Terremoto en casa de la Bernarda, por J.C.Deus

En octubre pasado ya vimos ‘La casa de Bernarda Alba’ en una versión importante, la de Lluís Pasqual con Nuria Espert y Rosa María Sardá. Razón de más para apreciar las muchas virtudes de esta excepcional y original versión que ha llegado de Sevilla con la fuerza de lo auténtico. Ocho gitanas chabolistas suben al escenario por vez primera en su vida, y como un coro de tragedia griega representan la obra con sabio distanciamiento, con austeridad deslumbrante, con absoluta carencia de folclorismo, con una veracidad que conmueve.

Un nuevo Centro Internacional de Investigación Teatral levantado en Sevilla se plantea realizar talleres con sectores marginales y marginados, y tiene la buena idea de comenzar por los vecinos del barrio. Al taller de Silvia Garzón que se pone en marcha en 2008 acuden ocho gitanas analfabetas de El Vacíe, el poblado chabolista donde viven. Los dos distantes mundos conectan y no se puede decir cual queda más impresionado del resultado. Así que una directora experta, Pepa Gamboa, retoma la experiencia y se plantea una obra de verdad, una que ni pintada Bernarda Alba. Llegaron ayudas oficiales, por una vez justificadas. El pasado noviembre estrenaron y desde el primer momento la gente apreció el experimento. Los ecos del impacto les han asegurado muy poco tiempo después un hueco de honor en el emblemático Teatro Español, que si no es la catedral del teatro español debería serlo por historia y significado. Un casamiento feliz de méritos propios y reconocimiento de crítica y público en tiempos de tantos divorcios.

Los méritos de esta pieza radican en la autenticidad de sus intérpretes, ese espontáneo carisma que tienen algunas gentes que viven ajenas al monstruo de la apariciencia, y que a menudo ha buscado el teatro haciendo actores ocasionales de presos y minusválidos, de locos y raros. La autenticidad de las ocho mujeres resulta potenciada por un trabajo de dirección enemigo de trucos comerciales, tics de tipismo y ansias de mprotagonismo. Por un marco temporal acertadamente reducido -apenas una hora-, una adaptación del texto a las posibilidades de unas mujeres iletradas, y una presencia cautivadora de su mundo cotidiano, sus expresiones y modales, sus costumbres y sus cantes y bailes: pero los suyos, medidos, precisos y reales, sin manipulaciones de experto.

Todo es atípico en esta casa donde manda Bernarda sobre sus cinco hijas, la abuela senil y las criadas, y donde sólo el personaje de Poncia nos recuerda que estamos sentados en un teatro y no en pleno Vacíe espiando a gitanas que llevan bultos a la cabeza, que se lavan en barreños y que van a llamarte cara de vinagre si no les das limosna. Y cuando bailan y cantan, qué lejos estamos del flamenco oficial y envarado: una atmósfera romaní enigmática, con músicas que vienen del profundo oriente europeo, con una jerga hipnótica que salta del portugués al húngaro en la que se entiende todo sin entender nada.

El Año Europeo de lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, la Oficina del Parlamento Europeo en España y la Representación de la Comisión Europea en nuestro país han apoyado la iniciativa. La obra, que ya comentábamos ampliamente con ocasión de la versión de Pasqual de hace unos meses, es una tragedia clásica ambientada en la españa profunda de los años treinta. Y esta fuerza coral que es su principal ingrediente, resulta potenciada por el distanciamiento que estas mujeres nada actrices plasman en escena.

Dicen que en esta versión está presente la memoria de Lorca y que su estreno fue ‘el más emotivo que se haya visto en mucho tiempo en Sevilla”. Su directora afirma haber conducido al equipo ‘de puntillas y descalzas’: ‘Nuestro trabajo nunca pretendió que ellas pareciesen actrices, que figurasen ser lo que no son, porque las cosas son como son y ahí reside su verdad y su belleza. No ha consistido en camuflar sino en exponer al desnudo. Hemos hecho un pacto con Lorca, y Lorca lo ha hecho con nosotras. ¿Qué hemos hecho? Fragmentarlo, interpretar su geografía, bucear entre sus líneas, revolver entre sus paralelos y meridianos con el fin de acercarlo a la realidad y al lenguaje de nuestras protagonistas. La fábula se mantiene: universo femenino, encierro femenino; encierro del cuerpo y del alma de la mujer’.

Nos congratula poder afirmar que Pepa Gamboa ha acertado de pleno. Ya había trabajado antes al parecer con personas disminuidas y en el Teatro Español firmó en mayo pasado la dirección escénica de Suite Albéniz, una velada dentro de las Noches del Español dedicada a Isaac Albéniz con la pianista Rosa Torres Pardo y el actor José Luis Gómez. ‘Tengo la impresión, dice, de que ninguno de nosotros olvidará esta experiencia, tanto por el trabajo como por el disfrute que ha supuesto esta convivencia tan singular, real y radical’.

Terminaremos loando otros méritos de la iniciativa. La compañía TNT cumple así de forma contundente 15 años de existencia. El Centro Internacional se levanta en una parcela de 2.500 m2 situada en el norte de Sevilla, con el mayor teatro de titularidad privada en Andalucía. El centro organizará cada año en otoño el MITIN –Muestra Internacional de
Investigación Teatral- que en sus dos primeras ediciones ha acogido a 25
compañias de Europa, Asia y América; en 2009 ha tenido lugar el I CENIT –
Certamen de Nuevos Investigadores Teatrales- a cuya convocatoria respondieron
medio centenar de grupos españoles y de otros países europeos. En su primera
temporada de programación TNT ha acogido casi un centenar de representaciones de teatro, música, danza, flamenco, circo y títeres. Este año está presentando ‘237’ de José Luis Ordóñez, dirección Sario Téllez, XV Premio Literario de la Universidad de Sevilla.

Bueno, han estado sólo diez días en Madrid, a lleno diario. Pero volverán sin duda. Que prosiga tan interesante trabajo.

LA CASA DE BERNARDA ALBA
De Federico García Lorca
VERSIÓN TNT- ELVACIE
Dirección: Pepa Gamboa

Intérpretes
Rocío Montero Maya, Bernarda
Mª Luz Navarro Jiménez, Josefa (abuela)
Lole del Campo Díaz, Martirio
Carina Ramírez Montero, Amelia
Sandra Ramírez Montero, Angustias
Ana Jiménez García, Magdalena
Sonia Joana Da Silva, Adela
Pilar Montero Suárez, Criada
Marga Reyes/ Beatriz Ortega, Poncia

Equipo artístico
Diseño de espacio escénico: Pepa Gamboa y Antonio Marín
Realización de escenografía: Antonio Marín y Damián Romero
Vestuario: Virginia Serna
Iluminación y coordinación técnica: Alejandro Conesa
Sonido: Emilio Morales
Ayudantes de dirección: Silvia Garzón, Jerónimo Obrador y Marga Reyes
Dirección y dramaturgia: Pepa Gamboa

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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