La reina se ha vestido de gala por segunda noche consecutiva para cenar con unos invitados de excepción, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, y su mujer, Nechama Rivlin. A pesar de que Letizia (45) estrenó un magnífico vestido de Carolina Herrera, lo más destacado fue el color aceitunado de su piel.
Según publica Informalia, ahora, en pleno mes de noviembre, la esposa de Felipe VI luce más morena que nunca. De hecho, ni si quiera durante sus jornadas en Mallorca ha presumido de ese tono de piel que tanto ha llamado la atención este martes durante la cena en el palacio de El Pardo. Letizia, que estaba guapísima con un vestido de Carolina Herrera negro con topos blancos, llamó la atención con un bronceado al que no nos tiene acostumbrados, ya que ella no es muy amante del solarium y cuida con celo su piel.
Por ello, los usuarios de las redes sociales, para los que este detalle no ha pasado inadvertido, apuntan a que Letizia querría corregir su tono lechoso por uno más saludable con el body counturing, una técnica de maquillaje facial y corporal que consiste en resaltar las líneas naturales del cuerpo dándoles un poco de color.
Aunque también se ha barajado la posibilidad de que Letizia haya utilizado toallitas autobronceadoras, lo cierto es que el brillo de su piel y los ligeros destellos dorados apuntan a la técnica que Kim Kardashian ha popularizado en Estados Unidos y que ya se ha convertido en una tendencia.
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