¿Cuál es la música de hoy? Con el Ensemble Modern en el Auditorio del Museo Reina Sofía

La mayoría respondería con las últimas tendencias del pop, con los nombres famosos y millonarios de solistas y grupos que llenan las ‘guías del ocio’, las páginas de ‘cultura’ (cada vez más únicamente entretenimiento), o los suplementos juveniles de los diarios. Pero también existe una música ‘clásica’ contemporánea, y su reducto español está en el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea que en esta temporada está desarrollando un programa de conciertos de muy alto nivel en el auditorio del Reina Sofía, un fabuloso entorno que ya de por sí justificaría la visita, parte de la ampliación del MNCARS realizada por el arquitecto Jean Nouvel.

El lunes 4 Diciembre, pudo verse al Ensemble Modern, uno de los grupos musicales más considerados en este género, con su muy prestigioso director al frente, el compositor Georges Benjamín, interpretar un programa denso y largo, que comenzó con la obra más conocida del propio Benjamin, At first Light, y siguió con Wolfgang Rihm: Gedrängte Form; Oliver Knussen: Songs without Voices op.26; Luke Bedford: Or voit Tout En Aventure. para cerrar con Three Inventions, también de Benjamin.

El Ensemble tiene en estos momentos 27 miembros y la complejidad de su programa de actividades y el número excepcional de sus miembros han hecho que se hayan organizado como una sociedad anónima, una empresa cuyos accionistas son sus miembros. Tienen su sede en Frankfurt, pero no paran de recorrer el mundo y de interpretar obras a menudo escritas para ellos.

Sería demasiado largo y absurdo comentar todo el programa de tan exigente velada por parte de un neófito, y para escasos lectores probablemente también en us primeros escarceos por el panorama de la deconstrucción total que se está realizando en las últimas décadas de lo que hemos entendido por música, por el ruido en lugar de la armonía, por el reflejo del caos que ya no nos rodea, sino que nos ha fagocitado.

Intentemos pues comentar únicamente algo, la primera pieza. ‘At First Light’ fue escrita en 1982 y en ella intervienen más de veinte instrumentos. ‘Ciertamente, mi pieza es una contemplación del alba’, explica Benjamin. Una interpretación que reconoce ‘abstracta’, que explora la cualidad en sí de los sonidos para que se asemejen a los destellantes colores que preceden al amanecer. La paleta sonora no es que sea impresionista, es que resulta tan exhuberante como una catarata en la que hasta interviene una bola de ping pong y un periódico tabloide. Una abrasiva batería de sonidos.

Benjamin, que considera a Messiaen el mayor músico actual, compone algo que para los profanos gira en torno a sensaciones ambivalentes, enormemente sugerentes a veces, no poco atemorizadoras en otros momentos.

Durante el próximo año, con actuaciones casi todas las semanas, los lunes a las 19,30 horas, y entrada libre hasta completar aforo, podrá escucharse entre otros al Trío Arbós, al Exaudi Vocal Ensemble o al Ensemble Intercontemporain, en una selección de los intérpretes y compositores más granados de la difícil pero sugerente música ‘clásica’ que se está haciendo en estos momentos.

EL ESTALLIDO DE LA MÚSICA CONTEMPORÁNEA

En el contexto de la música clásica, el término contemporánea se aplica a la música escrita en los últimos cincuenta años, particularmente después de los años sesenta. Existen numerosos festivales dedicados a la música contemporánea, entre ellos el de Donaueschingen y el Huddersfield Contemporary Music Festival.

Podemos encontrar música contemporánea en las bandas sonoras de películas y música incidental, como El tigre y el dragón de Tan Dun, Las horas de Philip Glass, El señor de los anillos de Howard Shore y el tema de la campaña publicitaria de De Beers de Karl Jenkins, dice la Wikipedia.

A comienzos del siglo XX la música contemporánea incluía al modernismo, el serialismo dodecafónico, la atonalidad, un mayor número de disonancias sin resolución, la complejidad rítmica y la música «neoclásica». La música contemporánea de los años 50 en general implicaba alguna forma de serialismo; en los 60s, serialismo, indeterminación, y música electrónica, incluyendo música por computadoras, arte mixto, ‘performance’ y el grupo Fluxus; y desde entonces, música minimalista, posminimalista y todas las anteriores.

Desde los años 70 se ha incrementado la variedad estilística, con demasiadas escuelas como para ser enumeradas. Sin embargo, de manera general, existen tres amplias tendencias. La primera es una continuación de la tradición modernista de la vanguardia, incluyendo a la música experimental, con, por ejemplo, Magnus Lindberg. La segunda está conformada por las escuelas que buscan revitalizar un estilo basado en la armonía tonal de siglos anteriores, incluyendo a John Corigliano, John Rutter y Manuel Alejandre. La tercera se centra en la armonía triádica no funcional, ejemplificada por los compositores de música minimalista y otras tradiciones similares.

La música contemporánea se ha visto alterada con una fuerza creciente por el uso de ordenadores en la composición, que permiten a los compositores escuchar esbozos de sus obras antes del estreno, componer superponiendo partes ya interpretadas una sobre otra, como se sabe que hace John Adams, y distribuir sus partituras por Internet. Es demasiado pronto aún para decir cuál será el resultado final del efecto que tendrá esta ola de computarización sobre la música.

En una época en la que quizá haya, por ejemplo, no menos de 40.000 compositores de música orquestal sólo en los Estados Unidos, distinguir, saber y estar al tanto es tarea imposible. Aprovechemos las oportunidades para hacer excursiones valerosas a un mundo casi incomprensible.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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