La tendencia de la política internacional parece empeñarse en revertir el hecho que ya parece no tener vuelta atrás, y que no es otro que vivir en un Mundo globalizado, donde el efecto mariposa tiene especial relevancia en casi cualquier ámbito. Algo parecido ocurre casi desde tiempo inmemorial con el cine, el mundo audiovisual en general, que se nutre de muy diferentes disciplinas e influencias para obtener los resultados finales que llegan a la pantalla, sea ésta del tipo que sea.
Siendo así las cosas, lo que aparentemente supone hacerse eco de una noticia de alcance, mucho tiene que ver con el cine y su historia pasada, presente, y quién sabe si futura, instalados en remakes, spin-offs o reboots como vivimos. Porque mucho tiene que ver la figura de Frederick Forsyth en el cine y la televisión de las últimas décadas, y ahora estas categorías se deben sumar al pésame por su reciente fallecimiento, el pasado día 9 de este mismo mes de junio, a la edad de 86 años. La noticia fue confirmada por su propio agente literario en el comunicado en el que decía “Lloramos el fallecimiento de uno de los escritores de thriller más importantes del mundo”, y en el que añadió que Forsyth murió en su casa, rodeado de su familia.
El escritor británico (nacido en Kent, Inglaterra), fue uno de los más grandes especialistas del cine de suspense y del trhiller de espías y político. Escribió unos 25 libros (de los que se han vendido 75 millones de ejemplares), como El día del Chacal, llevado varias veces al cine, siendo uno de sus historias más famosas y de absoluta actualidad gracias a la exitosa revisión de la historia en formato de serie de la mano de la plataforma en streaming de Amazon prime.
El autor fue a lo largo de su nada aburrida vida piloto de la Royal Air Force, reportero y agente secreto, y todo ello le supuso más que materia prima para convertirse en uno de los más célebres autores de todos los tiempos, aunque una mala gestión del patrimonio le hizo mantenerse en activo hasta el final para pagar las facturas.
Además de las archifamosas aventuras del Chacal (la primera gran adaptación fue en 1973), el cine se fijó en varios best sellers de Forsyth. El primero de ellos, en 1974, fue Odessa, dirigida por Ronald Neame y protagonizada por Jon Voight. Se trata de la historia de un periodista que investiga a un criminal de guerra nazi encubierto.
Después llegó en 1980 con el mano a mano interpretativo de Christopher Walken y Tom Berenger, Los perros de la guerra, sobre un grupo de mercenarios contratados para derrocar a un gobierno africano con fines corporativos.
En 1987 El cuarto protocolo rompió taquillas con Pierce Brosnan y Michael Caine como protagonistas, ambos en la cresta de la ola en sus trayectorias profesionales. Fue muy aplaudida por un público que la perspectiva del tiempo indica que agradeció el giro hacia la acción y el espionaje en detrimento del enfoque más político de la novela original.
Más adelante llegó en formato televisivo la película El vengador (2006), con Sam Elliott y Timothy Hutton. La historia gira en torno a un exsoldado contratado para capturar al asesino del nieto de un multimillonario. Menos conocida, pero de gran interés no sólo para amantes del género, sino para todo aquel que guste de una cinta altamente entretenida.
A principios de 2014 se publicó The Kill List y el mismo año se estrenó su adaptación cinematográfica dirigida por Rupert Sanders. En la era de la escasez de ideas, los productores no esperan demasiado para rodar lo recién publicado, que se lo digan al caso extremo de George R. R. Martin…
Así las cosas, la ausencia de uno de los grandes creadores de grandes historias será muy notable no sólo para sus fieles lectores.
