Moliére y el cuerno quemado, por J.C.Deus

‘Me huele a cuerno quemado’. Con título tan chusco y promesa de muchas risas, este ‘divertimento molieresco en dos tiempos y un intermezzo lunático’ ha estado diez días de visita en el Teatro Español con poco éxito de crítica y público. Se trata de un ingenioso compendio del teatro de Moliére a través de una recreación con situaciones célebres y personajes famosos de sus obras. ¿Merecía la pena mezclar en un mismo escenario al Avaro, al Enfermo Imaginario, al Burgués Gentilhombre, a la sabionda Filaminta y a la espabilada Dorina? El autor, Juan Antonio Castro, dedicó no poco ingenio a la tarea, y el productor y director, Esteve Polls, no ha hecho mal trabajo. Buenos son los actores y estimable la puesta en escena. Pero el entretenimiento es más que ligero, pueril, y más que divertido, tontuelo para los tiempos que corren.

Se trata de un exponente tardío del teatro más burgués, en el sentido más peyorativo de la palabra, hace un siglo dominante en los escenarios europeos, y después vituperado ‘ad infinitum’ y arrinconado para siempre. Un teatro bien realizado y bien interpretado al servicio de tramas ligeras e insustanciales, de esas que sólo buscan divertir sin ofender, y terminan aburriendo al más pintado. Una tontería insustancial con Harpago, el viejo avaro tacaño miserable; Celia, su cándida hija; Leli, su lelo enamorado; Dorina, la criada lista y ocurrente; Scapin, el criado astuto de Argan, el enfermo imaginario; más la pareja de nuevos ricos que forman Filaminta y Jourdain. Todo sujeto sobre dos cuernos, los que tanta gracia han hecho a los públicos del pasado como alegoría del marido engañado por su mujer.

Cuando la estrenó su autor en 1976 ya habían caído sobre este tipo de teatro auténticos diluvios de desprecio y condena. De Juan Antonio Castro (1927-1980), no conocemos nada, a pesar de que el Teatro Español nos informa de que ‘fue uno de los autores españoles más destacados de la segunda mitad del siglo pasado y también uno de los más singulares porque abordó con éxito todos los géneros teatrales: desde la tragedia clásica o de estilo shakesperiano, pasando por el drama épico, el psicológico y evidentemente por el de la comedia’.

Esteve Polls, el director y productor, se justifica diciendo: ‘Concretamente a mí me hace mucha falta reír. Y así es que decidimos que esta era la obra que debíamos hacer para sacarnos las tribulaciones de la vida diaria de encima y llevar por las ciudades y pueblos de nuestra geografía la fuerza vital de la risa franca’. Al veterano Polls en 1998 le concedieron la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña. Su ‘Me huele a cuerno quemado’ en dos actos y once escenas, es teatro para aburridas e inocentes clases medias provincianas, si es que aún quedan por esas españas. Floja sigue la temporada en los teatros públicos madrileños.

ME HUELE A CUERNO QUEMADO
De Juan Antonio Castro
Dirección: Esteve Polls
Una producción del Teatre Popular Barcelona
Del 21 al 30 de enero
Diseño de escenografía y vestuario Montse Amenós
Diseño de iluminación Kiko Planas
Diseño de sonido y música original Àlex Polls
Reparto
Harpago, Jaume Comas
Celia, Mariona Ribas
Leli, Dídac Castignani
Dorina, Silvia Vilarrasa
Argan, Carles Arquimbau
Scapin, Victor Àlvaro
Filaminta, Anna Briansó
Jourdain, Xavier Tor
Sganarel, Ramón Canals

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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