Los noventa añitos de Merce Cunningham, por J.C.Deus

‘La experiencia de la danza es ese momento único y fugaz en el que te sientes vivo’, opina nuestro protagonista. El broche de oro del Madrid en Danza 2009 era la llegada a Europa de Merce Cunningham con el espectáculo que conmemora su 90º cumpleaños, Nearly Ninety. Sin duda que lo fue. Danza, músicas, imágenes, luz y escenografía interactuaron sin apenas desmayo para dejar al público absorto y rendido. Fue toda una apotesosis triunfal de un nivel artístico pocas veces posible de contemplar, aunque ni el anciano triunfador mimado por la fama mundial pudiera resistirse a la tentación del exceso, y ofrecernos un espectáculo al que le sobra longitud para poder suprimir el intermedio.

En realidad son tres los espectáculos: un concierto oceánico de musica de fusión electroacústica; una estructura viva que situada al fondo del escenario bailaba a su modo, mutaba permanentemente y competía con los bailarines en atraer la atención; y finalmente la coreografía del maestro neyorquino que con su lento fluir, completaba la impresión de una alegoría espacial, de una incursión en esa apertura al cosmos que intuimos inminente. Parecerá inoportuno, pero la influencia de ‘2001, odisea en el espacio’ de Stanley Kubrick llegaba hasta aquí, así como también reverberaban los parecidos con otro de los platos fuertes de este festival, el ‘Entity’ de MacGregor, que pudo verse el fin de semana anterior.

Pero realmente, sobre la música y la estructura de Star Wars se eleva una coreografía exquisita, siempre original, siempre única, de movimientos imprevisibles nunca bruscos, de lentas evoluciones sobre las que emergen momentos de audacia, de solos, dúos y sobre todo tríos afincados en escultórica elegancia, en piruetas estáticas emocionantes. Una coreografía que se nota palpitante y que mantiene la diversidad dentro de un orden poético aunque lo sea también técnico. No hay nada que explicar en ella. No hay significado verbal. No pueden ordenarse las sensaciones en una lógica exposición, algo que caracteriza a la danza por encima de otras artes.

Con más de 200 obras creadas, Merce Cunningham es uno de los coreógrafos vivos más prolíficos de nuestros días, y de los más reconocidos e innovadores de cualquier generación. A lo largo de sus más de 60 años como coreógrafo, Cunningham ha sido puntero en la integración de otras artes gracias a sus colaboraciones con grandes figuras de la música y el arte contemporáneos. John Cage fue asesor musical de la compañía hasta su muerte en 1992, y Robert Rauschenberg y Jasper Johns fueron sus primeros asesores artísticos. Con la MCDC han colaborado también Roy Lichenstein y Andy Warhol, en fin la flor y nata del arte norteamericano contemporáneo.

Esta vez, Cunningham ha encargado la escenografía a Benedetta Tagliabue, una prestigiosa arquitecta afincada en Barcelona, que ha resuelto el desafío escoltando a los humanos danzantes con una máquina autónoma habitaba por duendes y relámpagos. En ella moran los músicos que durante todo el espectáculo producen una catarata de sonidos que entierra toda posibilidad de evadirse. Son gentes de diversas procedencias que entremezclan sus improvisaciones en lo que puede parecer una apoteosis de ruido, una orgía volcánica, y también un espectacular muestrario del infinito mundo del sonido, del gong a unos tornillos rodando dentro de una caja metálica, sonidos nuevos, sonidos salvajes, sonidos incluso tiernos, amalgamados por Takehisa Kosugi. Tornillos que descubrimos gracias a una vídeografía de Franc Aleu que merece también cita aparte. Como la merece la iluminación y el vestuario, perfectas en su sencillez austera.

Se ha intentado explicar frecuentemente el sistema de trabajo de Cunnigham. Al parecer, elabora las coreografías en silencio, y luego llegan las músicas y los escenarios y se acoplan como pueden a ellas. Al parecer, en esta pieza hay mucho de improvisación y mezcla aleatoria que evita las habituales rigideces de lo que ha sido trazado definitivamente. Al parecer, la suma se realiza con sutileza y autonomía; al parecer todos los que participan, de alguna manera crean.

Nacido en Centralia, Washington, en abril de 1919, en 1953 funda la Merce Cunningham Dance Company. Además de revelarse como artista visual -sus dibujos de animales, pájaros e insectos han sido recogidos en el libro Other Animals (2002)- Cunningham ha mostrado un profundo interés en las nuevas tecnologías. De hecho, ha utilizado el programa de ordenador DanceForms en todas sus piezas desde Trackers (1991).
Uno de los más importantes bailarines norteamericanos y, para muchos, el más grande coreógrafo vivo del mundo, Cunningham es un artista no tan interesado en contar historias o en explorar relaciones psicológicas, como en ahondar en el significado de la danza per se. Por eso, el tema de todas sus piezas es la danza misma. Sus coreografías se han relacionado en ocasiones con el movimiento Dada (en su estructura de collage) y Zen (multiplicidad de focos). Esto no significa que sus trabajos no tengan forma, sino que se desarrollan fundamentalmente mediante estructuras orgánicas. Pero no hay improvisación, sus bailarines son conscientes de cada movimiento antes de salir a escena. Entre sus numerosas coreografías, suelen citarse Un jour ou deux, How to Pass, Kick, Fall and Run, Westbeth, Squaregame, Split Sides (con músicas de Radiohead y Sigur Rós), Suite for Five, Crisis, Second Hand, Fabrication, Ocean, eyeSpace y un largo etcétera. Entre sus premios, la Legión de Honor de Francia, el Praemium Imperiale, el Dorothy and Lillian Gish Prize, la Handel Medallion, el León de Oro de Venecia, el Laurence Olivier Award y el Wexner Prize, entre otros muchos.

Para la apoteosis de mister Merce han contribuido, junto a la Comunidad de Madrid-Teatros del Canal y Festival Internacional Madrid en Danza, la Brooklyn Academy of Music, el Théâtre de la Ville y el Festival d’Automne de Paris, y el Barbican Center de Londres. “No se trata exactamente de danza contemporánea. Es algo que parece salido de libros de historia que aún no han sido escritos… así de adelantado está a su tiempo. Esto es arte, arte que transfigura el presente y lo convierte en futuro” escribía un devoto Mikhail Baryshnikov en el New York Magazine.

Cuando danzas, te sientes vivo. Tiene razón este anciano sabio. Por eso quizás todavía resiste, aunque ya lo haga en silla de ruedas. Danzar; deberíamos hacerlo más a menudo.

FESTIVAL INTERNACIONAL MADRID EN DANZA
MERCE CUNNINGHAM DANCE COMPANY
www.merce.org

NEARLY NINETY
Dirección artística y coreografía Merce Cunningham
Escenografía Benedetta Tagliabue
Vestuario Romeo Gigli para io ipse idem
Iluminación Brian MacDevitt
Videografía Franc Aleu

Bailarines
Brandon Collwes
Julie Cunningham
Emma Desjardins
Holley Farmer
Jennifer Goggans
Daniel Madoff
Rashaun Mitchell
Koji Mizuta
Marcie Munnerlyn
Silas Riener
Daniel Squire
Melissa Toogood
Andrea Weber

Músicos
Golden Jooklo Age: Maurizio Abate
Serena Civiero
Luca Massolin
David Vanzan
John Paul Jones
Takehisa Kosugi

Primera representación: Merce Cunningham Dance Company, Brooklyn Academy of Music, Brooklyn, NY, 16 de abril de 2009.

NEARLY NINETY
Estreno en Europa
Duración: 90 minutos
Teatros del Canal. Sala A
30 de abril, 1 y 2 de mayo a las 20.00 horas
3 de mayo a las 19.00 horas.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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