Este es un otoño de conmemoraciones para Don Miguel. También termina en ocho otra cifra importante de su vida: fue en 1948 cuando Miguel Delibes (Valladolid, 1920) ganó el Premio Nadal con su primera novela, «La sombra del Ciprés es alargada».
De esta primera novela y de la que le siguió «Aún es de día», Delibes no está del todo satisfecho: le parecen obras de primerizo,todavía no había encontrado su voz.La encontró en la siguiente, en «El camino». Desde entonces se asentó en Delibes el estilo más poderoso: la precisión.
Miguel Delibes es uno de los mejores escritores españoles del siglo XX. En eso, como en la belleza de Paul Newman, está todo el mundo de acuerdo. Y no es sólo eso lo que comparte Don Miguel con el actor de los ojos azules,nos cuenta la revista Época, también el de Valladolid ha sido un hombre fiel: a su mujer, a la que ha seguido queriendo aunque falleció en 1974; a la editorial Destino, la de siempre, la del Premio Nadal; a Castilla, su tierra; a sus lectores, a los que ha regalado un tesoro de incalculable valor: el mejor castellano.
Desde que le operaron de un cáncer de colon, hace más de diez años, dice que no ha levantado cabeza porque no puede escribir ni hacer su vida al aire libre como antes. Todavía da paseos, incluso cuando llueve, pero echa de menos la caza, el tenis, la bicicleta. Vive en una zona céntrica de Valladolid, en una casa que se comunica con una escalera interior con la vivienda de su hija Elisa.
–¿Cómo se encuentra?
-Mal. Me encuentro mal desde que me anunciaron el cáncer y me operaron. Desde hace diez años no he salido del bache. Estoy fastidiado.
–Para muchos escritores, la escritura ha sido una necesidad vital. ¿Ha sido su caso?
-Lo fue, claro. Pasó de afición a necesidad. El “me divertía escribir” se transformó en “necesitaba escribir”.
–También se reedita ‘El hereje’ y aparecen dos nuevos volúmenes de sus ‘Obras completas’. ¿Qué sensación le producen ambos acontecimientos?
-Esto de la reedición es sólo una forma de hablar. En diez años El hereje no ha dejado de reeditarse. Lo que hacen ahora es un libro homenaje, un libro muy gordo y con más santos, sobre todo fotografías y grabados del viejo Valladolid.
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