"Podemos y debemos trabajar para denunciar los casos de explotación y esclavitud de hombres, mujeres y niños"

Francisco exige a los líderes mundiales «abordar con decisión el flagelo de la trata de personas»

"Jesús nos invita a salir al mar abierto de nuestro tiempo para ser testigos de la bondad y la misericordia"

Francisco exige a los líderes mundiales "abordar con decisión el flagelo de la trata de personas"
"Podemos y debemos trabajar para denunciar los casos de explotación y esclavitud de hombres, mujeres y niños" RD

El mayor milagro que Jesús hizo a Simón no fue tanto la red llena de peces, como haberle ayudado a no ser víctimas de la decepción y el desaliento ante las derrotas

(Jesús Bastante).- Día de la pesca milagrosa, de remar mar adentro, de echar las redes. Pero también, de un clamor unánime contra «el flagelo» de la trata de personas, que el Papa Francisco «abordar con decisión». «Todos podemos y debemos trabajar para denunciar los casos de explotación y esclavitud de hombres, mujeres y niños», invitó Bergoglio ante decenas de miles de personas, que asistieron al Angelus en una Roma nublada.

En sus palabras, Francisco recordó el momento en que Jesús subió a la barca de Pedro y pidió a sus discípulos «echen sus redes». «Hemos remado toda la noche y no hemos pescado nada», respondió Simón, pero las tiró. «Con confianza y obediencia se construye un resultado prodigioso«, recordó el Papa, y no sólo con la cantidad enorme de peces.

«Se trata de una pesca milagrosa, signo del poder de la palabra de Jesús», recordó Francisco. «Cuando nos ponemos generosamente a su servicio, Él realiza cosas grandes en nosotros. Nos pide que le acojamos en la barca de nuestra vida, para partir con él y surcar un nuevo mar, que se revela lleno de sorpresas».

 

 

 

 

En definitiva: Jesús nos invita a «salir al mar abierto de nuestro tiempo para ser testigos de la bondad y la misericordia», lo que «da un nuevo sentido a nuestra existencia, que a menudo corre el riesgo de replegarse sobre sí misma».

«A veces nos sorprendemos y dudamos, ante la llamada de Dios, y nos sentimos tentados a rechazarla por nuestra insuficiencia», recordó Bergoglio. Incluso Pedro pidió a Jesús «Señor aléjate de mí porque soy un pecador«. «Y Jesús lo anima, diciéndole: no tengas miedo, desde ahora serás pescador de hombre», señaló el Papa. Porque, «si confiamos en Dios, Él nos libera de nuestro pecado y nos abre un nuevo horizonte, colaborar en su misión».

Porque, concluyó Francisco, «el mayor milagro que Jesús hizo a Simón no fue tanto la red llena de peces, como haberle ayudado a no ser víctimas de la decepción y el desaliento ante las derrotas. Nos abrió para ser anunciadores y testigos de su Palabra y Reino de Dios». La respuesta de los discípulos no pudo ser otra que «dejarlo todo, y lo siguieron».

Al término de la oración, Francisco recordó que este viernes se celebró la V Jornada Mundial contra la trata de personas, bajo el lema ‘Juntos contra la trata’. «No se olviden, todos juntos», clamó el Papa, quien invitó a todos a «unir fuerzas para superar este desafío».

«Agradezco a todos los que luchan en este frente, especialmente a las religiosas. Hago un llamamiento a los gobiernos para que aborden con decisión las causas de este flagelo y protejan a las víctimas«, recalcó el Papa.

 

 

 

 

«Todos podemos y debemos trabajar para denunciar los casos de explotación y esclavitud de hombres, mujeres y niños», finalizó el Papa, quien animó a todos a rezar juntos la oración a santa Josefina Bakitha, que se había distribuido en la plaza de San Pedro.

«Ayuda a todos los que están atrapados en la esclavitud, intercede ante el Dios de la misericordia, para que se rompan las cadenas de su cautiverio. Que Dios mismo libere a todos los que han sido amenazados, heridos o maltratados por la trata o el tráfico de seres humanos. Alivia a aquellos que sobreviven a esa esclavitud, y enséñales a ser un modelo de fe y esperanza, para que puedan sanar sus heridas».

«Reza e intercede por nosotros, para que no caigamos en la indiferencia, que abramos los ojos y mirar las miserias y las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de su dignidad y libertad, y escuchar su grito de ayuda. Amen».

 

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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