Para creer de nuevo en los Reyes Magos, por J.C.Deus

Sobre el texto más antiguo del teatro español, escrito en fascinante castellano a principios del siglo XII, la excepcional compañía Nao d´amores, presenta en esta antigua abadía en el centro de Madrid un espectáculo tierno y emocionante, auténtico y evocador, que le recordará su infancia si vivió aquellas navidades de belén y panderetas. Es un viaje a otro tiempo y a uno de los cuentos más bonitos de nuestra cultura. Es una cuidadosa, precisa y sencilla puesta en escena, un lujo discreto de texto y música, de instrumentos y ropajes, un conmovedor paréntesis en busca de una estrella y bajo un fascinante botafumeiro que se mece sobre un escenario medieval desde la alta cúpula.

El Auto de los Reyes Magos, dice la directora y alma de esta iniciativa, Ana Zamora, es una pieza única en la historia de nuestro teatro. Hallado en un códice de la Biblioteca del Cabildo de Toledo, hoy conservado en la Biblioteca Nacional, constituye el único drama del siglo XII compuesto enteramente en lengua vernácula, siendo a la vez el drama más antiguo del mundo relacionado con el Ordo Stellae conservado en lengua vulgar. Nos encontramos ante 147 versos que nos permiten realizar un viaje escénico hacia los orígenes del teatro español y sumergirnos en eso que denominamos Edad Media. Todo un lujo para un equipo artístico estable, que lleva ocho años entregado a la investigación y puesta en escena del repertorio prebarroco.

Tomando como punto de partida este emblemático auto, hemos elaborado una dramaturgia construida con textos en español (Loores de Nuestra Señora, Himno II y Los signos del Juicio Final de Gonzalo de Berceo, El libro conplido en los iudizios de las estrellas de Aly Aben Ragel, en su traducción hecha en la Corte de Alfonso X el Sabio) y textos en latín de diversa procedencia, para construir una fantasía impregnada de espíritu medieval.

Un juguete escénico que resulta casi tan inverosímil como lo es la propia historia de las religiones: sibilas, profetas, evangelistas, reyes magos, pastores, animales, lavanderas, rabinos que conviven en el interior de un capitel románico. Un mecanismo de relojería inspirado en los ritos ancestrales que se esconden detrás de las celebraciones litúrgicas y populares vinculadas al ciclo de la Navidad. Un acto de comunión fundamentado en la concepción cíclica de la vida y de la existencia, en esa necesidad de destruir un mundo viejo y agotado para que vuelva a nacer, pero con energías renovadas.

Cuando Federico García Lorca y Manuel de Falla quisieron poner en pie un teatro de títeres andaluz, cuenta Alicia Lázaro, la responsable musical de la obra, una de sus primeros intentos fue precisamente este Auode los Reyes Magos. Falla musicó la puesta en escena, que realizaron, con títeres recortados en cartón, la víspera de Reyes del año 1923. Han pasado casi 90 años. Musicólogos, constructores de instrumentos, investigadores, intérpretes, han avanzado en el conocimiento de la música medieval española y europea, y hoy sabemos sin duda mucho más que Falla y García Lorca sobre el teatro y la música de esos siglos.

PROPE EST, VENIAT

‘Está cerca: que venga’. A finales del siglo XVIII, el canónigo Felipe Fernández Vallejo descubrió en un manuscrito de la catedral de Toledo un texto que consta de 147 versos políedricos. En 1863, lo publicó Amador de los Ríos.En su edición de 1900, Ramón Menéndez Pidal le puso este título y concluyó que había sido escrito tan sólo unas décadas después de la introducción del rito romano en Castilla para sustituir al mozárabe. Después de este Auto pasarán dos siglos y medio completamente vacíos en la historia del teatro español.

La leyenda no ha dejado de relatar todo lo que San Mateo había abreviado en relación a la llegada de tres misteriosos personajes orientales avisados por una estrella del nacimiento de Jesús de Nazaret: sus nombres, los incidentes de su viaje, el relato sobre su vida e incluso su muerte. Hace ocho siglos la historia se inmortabilizaba en piedra en tímpanos y ábsides románicos.

En el año 2001 nació Nao d´amores dedicados a la investigación y puesta en escena en torno al teatro medieval y renacentista, y establecidos con buen tino en la ciudad de Segovia. Su manera de escenificación articula técnicas escénicas muy primitivas desde una óptica contemporánea. Es su apuesta por el teatro clásico como bien cultural, que repercute directamente en el desarrollo intelectual, creativo y lúdico de los ciudadanos. Sin duda ya, hablar de teatro clásico en España incluye su cita destacada.

Ana Zamora fundó en 2001 este colectivo de profesionales procedentes del teatro clásico, el teatro de títeres y la música antigua, que desarrolla una labor de investigación y puesta en escena en torno al teatro renacentista; Zamora ha sido galardonada con el Premio Ojo Crítico de Teatro 2008 y el Premio ADE a la Mejor Dirección por su Misterio del Cristo de los Gascones.

El Teatro de La Abadía es un punto y aparte en la escena española, fruto de una iniciativa compartida por la Comunidad de Madrid y el director y actor José Luis Gómez, que se inauguró el 14 de febrero de 1995 con el estreno de Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte de Valle-Inclán. La fórmula garantiza la independencia artística y la continuidad imprescindibles para poder desarrollar una línea de trabajo coherente.

Me gustó la frescura y espontaneidad de los actores, se nota que no participan en las pomadas y movidas del mundillo. La expresión de Nati Vera la recuerdo todavía. Jorge Basanta, Francisco Rojas y Alejandro Sigüenza son los mejores magos reyes que he visto nunca.

MÚSICAS

Con la sustitución del viejo rito mozárabe por el romano (en Castilla en el siglo XI, en el nordeste peninsular en el IX), se sientan las bases para la aparición del drama litúrgico, y, a partir del siglo XII se consolida la costumbre de cantar –y tal vez representar– en los maitines de Navidad de monasterios y catedrales, los versos de la Sibila, cuyo texto formaba parte del rito romano de la vigilia de Navidad. La Sibila de esta representación procede de las más antiguas versiones peninsulares de este canto.

Del mismo tono que el Canto de la Sibila, y con diseño melódico muy parecido, es el primer canto de los Magos que oiremos en el auto. Forma parte de un Auto de Herodes, del s.XII y en latín, conservado en Orleans, y del que el Auto de los Reyes Magos parece un equivalente castellano. De este Auto de Herodes hemos tomado también el cantollano Quem queriis pastores, dicite (“Decid qué buscáis, pastores”), que enlazamos con la danzable, pastoril melodía de la Cantiga 116 de Alfonso X.

Del monasterio burgalés de Las Huelgas, fundado en el siglo XII, procede el canto sobre textos del Apocalipsis que acompaña la procesión de Profetas y Sibila, Audi pontus, audi tellus (“Oye tierra, oye mar”), con la que se inicia la representación, y de San Marcial de Limoges el canto de Epifanía, Orienti oriens stella nova claruit(“En Oriente resplandece una estrella”), con el que los Magos se dirigen al palacio de Herodes.

El viejo canto mozárabe español fue sustituido por el romano, pero Milán conservó el cantollano tradicional ambrosiano, del que tomamos el Videntes Stellam Magi para la Adoración de los Magos. De Italia procede también (Florencia, Códice Ashburnam) el Verbum caro factum est (“La palabra, la profecía, se ha cumplido”), y el Saltarello (conservado en la British Library) que marca el trote de los Magos.

Pero nuestro recorrido musical vuelve hacia Occidente, y recogiendo al pasar por Montserrat una popular danza de peregrinos, la ruta musical de la estrella acaba naturalmente en Compostela, donde cerramos el viaje con un Alleluya extraído del Codex Calixtinus.

Todo ello en una intensa hora de duración, en un paréntesis en el espacio y el tiempo de los que serenan el ánimo y alimentan al alma.

INSTRUMENTOS

Los instrumentos utilizados en la representación, son de tres géneros: viento (órgano, flautas, orlos), cuerda (fídula, laúd, zanfona) y percusión (panderos, sonajas, campanas).

El órgano que utilizamos es un “órgano positivo”, porque “se posa”, se coloca en el sitio donde ha de tocarse, a diferencia de los órganos de iglesia o de sala de conciertos, que están fijos a las paredes del edificio y tienen muchos más registros, muchos más tubos y de diferentes materiales para imitar el sonido de flautas, orlos, trompetas, etc. Nuestro órgano tiene un registro, de tubos de madera tapados. El tapón de cada tubo puede moverse y permite afinar bien la nota. El teclado del órgano acciona el paso de aire a los tubos, cada uno de los cuales da una nota. Modernamente, los órganos tienen un motor que mueve el ventilador del aire que pasará por los tubos para producir el sonido, pero antes de la invención del motor eléctrico, los órganos tenían un sistema de fuelle movido a mano que impulsaba el aire hacia los tubos, y, en el medievo, el llamado “organetto” era un pequeño órgano accionado por un solo instrumentista, que, a la manera del acordeón, manejaba el fuelle con una mano y tocaba con la otra.

La flauta es posiblemente el instrumento de origen más antiguo y está presente en casi todas las épocas y entornos geográficos: flautas de hueso, de cuerno, ocarinas de barro, pitos de cerámica, flautas de diferentes maderas… Las flautas -de madera de arce- que usaremos en la representación son de pico, también llamadas flautas dulces. El sonido se introduce en el tubo a través de un bloque provisto de boquilla o embocadura, a diferencia de las flautas traveseras, en las que el aire entra directamente en el tubo por un orificio lateral. En el Renacimiento, las flautas, como otros instrumentos, formaron “familias instrumen-tales”, en las que cada flauta correspondía a un registro sonoro, del más grave al más agudo.

Orlos y chirimías alemanas. Son instrumentos de viento en los que el aire entra el tubo a través de una lengüeta doble, como en el moderno oboe o el fagot. Sin embargo, a diferencia de éstos, en los orlos la lengüeta está encapsulada dentro de un bloque provisto de una embocadura en la que el instrumentista sopla (con más intensidad que en la flauta) para que la lengüeta vibre y trasmita el sonido al tubo. El orlo puede ser recto (también llamado cornamusa) o curvo, y, como en el caso de las flautas, también llegó a formar familias instrumentales. Suele llamársele también cromorno, germanismo de su nombre alemán Krummhorn.

El laúd es un instrumento de origen oriental, traído a España por los árabes. La tapa del instrumento o tabla armónica tiene un rosetón tallado. El número de cuerdas es variable según las épocas o entornos culturales en que se usaron. Las cuerdas suelen ser dobles y antiguamente hechas de tripa. En la Europa del barroco, el laúd llego a tener 13 ó 14 órdenes (cuerdas dobles), construyéndose entonces con un mango adicional para las cuerdas más largas.

La fídula o viella es un instrumento de cuerda frotada con arco. Puede tocarse, según el tamaño o la costumbre del instrumentista, apoyado en las piernas en posición vertical (como el moderno violoncello) o apoyado en el hombro (como el moderno violín). Es probablemente un instrumento de primer origen oriental, y después, mediterráneo. De él derivan otros instrumentos como la vihuela de arco (también llamada viola da gamba, “viola de pierna” en italiano), que formó familia instrumental en el renacimiento. Su uso en el medioevo está ampliamente documentado en imágenes y textos literarios. Coexiste con el rabel, que suele tener la tapa de cuero y forma ovalada. La fídula tiene la tabla armónica de madera, y su contorno suele ser en doble curva.

La zanfona es un instrumento de cuerda en el que el sonido, en lugar de producirse con un arco (como la fídula) o con los dedos (como el laúd) se produce mediante una rueda, que al girar frota y hace vibrar las cuerdas. El mecanismo incluye: un teclado que permite alargar o acortar la longitud de la cuerda que vibra con la rueda, varios bordones o cuerdas graves que mantienen una nota fija o “pedal”, y una o dos “trompetas” , cuerdas de menor tensión que pueden variar rápidamente la intensidad del sonido, produciendo golpes rítmicos. De ahí el nombre zanfona, derivado de symphonia, que significa “varios sonidos a la vez”. Su uso se asocia generalmente con la música popular o con los romances de ciego, pero fue un instrumento usado en la música culta medieval, renacentista y barroca, y tiene repertorio propio, no muy extenso pero significativo de su uso en entornos cortesanos. La caja de las más antiguas puede ser muy sencilla, una simple caja rectangular, derivando hacia la forma del laúd en Francia o de la vihuela en España.

El sonido de la campana es una suma de frecuencias que suenan en consonancia con una tonalidad central. Su amplio espectro de armónicos cambia según la forma tridimensional exacta y según los materiales utilizados en su fundición. En los monasterios se utilizaron desde el siglo VI unas pequeñas campanas hechas con hojas de cobre llamadas tintinabula. Pueden agruparse en juegos de campanas o carillones, accionados a mano cuando son pequeños, o mecánicamente a través de un teclado en los carillones de las iglesias.

‘Chapeau’ por todos ellos en la época del enlatado. Escuchen, escúchenlos mientra el incienso aromatiza la abadía, huyan de este mundo, vuelen estas navidades.

AUTO DE LOS REYES MAGOS
Ficha artística

INTÉRPRETES
Jorge Basanta
Francisco Rojas
Alejandro Sigüenza
Nati Vera

MÚSICOS
Sofía Alegre (fídula)
Alicia Lázaro (zanfona y laúd)
Elvira Pancorbo (flautas y orlo)
Isabel Zamora (órgano y cornamusa)

Dirección y dramaturgia
Ana Zamora
Arreglos y dirección musical
Alicia Lázaro
Escenografía
Richard Cenier
Vestuario
Deborah Macías
Iluminación
Miguel Ángel Camacho
Coreografía
Javier García
Asesor de verso
Vicente Fuentes
Asesor de títeres
David Faraco
Ayudante de dirección
Ana Szkandera
Ayudante de escenografía
Carolina González
Ayudante de iluminación
Amalia Portes
Ayudante de producción y artístico
Almudena Bautista
Producción
Teatro de La Abadía y Nao d’amores
Agradecimientos: Carlos Aladro, Rodrigo Muñoz,
David Puerta, Pepe Rey, Pedro M. Cátedra

Del 3 de diciembre al 11 de enero
TEATRO DE LA ABADIA
C/ Fernández de los Ríos, 42
28015 Madrid
Tel.: 91 448 11 81
www.teatroabadia.com
Duración aproximada: 1 hora

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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