El 'falso cura de Medina' se defiende: "No se trata de una simulación y puedo demostrarlo"

Miguel Ángel Ibarra Marín: «Yo me siento sacerdote y, de hecho, lo soy»

"A Francisco le diría: 'Santidad, acójame en la Iglesia. No se me quite este tesoro tan lindo que me han dado'"

Miguel Ángel Ibarra Marín: "Yo me siento sacerdote y, de hecho, lo soy"
Miguel Ángel Ibarra

Para que un sacerdote sea falso, tienen que aplicarse tres condiciones: la primera, no haber sido ordenado. La segunda, no es incardinado, y la tercera, no tiene mandato de un obispo para ejercer su ministerio, y yo las cumplo

(José Manuel Vidal).- Miguel Ángel Ibarra Marín, apodado por los medios como el ‘falso cura’ de Medina, saltó a los titulares hace unas semanas, acusado de estar ejerciendo el sacerdocio de forma fraudulenta. Él lo niega y asegura estar válida y lícitamente ordenado. Y suspira por seguir siendo cura: «Me siento sacerdote y, de hecho, lo soy», asegura.

La historia es una auténtica odisea. Le hemos pedido que nos explique lo sucedido y nos dé su versión de los hechos. Ha retornado a España, concretamente a Medina Sidonia, para dar la cara -explica-, y aquí ha encontrado de todo: gente que le apoya y gente que la da la espalda. Incluso entre sus ex compañeros sacerdotes.

Se queja de haber quedado sin recursos económicos para sobrevivir. No tiene derecho a paro y no le han dado un finiquito, a pesar de haberle despedido sin haber terminado el contrato que tenía de tres años con la diócesis de Cádiz. En Colombia, a consecuencia de la difusión de la acusación y de su cese, nadie se fía de él para darle un trabajo. Aquí le han ofrecido un puesto de camarero. Y el obispo, monseñor Zornoza, que lo acogió con los brazos abiertos, ahora no quiere saber nada de él.

¿Cuántos medios le llamaron?

En la rueda de prensa estuvieron diez y ocho medios. Y luego, por separado, cuatro. Veintiuno en total.

La rueda de prensa ¿fue en Medina o en Cádiz?

Fue en Medina. A las 11:30 de la mañana.

Y después le llamaron todas las televisiones. ¿No?

Sí.

Se está usted haciendo más famoso que cuando era cura.

Bueno, yo sigo siendo cura. Vos sabes que los sacramentos no cesan.


Usted sigue negando que sea un cura falso, ¿no?

Sí, efectivamente. Pienso que la denominación de falso no entra aquí. Esto ya lo discutí con mi arzobispo en Colombia, porque para que un sacerdote sea falso, tienen que aplicarse tres condiciones: la primera, no haber sido ordenado. La segunda, no es incardinado, y la tercera, no tiene mandato de un obispo para ejercer su ministerio.

Esas tres condiciones ¿usted las cumple?

Sí, claro: he sido ordenado, incardinado y he tenido mi mandato, del obispo de Colombia y el obispo de Cádiz, para ejercer mi ministerio.

Cuando se habla de cura falso, normalmente es aquel hombre que él mismo se pone, que va con un objetivo de estafar y de robar. Hasta que, finalmente, termina capturado por las autoridades judiciales por impostor.

¿Le duele especialmente, entonces, esta acusación?

Claro. Y así se lo comenté al obispo: cuando llegué a Colombia le notifiqué al arzobispo que yo pertenecía jurídica y canónicamente y que ese concepto había sido mal empleado. Obviamente, él no me dijo que no; guardó silencio como, de alguna manera, dándome la razón.

Y no es un concepto que sea propio mío, sino que los jueces me dijeron que había sido un concepto mal empleado.

Tanto el arzobispo de Antioquía como usted han recurrido al Vaticano. ¿No?

Sí, esa es la instancia superior. La que, finalmente, tiene que resolver la situación.

¿Ante quién han recurrido? ¿Ante la Congregación del Clero?

Ante la Congregación del Clero y ante la Doctrina de la Fe.

A las dos congregaciones.

Sí.

Usted ha aportado su propia documentación y el arzobispo la suya. ¿No coinciden las dos documentaciones?

No coinciden; es decir, coinciden en algunas cosas, obviamente, pero no en su totalidad porque yo estoy defendiendo, sobre todo, mi proceso. Y lo que el juez eclesiástico, en el 2011, realizó sobre mi caso.

Hay que contextualizar un poco, porque si no la gente se va a quedar en el aire.

Yo fui ordenado en el año 1998. Ya sabrás, más o menos, que el arzobispo que me ordenó, según el acta de ordenación y las conversaciones que él y yo teníamos, me ordenaría para una fraternidad que pensaba juntar; sacerdotes de facción.

Y al poco tiempo murió.

No. Él murió en el 2007. Me ordené en enero, y al mes siguiente él abandonó la sede. Y se viene a descanso, porque cumplía los 75 años de edad.

Y se jubiló sin dejarle a usted incardinado.

Exacto. Él no me incardinó. Ni a su comunidad la apuntó, porque realmente era un proyecto que él tenía pero que no se llevó a cabo. Ni me incardinó a la arquidiócesis, porque yo no pertenecía al clero de la arquidiócesis. Yo no estudié para la arquidiócesis, lo hice para su fraternidad. Esto es muy importante que quede claro.

¿Hizo los estudios reglamentados para un aspirante a sacerdote?

Sí. Yo te mando ahorita mi hoja de vida para que tú tomes de ahí los datos y complementes un poco.

En un seminario, ¿no?

Sí, hice mi bachillerato en un seminario menor. Luego hice mi Filosofía en una facultad eclesiástica, que era donde los seminaristas íbamos a hacer la Filosofía. Luego, hice la Teología en otra facultad eclesiástica. Aquí obtuve la licenciatura. Más tarde, recibí los ministerios menores. Después, el diaconado, el 8 de diciembre de 1997. Y él me ordenó en el 98.

Él se jubila, y usted queda en el aire.

Acéfalo. Sí, yo quedo en el aire, eso es. Y teniendo contacto con él, obviamente. No tengo un obispo cabeza. Quedo así. Y ese tiempo, de 1998 al 2011, me dediqué a estudiar. Él me dijo: «sigue estudiando». Yo le dije: «monseñor, yo quiero estudiar Medicina» Y él me dijo: Medicina no. Yo no quiero curas médicos» Y me autorizó a estudiar Psicología. Estudié Psicología, e hice mi especialización en Psicología, también. Luego, estudié enfermería. Pero para entonces él ya había muerto.

Seguí en comunicación todo el tiempo con él. En el 2011 me presento ante monseñor Orlando Antonio Corrales García, que es el arzobispo de Santa Fe de Antioquía. Me conocía, porque había sido profesor mío en la Facultad de Teología, de Teología Moral.

Ordenación del padre Ibarra

Me presenté ante él y le dije: «monseñor, no sé si me recuerda», etc. Y él me recordaba. Le conté que había sido ordenado sacerdote con monseñor Trujillo Arango. «Aquí están mis documentos. Me ha pasado esto».

Yo no tenía los documentos originales, porque estos los tenía un sacerdote que iba a ser el prior de la fraternidad. Yo tenía todo mi proceso: partida de bautismo, de confirmación, de matrimonio de mis padres…, absolutamente todo.

Él me dijo: «hagamos una cosa; tú eres muy amigo del obispo auxiliar de Medellín. Yo me voy a poner en contacto con él y vamos a buscar un juez eclesiástico -esto fue en el 2011- para que esclarezca todo esto de tu ordenación sacerdotal».

Y el juez falló a favor suyo y, a partir de ahí, usted se encaminó a la archidiócesis de…

Él me dijo: «yo te voy a mandar unos pantallazos de tus documentos para que leas y tengas todo esto, que es muy importante».

El obispo le incardina y usted ya es cura de la arquidiócesis de Antioquía.

Sí. El fallo del juez es muy contundente, porque empieza diciendo: «Consta con certeza»… Porque él llamó a uno de los testigos que estuvo en la eucaristía de mi ordenación; fue el que llevaron para cantar la misa.

Téngase en cuenta que mi ordenación fue en la capilla del arzobispo. Algo así como el Papa Juan Pablo II, que fue ordenado en una capilla privada. Yo fui ordenado en la capilla del arzobispo, en el palacio arzobispal.

Entonces, este decreto dice: «consta con certeza la ordenación presbiteral de Miguel Ángel Ibarra Marín (…) Examinados todos los documentos no existe duda de la validez diaconal y presbiteral»

No se trata de una simulación.

Y esos documentos son los que el arzobispo admite, refrenda, y usted actúa como sacerdote durante 18 años en Antioquía.

Exacto. Él entrega todo ese estudio a Monseñor Orlando. Hacen un acta supletoria, porque mi ordenación no fue registrada en el archivo de la cancillería. Él no la registró.

¿Por qué no lo hizo? Yo no puedo darle la razón. El único que puede hacerlo sería el arzobispo. Pero no lo hizo aunque, sin embargo, dejó las actas firmadas. Porque, también, dentro de ese estudio están las actas de ordenación, que el mismo juez las estudió.

Y el juez, en la parte de abajo, en las refrendas, no sé muy bien el concepto, dice: «la firma de Monseñor Augusto Trujillo Arango es auténtica». Es decir, el juez autenticó los documentos con estudio de firma y todas estas cosas…

Se demoró como tres meses ese estudio que hizo el juez. Él envía todos esos documentos a monseñor Orlando y este me dice: «ya llegó el concepto del juez, y es favorable. Entonces, vamos a organizar para incardinarte el 19 de diciembre del 2011».

Y ese día, el 19 de diciembre del 2011, en una ceremonia eucarística y en presencia de otro obispo, un obispo mexicano, amigo mío, que también participó de la ceremonia, el obispo me incardinó, me renovó los compromisos sacerdotales… Es decir: me asumió para su arquidiócesis e hizo su decreto de incardinación. Que es el segundo criterio.

Por lo tanto, primero, fui ordenado. Segundo, incardinado. Y luego, me nombró vicario parroquial. Estuve como vicario parroquial en tres parroquias allí, en Colombia. Después, como párroco en una, por tres años. Más tarde, me nombró juez auditor del Tribunal Eclesiástico de Medellín, que es un cargo, según el Derecho Canónico, de confianza. Luego, me nombró, por tres años, perito del Tribunal Eclesiástico Regional.

Finalmente me dijo que le habían pedido un sacerdote desde España, concretamente de la diócesis de Cádiz: «yo quiero que ese sacerdote seas tú, no sé si estás dispuesto a viajar.»

¿Usted aceptó la petición de España?

Sí, acepté. Pero le dije: «monseñor, recuerde que estoy haciendo un doctorado en Teología». Él me consiguió también una beca para hacer el doctorado. Le dije que hablaría con la Facultad, para ver qué me decían.

Lo hice, y en la Facultad me dijeron que tenía que terminar todas las materias y dejar la tesis doctoral en un 70%. «De este modo, le concederemos el permiso de ir a España y allí terminar el 30% restante».

Pasé el año, cumplí los compromisos con la Universidad y me vine a España en un acuerdo que firmaron monseñor Orlando y monseñor Rafael Zornoza.

Llegué a Jimena, que fue mi primer destino. Esto es muy importante, porque la confianza de monseñor Rafael Zornoza es total; me nombró párroco para Jimena, donde estuve diez meses. Luego, él me cambió de destino y me envió a Medina Sidonia porque quería que estuviera un poco más cerca de Cádiz, por el tema de mi estudio, mi tesis doctoral. O sea, un hombre muy especial. Lo digo porque a veces me han pinchado por ese lado. Y monseñor es un hombre maravilloso.

La solución, en Roma. ¿Cuánto tiempo cree que va a tardar en resolverse?

No sabemos. Yo lo envié y todavía no he recibido respuesta de Roma.

Con el obispo que lo ordenó, Augusto Trujillo

¿Pero pueden ser varios años?

El arzobispo de Colombia me dice que ahora las cosas son muy ágiles. Pero uno que trabajó en el archivo Vaticano me dijo que eso es muy lento. Que se puede demorar años.

¿Qué va a hacer mientras?

Mientras tanto, como no puedo tener ministerio al estar cesado, hay gente que me ha dicho que por qué no me voy de misionero. Pero yo no puedo hacer cosas que no están dentro de mi competencia.

Como soy psicólogo, he tratado de buscar trabajo en Colombia y no ha sido posible por el rótulo de cura falso. Quien me conoce, me apoya. Pero quien no me conoce, obviamente no me va a dar trabajo.

Entonces, quiere buscar un trabajo mientras se decide su futuro en el Vaticano, ¿no?

Sí. Vine a España con esa intención. Pero me regresé a Colombia por el tema de mi madre, que está un poco enferma a partir de esta situación. Voy a regresar nuevamente entre el jueves y el viernes de esta semana. Y ya estaré en contacto con España, a ver qué resulta acá.

Seguramente, como has visto, yo antes de ejercer el ministerio, «antes» -esto es importante- estuve también un tiempo dedicado a mi música como Ángel Serrati, que es mi seudónimo artístico.

Ya. Ahora mismo, no puede llevar clériman, ¿no?

No. No llevo ningún distintivo sacerdotal. Uno tiene que ser muy obediente con la Iglesia. Muy respetuoso.

¿En Medina, le han recibido bien?

Me han recibido muy, muy bien. No pensé que en este pueblo me querían y me apoyaban tanto.

¿Le han ofrecido algún trabajo en Medina o en Cádiz?

Sí. Me dicen que me quede. Que ellos me colaboran con algún trabajo de camarero. En fin, hay algunas propuestas.

¿La gente le ha preguntado si los sacramentos que usted les ha administrado siguen siendo válidos? ¿Les ha podido tranquilizar, en el sentido de que son realmente válidos?

La gente no me pregunta el tema porque, el mero hecho de verme acá, de que yo haya venido a dar la cara, les ha tranquilizado mucho. Un señor, inicialmente, dijo en televisión: «él bautizó a este niño, pero el bautizo no es válido, porque no es cura». Esta semana, el señor habló nuevamente en televisión, y dijo que se sentía muy tranquilo y contento porque yo había venido. Es decir; un criminal no va a dar la cara. Una persona que miente no v a venir, porque sabe que no está actuando en consecuencia.

La gente no me pregunta, por el mero hecho de verme aquí.

Confían en usted.

Sí. Y porque ven que me estoy defendiendo. Ellos se sienten tranquilos y contentos, y yo también, porque sé que he actuado en conciencia.

Sus compañeros curas, ¿qué le dicen?

En Colombia, en mi arquidiócesis, los sacerdotes apoyan al obispo. Pero también me llaman para decirme: «Estamos contigo». «Creemos en ti». «Sabemos que has sido un excelente sacerdote. Que tu trabajo ha sido muy bueno. Que tenemos que aprender mucho de ti, de todo tu entusiasmo. Tu dinamismo». «Sabemos que eres sacerdote»…

Lo dicen porque muchos conocieron mi proceso. Aunque no eran compañeros míos de formación, porque yo estudiaba en otro lado, en la arquidiócesis de Santa Fe de Antioquía, que era aledaña a Medellín. Y muchos, que fueron mis compañeros del seminario menor y me conocen, me llaman y me apoyan.

¿Y los de Cádiz?

Yo no tengo contacto con ellos. Solamente ayer, en televisión, uno salió diciendo que yo había prometido obediencia, que por qué estaba diciendo en los medios esto. Y, bueno, obediencia no significa que yo tenga que aceptar la injusticia; tengo que contar mi verdad.

Pero el párroco de Medina ¿tampoco se puso en contacto con usted? ¿No le dijo nada?

Al párroco de Medina yo le escribí un mensaje diciendo: «padre Martín, estoy por aquí y me gustaría que nos encontráramos para tomar un café y hablar».

Él me respondió que estaba muy ocupado. Yo entiendo, si es así. Y en otra ocasión me lo encontré por la calle, pero él no quiere encontrarse conmigo. Es la impresión que yo tengo. De pronto, se puede sentir molesto. Es entendible.

¿El señor obispo se puso en contacto con usted, o alguien de de la curia diocesana, para ofrecerle una casa, un trabajo, algo?

No. Qué bien que me pregunte, porque a raíz de todo esto, me han llamado dos abogados de España y me han dicho que el deber del obispado, tanto de Colombia como de España es, en estos momentos, prodigarme algún tipo de sustento y ayuda, puesto que yo me he quedado en la calle sin nada. He perdido la Seguridad Social.

Es más, yo estuve hasta el 13 de diciembre del 2018. Ni siquiera esos trece días, que me correspondían, me dieron de emolumento. Tampoco el derecho al paro, que tengo en España, por aporte a la Seguridad Social. Ellos escribieron que yo había renunciado voluntariamente.

Cuando fui a la oficina del paro a inscribirme, me dijeron que no tengo derecho porque, según el obispado, yo renuncié voluntariamente. Y eso no es cierto. A mí me cesaron. Me dijeron que me tenía que ir a Colombia.

O sea, que monseñor Zornoza se portó muy bien con usted para recibirle, pero no ahora.

Sí. Yo quisiera manejar las cosas muy prudentemente y decir la verdad. Él fue conmigo muy bueno, muy cercano. Pero en este tema económico, no sé por qué…

En ese momento no caí en la cuenta, cuando los periodistas me preguntaron por qué guardé silencio. Pero es que yo no tenía documentos, no tenía con qué defenderme. No tenía nada. Uno queda aturdido. No podía hablar por hablar, ni tenía tiempo. Inmediatamente hablé con un sacerdote juez. Él me dijo que me tomara mi tiempo.

Y ahora me he enterado de que tengo derecho en España a que me cumplan con el contrato que tengo de tres años. Y en Colombia, la diócesis debe de darme mensualmente lo que me corresponde, porque Roma todavía no ha dicho nada.

 

 

¿Cuál cree usted que es la causa por la que su diócesis revisó su caso?

La verdad, no tengo ni la más mínima idea, porque surgen muchas cosas que no dan luz. Yo no puedo imaginar cómo ha sucedido todo esto, no lo sé. No sé qué puede estar pasando. Muchos dicen que son celos, porque en siete años progresé mucho. No sé.

¿Sueña con seguir siendo cura?

Ciertamente. Espero ver la respuesta favorable de la Santa Sede. También temo, un poco, qué hay detrás de todo esto; estos juegos de poderes: quién tiene más poder aquí, qué se puede manejar. Yo soy el débil ante el fuerte… Todo ese tipo de cosas.

Pero usted se siente cura y quiere seguir siéndolo.

Sí, claro. Yo me siento sacerdote. De hecho, lo soy.

Si se encontrase con el papa Francisco, ¿qué le diría?

Sencillamente, le diría: «Santidad, por favor, acójame en la Iglesia. Recíbame nuevamente en la Iglesia. No se me quite esta oportunidad, este tesoro tan lindo que me han dado y que ahora me han arrebatado».

Otros titulares

«Mons. Zorzona es un hombre muy especial. Y lo digo porque a veces me han pinchado por ese lado. Y monseñor es un hombre maravilloso»

«En Medina me han recibido muy, muy bien. No pensé que en este pueblo me querían y me apoyaban tanto»

«Obediencia no significa que yo tenga que aceptar la injusticia; tengo que contar mi verdad»

«El párroco de Medina no quiere encontrarse conmigo. Es entendible»

«Me dijeron que no tengo derecho porque, según el obispado, yo renuncié voluntariamente»

«La verdad, no tengo ni la más mínima idea de l por qué de la revisión, porque surgen muchas cosas que no dan luz»


Te puede interesar

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído