Un hermoso abanico de un gran ‘Piccolo Teatro di Milano’

J.C.Deus

El Festival de Otoño de Madrid echó el telón hasta el año que viene con una preciosidad, otro ejemplo de adaptación de los clásicos, para comprender que en este terreno somo aún una anomalía en Europa. Ambientación, declamación, relación con el texto original, `potenciación de sus contenidos universales, misterios inefables del teatro bueno, del teatro que libetra y engrandece. El Piccolo es uno de los teatros más importantes del mundo, caracterizado por una exquisita calidad estética. Su director artístico, Luca Ronconi, es responsable de esta versión conmemorativa de Il ventaglio, El abanico, de Carlo Goldoni.

Una velada ‘tutta italiana’, en su buen gusto, en sus suaves modales, en su ausencia de acritudes, de crispaciones, en su armonía social pocas veces rota. «El motor de la acción de “Il ventaglio”» -explica Luca Ronconi- «es un objeto insignificante, un abanico de escaso valor. Sin embargo, este simple accesorio consigue construir relaciones, producir choques y desencadenar crisis. Porque en un siglo sin soplo de aire fresco, en el que la gente vive estancada y sin respiro, un abanico se convierte, de repente, en algo esencial».

Para conmemorar el trescientos aniversario del nacimiento de Carlo Goldoni, Luca Ronconi ha elegido “Il ventaglio” (“El abanico”). Una simple comedia de enredo, que parecería caduca y aburrida para el espectador de nuestro tiempo. Un engranaje cómico perfecto, un “ingenio de relojería”, una comedia de equívocos entre enamorados que funciona como un mecanismo infalible donde nada es casual, y mucho menos el título, símbolo de un Settecento en crisis que se empieza a perder el resuello. “Il ventaglio”, publicada en 1765, se estrenó en Venecia con éxito rotundo. Quedaban poco más de veinte años para la Revolución Francesa, pero en este espectáculo, Goldoni anticipaba con una intuición iluminada lo que estaba a punto de pasar. Y con una superficialidad y levedad paradigmática de la siempre risueña Italia que dos siglos antes decía: ¡França epur Spagna, si mangia! apresada entre las dos grandes potencias meridionales. Y todo ello con un abanico que vuela de mano en mano, con la ligereza de un rumor.

Goldoni escribió una primera aproximación al texto en francés (“L’éventail”) en París, donde recaló en 1762 después de su precipitada fuga de Venecia a causa de la polémica y la persecución desencadenada por su rival Gozzi. La versión italiana es de 1765 y se presentó con gran éxito en Venecia. Faltaban cerca de veinte años para la Revolución Francesa pero Goldoni ya intuyó con su agudeza habitual lo que estaba a punto de acontecer.

En un pueblo a las afueras de Milán, por culpa de un abanico roto, se consuma una historia de equívocos y malentendidos, parejas que se rompen y se recomponen en una loca jornada de finales de verano donde las ráfagas de viento parecen llevarse todo y a todos. En el corazón de “Il ventaglio”, que Goldoni escribió en el período de su voluntario exilio parisino, encontramos la pasión del autor por la observación de los vicios y las virtudes de una variada humanidad, fotografiada simultáneamente en todos sus estratos sociales: nobles decadentes, burgueses incapaces de tomar decisiones, gente del pueblo que ha perdido todos los temores y cultiva todavía inconscientemente pequeños fermentos revolucionarios…

Goldoni presentaba así su obra en una carta: ‘Ésta es una gran comedia; es una gran comedia porque me ha costado un enorme esfuerzo y costará un enorme esfuerzo a los actores representarla. Esfuerzo de atención, de algún ensayo de más; pero es una de esas comedias que hacen brillar el talento y la habilidad de los cómicos. Entenderéis lo que es leyéndola, pero la entenderéis mejor aún imaginando que la veis en el escenario. Habéis visto otras similares: por ejemplo, “Il filosofo inglese”, “Il campiello”, “Le baruffe chiozzotte”, pero ésta es la más articulada de todas; observad la ligadura de los personajes que de un acto a otro están siempre concatenados, nunca se queda ni por un momento el escenario vacío. No he distinguido las escenas como es habitual porque habrían sido tantas que se habría duplicado el papel necesario. La visión de la primera escena, la escena muda del tercer acto, el juego perpetuo de todas las partes del escenario y de todos los personajes, a mi parecer, son cosas que deberían sentar bien… Recomendad que hagan diversas pruebas. Todo depende de la representación. La comedia depende de los cómicos y sé que estoy en lo cierto’ (Carlo Goldoni, Carta a Stefano Sciugliaga, Obras, XIV, 127, p. 327).

El Piccolo Teatro di Milano es el primer teatro público italiano. Fundado por Giorgio Strehler y Paolo Grassi en 1947, ha llevado a escena a las grandes figuras de la tradición clásica -Shakespeare, Chéjov y particularmente Goldoni- pero también a autores contemporáneos como Beckett, Brecht y Pirandello. Los datos son abrumadores: 279 montajes, 20.924 funciones, 47 países visitados y casi 10.000.000 de espectadores. “Teatro de arte para todos” es el leitmotiv del Piccolo, que asegura espectáculos de elevado nivel cultural dirigidos a un público lo más amplio posible. Tras muchas vicisitudes, en 1998, se inaugura el complejo de una verdadera ciudad del teatro, imaginado por Grassi y Strehler. Grassi había muerto diez años antes y Strehler, en la Navidad de 1997.

Luca Ronconi a partir de 1963 comienza sus primeros trabajos como director. El espectáculo que lanza a Ronconi a la fama internacional es “Orlando Furioso” de Ariosto (1969), en la versión elaborada por Sanguineti. Entre 1977 y 1979 funda y dirige el Laboratorio de Proyectos Teatrales de Prato. Desde 1989 a 1994 dirige el Teatro Stabile de Turín. En abril de 1994 es nombrado director del Teatro de Roma, donde dirige obras de gran envergadura como “Questa sera si recita a soggetto”, de Pirandello (1998). Desde enero de 1999 Ronconi asume la dirección artística del Piccolo Teatro de Milano y al mismo tiempo la dirección de la Escuela para actores del Stabile Milanese. Come director lírico, hizo un “Giulio Cesare”, de Haendel en en el Teatro Real de Madrid, en noviembre de 2002.

Piccolo Teatro di Milano
Il ventaglio de Carlo Goldoni
Teatro Español de Madrid

Dirección LUCA RONCONI
Escenografía MARGHERITA PALLI
Diseño de vestuario GABRIELE MAYER
Diseño de iluminación GERARDO MODICA
Música PAOLO TERNI
Diseño de sonido HUBERT WESTKEMPER

Intérpretes RAFFAELE ESPOSITO
GIULIA LAZZARINI
PIA LANCIOTTI
GIOVANNI CRIPPA
MASSIMO DE FRANCOVICH
RICCARDO BINI
FEDERICA CASTELLINI
FRANCESCA CIOCCHETTI
GIANLUIGI FOGACCI
SIMONE TONI
GIOVANNI VACCARO
PASQUALE DI FILIPPO
MATTEO ROMOLI
MARCO VERGANI

Una producción del Piccolo Teatro di Milano – Teatro d´Europa en colaboración con Odéon Théâtre de l´Europe.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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