El próximo sábado 16, en la Parroquia San Antonio María Claret de Madrid

El claretiano Aquilino Bocos será consagrado obispo por el cardenal Sebastián

El neocardenal elige como lema "Para que tengan vida" (Jn 10,10)

El claretiano Aquilino Bocos será consagrado obispo por el cardenal Sebastián
El neocardenal Aquilino Bocos, cmf Cristina Bejarano/La Razón

La ordenación episcopal se celebrará el próximo sábado 16 de junio, en la Parroquia San Antonio María Claret de Madrid (c/ Corazón de María, 1) a las 12.00 hs del mediodía

(Claretianos).- El Papa Francisco ha nombrado al misionero claretiano Aquilino Bocos Merino Arzobispo Titular de la Diócesis de Urusi.

La ordenación episcopal se celebrará el próximo sábado 16 de junio, en la Parroquia San Antonio María Claret de Madrid (c/ Corazón de María, 1) a las 12.00 hs del mediodía. El obispo ordenante principal será el Cardenal Fernando Sebastián Aguilar, cmf, Arzobispo Emérito de Pamplona y Tudela; y los obispos co-ordenantes serán el Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro Sierra y el Cardenal Arzobispo de Valladolid, D. Ricardo Blázquez Pérez, con la asistencia del Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Renzo Fratini y algunos otros obispos.

El P. Bocos será creado Cardenal en Consistorio del próximo del 28 de junio. Según el canon 351.1 del Código de Derecho Canónico de 1983, actualmente en vigor, los promovidos al cardenalato son elegidos por el Sumo Pontífice de entre los varones que hayan recibido al menos el presbiterado, y que se hayan distinguido notablemente en doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos.

Este canon también añade que «los que aún no sean obispos, deben recibir la consagración episcopal».

Aquilino Bocos, cmf


Escudo del cardenal Aquilino Bocos Merino, cmf

Composición

Se trata de un escudo modelo «español», en campo de azur, con doce cruces griegas patadas redondeadas, de oro, dispuestas a modo de bordura. En el cantón del jefe, de plata, una estrella de siete puntas. En el punto del centro o abismo, corazón de gules en llamas de oro, habitado por una paloma en plata. En la punta, la Sagrada Escritura de plata, con alfa y omega de gules. Ornamentos exteriores: como Cardenal, capelo de gules acompañado de un cordel a quince borlas de lo mismo. El escudo brochado sobre una cruz arzobispal de procesión, de oro. Por divisa, «Ut vitam habeant» (Jn 10,10).

Explicación

El conjunto quiere representar el misterio de Pentecostés. Los doce Apóstoles aparecen representados por doce cruces repartidas hacia los cuatro puntos cardinales, significando así tanto el envío misionero de Jesús -«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio» (Mc 16,15)-, como la configuración martirial rubricada con la sangre, a imitación del Maestro.

Según la tradición heráldica, la estrella simboliza a la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, Estrella de la mañana, Madre de ternura y misericordia, que acompaña y encabeza a la Iglesia naciente en el misterio de Pentecostés.

Así lo comprendió San Antonio María Claret y lo transmitió a sus misioneros. Por eso, en el centro, el corazón en llamas evoca directamente la «forma» o «definición» del misionero entregada a los suyos: «Un Hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad». Un corazón ardiente en el fuego del Espíritu Santo -Señor y Dador de vida-, que nace de la comunión de vida con Jesucristo, Palabra del Padre -principio y fin-, y que conduce a su anuncio en servicio profético.

Toda la composición figurativa del escudo quiere reflejar los rasgos carismáticos de los Misioneros Claretianos: «La palabra «misionero», entendida desde la experiencia espiritual de San Antonio María Claret, define nuestra identidad carismática. El título de «Misionero Apostólico», que él recibió, sintetiza su ideal de vivir al estilo de los Apóstoles. Este modo de vida implica ser discípulo y seguir al Maestro, vivir los consejos evangélicos en comunidad de vida con Jesús y con el grupo de los llamados, ser enviado y anunciar a todo el mundo la Buena Nueva del Reino. La unción del Espíritu para anunciar la Buena Nueva y la comunión con Cristo, el profeta por excelencia, nos hacen partícipes de su función profética» (Directorio C.M.F., n. 26).

Finalmente, la divisa episcopal es la misma que el cardenal Bocos Merino había elegido para su Ordenación presbiteral y que lo ha acompañado a lo largo de todo su ministerio. Las palabras del Buen Pastor, que ha venido a los suyos «para que tengan vida» (Jn 10,10), condensan la dimensión pastoral de la entrega servicial al pueblo de Dios, también a partir de ahora, al formar parte del Colegio Apostólico y Cardenalicio, ayudando en su ministerio al Obispo de Roma.

Escudo de Aquilino Bocos

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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