Los comentarios de Juan Pablo II se han consagrado en la historia eclesiástica como una especie de punto decisivo en las actitudes hacia la delincuencia
El Papa Francisco envió un mensaje, firmado por el secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, al cardenal Francesco Montenegro, arzobispo de Agrigento, en ocasión del 25° aniversario de la visita del Papa Juan Pablo II a esta ciudad siciliana, ocurrida el 9 de mayo de 1983 y de su llamamiento contra la mafia.
En esa carta, Francisco recuerda «la profética invectiva contra la mafia» de San Juan Pablo II y su «llamamiento a los mafiosos a convertirse» al final de la misa por él presidida en el Valle de los Templos.
En esa fecha en Agrigento, en Sicilia, el entonces pontífice pronunció unas declaraciones improvisadas al final de una misa, en que le exigió a los mafiosos volver a la religión y corregir su conducta, o de lo contrario sufrirían la furia de Dios.
Los comentarios se han consagrado en la historia eclesiástica como una especie de punto decisivo en las actitudes hacia la delincuencia, habiéndose realizado pocos meses después de que dos fiscales antimafiosos fueron asesinados por el hampa.
El miércoles se cumplía también el 40 aniversario del asesinato del fiscal antimafia Giuseppe «Peppino» Impastato, y el evento fue conmemorado con procesiones en Palermo.
Dirigiendo su «saludo fraterno a los pastores y a los fieles de esta Iglesia particular y de toda la Sicilia reunidos en oración y reflexión», Francisco los alienta a «caminar unidos siguiendo el camino trazado por el beato don Pino Puglisi y por quienes, como él, han dado testimonio de que las tramas del mal se combaten con la práctica cotidiana, mansa y valiente del Evangelio, especialmente en el trabajo educativo a los chicos y a los jóvenes».
El Papa conclye su mensaje invocando la intercesión de María Santísima y asegurando «un especial recuerdo en la oración para las Iglesias de Sicilia» y finalmente de corazón envía «a los hermanos obispos, a los sacerdotes y al entero pueblo de Dios» su bendición apostólica.
(RD/Agencias)