El dibujante Friedrich, por J.C.Deus

La Fundación Juan March inaugura la temporada con la modestia y precisión de costumbre. Y lo hace con una exposición a mayor gloria de los amantes, practicantes y diletantes del arte de dibujar. Caspar David Friedrich (1774-1840) era un artista místico que creía en la presencia divina en la naturaleza, en su poder de despertar lo mejor del ser humano, en un panteísmo -siempre cristiano- de bosques y roquedales trasmisores de bondad. Dibujar con estos presupuestos debe notarse. Y se nota.

El pintor de paisajes más importante del Romanticismo alemán, aporta 70 obras sobre papel en diversas técnicas (lápiz, gouaches y acuarelas) y en distintos estados, desde bocetos iniciales hasta obras “finales” agrupadas en los motivos y temáticas más recurrentes en Friedrich: árboles, paisajes, edificaciones y arquitecturas o ruinas. La muestra se centra en el proceso creador del artista romántico y resalta tanto la belleza sustantiva del dibujo, como la función de dibujos y bocetos como estudios compositivos previos para sus obras pictóricas.

Con préstamos de los más importantes museos estatales alemanes y del norte de Europa, así como de numerosos coleccionistas privados internacionales (Múnich, Zúrich, Toronto y otros), cuyas obras han sido raramente expuestas al público hasta la fecha, pretende mostrar tanto la belleza sustantiva del dibujo de Friedrich, como la función de sus dibujos y bocetos como estudios compositivos previos para sus obras pictóricas. El catálogo, que cuenta con amplios comentarios a las obras y un cuidado aparato crítico, recoge textos específicos sobre el argumento expositivo a cargo de dos de las máximas autoridades sobre este artista: los profesores Werner Busch y Helmut Börsch-Supan, quien años atrás realizó el catálogo razonado de pinturas de Caspar David Friedrich, además de otros dos textos de Christina Grummt, la máxima especialista en la obra sobre papel del romántico alemán, encargada de esta exposición mientras prepara el catálogo razonado de la obra sobre papel de Friedrich.

Para Christina Grummt, salvo muy contadas excepciones, los historiadores del arte se han centrado en la obra pictórica de Friedrich, tratando su casi millar de dibujos como algo accesorio, simples estudios previos a los óleos. El Friedrich pintor ha sido redescubierto, pero no el Friedrich dibujante. Este es el marco en el que hay que entender la propuesta de esta exposición: presentar al público interesado la obra sobre papel de Caspar David Friedrich a la luz de las últimas investigaciones y, con ello, desmentir una vez más el prejuicio imperante de que un dibujo de Friedrich parezca, como cualquier otro, algo en su origen tan rápido, sencillo y simple que, en comparación con obras que requieren de mayor esfuerzo (por ejemplo, de pintura), sea considerado poco más que un necesario paso previo o un medio artístico auxiliar’.

Tres piezas excepcionales –Primavera, Verano y Otoño, de la serie Las estaciones del año (1803-, tres dibujos a la sepia que, perdidos durante decenios, se habían encontrado en 2004, pudieron contemplarse en primicia mundial (poco después de su presentación en una pequeña muestra organizada en 2006 en Berlín) abriendo la exposición La abstracción del paisaje. Del Romanticismo nórdico al Expresionismo abstracto de la Fundación Juan March en 2007. La institución se propuso entonces dedicar una exposición a una figura tan significativa para el arte universal como la de Friedrich, a quien en España sólo se le ha dedicado una muestra monográfica, la del Museo del Prado en 1992; mostrar la sustantiva belleza de su obra sobre papel, que ha quedado a la sombra de sus grandes obras, los paisajes sublimes que han convertido a Friedrich en una cima del Romanticismo. Y, además, desvelar la peculiaridad del “arte de dibujar” del artista, la función que cumplían los pequeños dibujos de nuestro artista –y, en concreto, sus curiosos bocetos y sus pormenorizados estudios nach der Natur (“según la naturaleza”), mayoritarios en esta exposición–, en la economía de su trabajo artístico, en relación a sus pinturas “acabadas”, a sus grandes y célebres paisajes al óleo.

Las ‘obritas’ de esta exposición son creaciones de delicada belleza, minuciosamente ejecutadas en plena naturaleza, y más tarde utilizadas y reutilizadas por el artista como las piezas de un moderno sistema de arquitectura pictórica con el que construir, lejos ya de la naturaleza –en el taller–, los paisajes que le hicieron célebre.

Dibujados en cuadernos o en hojas sueltas, a lápiz o pluma, durante largas sesiones de trabajo o durante sus viajes, al hacerlos Friedrich no tenía en mente una pintura definida; de modo que, estrictamente, no se trata de dibujos “preparatorios”. Más bien son fragmentos dibujados de la naturaleza, de la misma naturaleza que el artista “leía” como un libro escrito por Dios el día de la Creación, una convicción sin la que, como escribe Helmut Börsch Supan en el catálogo de la exposición, no se puede entender la obra de Friedrich. Éste organizó con esos fragmentos dibujados un auténtico “depósito” de recursos pictóricos, “un sistema modular” con el que componer unos paisajes que, como tales, no eran la exacta figuración de su modelo natural.

El interés de este sistema de trabajo no es sólo el de sorprender esa especie de bricolaje con fragmentos, que casi estamos tentados de llamar “contructivista” que Friedrich practicaba. Sus estudios y dibujos “según la naturaleza” –minuciosos, detallados, perfectamente datados en día y hora y llenos de anotaciones que le permitieran después recordar exactamente las condiciones en las que había hecho cada uno– atestiguan, además de su peculiar proceso de trabajo, la devoción pietista por la naturaleza que guió su vida, y que le llevaba a ver, incluso en el fragmento más ordinario de vida, la huella de lo sobrenatural. Una huella que debía ser cuidadosa, piadosa y fielmente registrada. Y de ahí obtienen los dibujos de Friedrich su significado. Friedrich no pintaba en plena naturaleza; en la naturaleza solo dibujaba; y es en sus dibujos, por tanto, donde se produjo el trato primordial del artista con una naturaleza cargada de significado, donde encontramos la huella inmediata del sentimiento que le inspiró.

Con los dibujos de Friedrich cuidadosa y bellamente presentados, la Fundación inaugura su nuevo ‘look’, tras la reordenación de espacios llevada a cabo este verano, que la hace más bella sin duda, y que ha hecho ganar en amplitud y versatilidad a sus salas, dotadas ahora de un equipamiento técnico (seguridad para las obras de arte, condiciones de iluminación, temperatura y climatización) más completo y actualizado.

Vean un vídeo de la muestra.

Caspar David Friedrich
Arte de dibujar
16 octubre 2009 – 10 enero 2010
Castelló, 77 – 28006 MADRID – ESPAÑA
+34 91 435 42 40 – Fax: +34 91 576 34 20
http://www.march.es/index.asp

CONCIERTOS Y CONFERENCIAS

Se ha programado en paralelo un ciclo monográfico de cinco conciertos titulado Compositores de la naturaleza en el que el lied se muestra, de la mano de Schubert o Schumann en todo su esplendor. El lied, al igual que ocurrió con la pintura del paisaje, se emancipó con los primeros románticos alemanes y adquirió una importancia hasta entonces reservada al oratorio o la ópera. El viernes 16 de octubre, Daniela Lehner y José Luis Gayo interpretan obras de Franz Schubert y Robert Schumann. El miércoles 21 de octubre, el Cuarteto Isasi, acompañado de Mathias Weber, contrabajo, y Benedikt Koehlen, piano, interpretan obras de Schubert. El miércoles 28 de octubre, Miguel Ituarte al piano interpreta obras de Felix Mendelssohn, Franz Liszt y Schubert. El miércoles 4 de noviembre, Manuel Cid, tenor, y Ángel Cabrera, piano, interpretan obras de Schubert. Por último, el miércoles 11 de noviembre, el pianista Josep Colom interpreta obras de Schumann, Mendelssohn y Ludwig van Beethoven.

Entre el 3 y el 26 de noviembre, además, tendrá lugar un Aula Abierta titulada ‘Romanticismo, visto desde muy diferentes ángulos’, y en la que participan Antonio Colinas, Javier Hernández Pacheco, Guillermo Solana, Luis Gago, Antoni Marí, Dámaso López García, José Varela Ortega y Leonardo Romero Tobar, quienes se ocupan, respectivamente, de Leopardi, el Círculo de Jena, Delacroix, Schubert, el genio romántico, Lord Byron, España como ejemplo y destino del Romanticismo y, por último, Espronceda como paradigma de poeta romántico español.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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