(PD/Agencias).- «Estoy fatal. Estos últimos años, Nicoletta me está atormentando, mis amigos no vienen a verme, me hace vivir solo, estoy aislado, critica a mis hijos, me rodea de personas que no me gustan. Me ha alejado incluso de Tino y Veronica, (dos colaboradores muy cercanos al cantente) que eran como mis hijos. Tenía necesidad de Veronica. Estaba desesperado».
Eso confesó el tenor a su amiga Lidia La Marca, antes de morir. Ahora, ésta lo ha contado al diario La Stampa.
La Marca es una ginecóloga boloñesa, esposa del músico Leone Magiera, íntimo de Pavarotti. La Marca ha explicado que el tenor se desfogó con ella, cuando se encontraron en el Policlínico de Modena, durante una visita del cantante de ópera al hospital.
«Continuó hablando durante 20 minutos», ha contado La Marca en la entrevista. «Piensa siempre en el dinero, llega con documentos para que los firme, me hace escenas. Esto terminará mal. O me pego un tiro en la cabeza o nos separamos. No se lo cuentes a nadie o me lo hará pagar».
La amiga de Pavarotti se ha decidido ahora a publicar esta conversación privada porque «es un deber moral». Se lo «debe» al divo.
Mientras aumentan los rumores sobre si el cantante cambió su herencia en los últimos meses, las hijas mayores de Pavarotti aseguran que no tienen conocimiento de ningún tipo de información al respecto y piden respeto hacia la figura de su padre.
Sin embargo, la bola de nieve crece. No es difícil imaginar que la división de este inmenso patrimonio enfrentará, por primera vez abiertamente, las dos familias del tenor: la de su primer matrimonio con Adua Veroni, del que nacieron las hijas Lorenza, Cristina y Giuliana, y la creada con la segunda mujer, Nicoletta Mantovani, de la que tuvo la pequeña Alice, de 4 años.
