Asegura que "el Decálogo nos educa a todos en reconocernos 'mendicantes'"

El Papa pide «cercanía y apoyo, incluso material» para las monjas de clausura

Asegura que no basta "un cumplimiento nominal y farisaico (de los mandamientos) para conseguir la salvación"

El Papa pide "cercanía y apoyo, incluso material" para las monjas de clausura
El Papa acaricia a un bebé en la audiencia

Felices los que reconocen los propios deseos malvados y con un corazón arrepentido y humillado no se presentan ante Dios ni ante los hombres como justos, sino como pecadores

(José Manuel Vidal).-El Papa Francisco concluye las catequesis sobre el Decálogo apuntando a su objetivo final: el corazón de las personas, de donde sale todo lo bueno y todo lo malo. Por eso, no basta «un cumplimiento farisaico» de los mandamientos, sino reconocerse «mendicantes» para poder liberarse de los malos deseos. En la Jornada Pro Orantibus, el Papa pide «cercanía y apoyo, incluso material» para las monjas de clausura.

Lectura del libro del Éxodo: «No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».

Algunas frases de la catequesis del Papa

«Abordamos hoy el último mandamiento»

Todos los mandamientos persiguen el objetivo de indicar los confines de la vida, el límite tras el cual la persona se destruye a sí misma»

«Todos los pecados nacen de una común raíz interior: los malos deseos»

«Todos los pecados nacen de un deseo malo»

«Lo dice explícitamente el Evangelio»

«El corazón del hombre»

«El Decálogo se muestra lúcido y profundo sobre este aspectoi: la meta de su viaje es el corazón, y si éste no es liberado, el resto, vale poco»

«Los mandamientos de Dios pueden reducirse a ser sólo la bella fachada de una vida que sigue siendo una existencia de esclavos y no de hijos»

«Tenemos que dejarnos desenmascarar por estos monadamientos sobre el deseo, porque muestran nuestra ponbreza para conducirnos a una santa humildad»


«¿Qué deseos malos tengo en mi corazón? «

«El hombre necesita esta bendita humillación»

«Es inútil pensar en poder corregirse a uno mismo sin el don del Espíritu Santo»

«No se puede pensar en purificar nuestro corazón con un esfuerzo titánico de nuestra voluntad. No es posible. Hay que abrirse a la relación con Dios»

«El Decálono nos educa a todos en reconocernos ‘mendicantes’, nos ayuda a colocarnos ante el desorden de nuestro corazón, para dejar de vivir egoístamente y convertirnos en pobres de espíritu».

«Felices los que dejan de ilusionarse creyendo que podemos salvarnos de nuestra propia debilidad sin la misericordia de Dios, que es la única que puede sanar nuestro corazón»

«Felices los que reconocen los propios deseos malvados y con un corazón arrepentido y humillado no se presentan ante Dios ni ante los hombres como justos, sino como pecadores»

«Estos son los que saben tener compasión y misericordia de los demás, porque la experimentan sobre sí mismos»

Texto íntegro del saludo en español

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy reflexionamos sobre el último mandamiento: «No codiciarás los bienes de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo». A simple vista parece coincidir con los mandamientos: «No cometerás adulterio» o «no robarás». Sin embargo, hay una diferencia. En este epílogo el Señor nos propone llegar al fondo del sentido del decálogo y evitar que pensemos que basta un cumplimiento nominal y farisaico para conseguir la salvación. La diferencia estriba en el verbo empleado: «no codiciarás»; con este verbo se subraya que, en el corazón del hombre -como dice Jesús en el evangelio-, nace la impureza y los deseos malvados que rompen nuestra relación con Dios y con los hombres.

Por eso, nos engañamos a nosotros mismos si pensamos que nuestra debilidad se supera solo con nuestras fuerzas, en virtud de una observancia externa. Debemos suplicar, como mendigos, la humildad y la verdad que nos pone frente a nuestra pobreza, para poder aceptar que solo el Espíritu Santo puede corregirnos, dando a nuestros esfuerzos el fruto deseado. Esa verdad es apertura auténtica y personal a la misericordia de Dios que nos transforma y renueva.

Bienaventurados los pobres de espíritu; aquellos que, no fiándose de sus propias fuerzas, se abandonan en Dios, que con su misericordia cura sus faltas y les da una vida nueva.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina. En este día que celebramos la Presentación de la Virgen María en el Templo, los animo a que, siguiendo su ejemplo, sean testigos de la misericordia de Dios en medio del mundo, comunicando la ternura y la compasión que han experimentado en sus propias vidas. Muchas gracias.


Saludo en italiano

El Papa recuerda que hoy celebramos la fiesta de la Presentación de la Virgen Marçia, asi como la Jornada Pro Orantibus, dedicada al recuerdo de las comunidades religiosas de clausura.»

«Una ocasión oportuna para dar gracias al Señor por tantas personas que, en los monasterios y en los eremitorios, se dedican totalmente a Dios en la oración, en el silencio y en el ocultamiento. ¡Que no le falte a estas comunidades el afecto, la cercanía y el apoyo, incluso el material, de toda la Iglesia».

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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