y la absolución sacramental»
«Pensemos en el hijo pródigo que vuelve a casa del Padre»
Texto íntegro del saludo del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas: Continuamos la catequesis sobre la celebración de la Eucaristía y nos centramos hoy en el acto penitencial, el cual nos dispone a celebrar dignamente la Santa Misa, reconociéndonos pecadores ante Dios y ante los hermanos.
En ese acto introductorio, el sacerdote invita a reconocer nuestros pecados guardando un momento de silencio. Cada uno entra en su interior para tomar conciencia de todo lo que no corresponde con el plan de Dios. Por eso, confesamos en primera persona del singular diciendo: «He pecado mucho de pensamiento, palabras, obras y omisión».
Esta fórmula está acompañada con el gesto de golpearse el pecho para indicar que el pecado es propio y no de otro. Después de esta confesión, suplicamos a la Virgen María, a los ángeles y a los santos que intercedan ante el Señor por nosotros. Su intercesión nos sostiene en nuestro camino hacia la plena comunión con Dios.
El acto penitencial concluye con la absolución del sacerdote, en la que se pide a Dios que derrame su misericordia sobre nosotros. Esta absolución no tiene el mismo valor que la del sacramento de la penitencia, pues hay pecados graves, que llamamos mortales, que sólo pueden ser perdonados con la confesión sacramental.
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Al inicio de este nuevo año, les deseo que sea para ustedes un tiempo de paz y que puedan contemplar el abrazo de amor y ternura del Señor en sus vidas. Los invito a que se renueven interiormente siguiendo el ejemplo de tantos personajes de la Sagrada Escritura, como el Rey David, San Pedro, la samaritana; ellos, a pesar de haber ofendido a Dios, fueron capaces de pedirle perdón con humildad y sinceridad, y pudieron experimentar su misericordia que transforma y da la alegría verdadera.
Que Dios los bendiga. Muchas gracias.