Castilla-La Mancha cobija una gran parte de las orquídeas silvestres de la península Ibérica

Castilla-La Mancha cobija una gran parte de las orquídeas silvestres de la península Ibérica
. Agencia EFE

Castilla-La Mancha es una de las comunidades autónomas que mayor número de especies orquídeas silvestres cobija en su territorio, donde florecen unas 70 especies, agrupadas en unos 18 géneros, de las cerca de 120 que se encuentran en la península Ibérica.

La familia de las orquídeas es una de las más atractivas y originales del reino vegetal y la segunda en cuanto a número de componentes, ya que son aproximadamente 850 ó 900 géneros, con una cantidad estimada de entre 20.000 y 30.000 especies en el mundo, tal y como explica a Efe Valentín Rubio Galera, experto en orquídeas.

Como los humanos, comenta, las orquídeas son cosmopolitas y han colonizado todo el planeta, estando sólo ausentes en la Antártida y en los desiertos más áridos del globo terrestre.

Rubio, que se gusta llamar buscador de orquídeas, dice que esta familia botánica tiene muchos admiradores y estudiosos, interés centrado principalmente en las orquídeas tropicales y en las últimas décadas extendido también a las orquídeas silvestres europeas.

Las orquídeas ibéricas «son más humildes y no alcanzan ni en diversidad de especies, ni en tamaño y vistosidad de sus flores a sus parientes tropicales, pero compiten en cuanto a belleza y singularidad de sus flores».

Las setenta especies que se pueden hallar en Castilla-La Mancha son «un indicador de una gran riqueza florística», afirma el experto.

La mayoría de las orquídeas que florecen en Castilla-La Mancha lo hacen en primavera, coincidiendo con la mayor presencia de insectos, ya que los utilizan para transportar su polen.

A finales de febrero, según el botánico consultado por Efe, se pueden «observar florecer a las orquídeas más tempranas, que generalmente son del género orchis y ophrys, unas especies que van secuenciando unas a otras durante marzo, abril y mayo; hasta que van apareciendo especies como la cephalantheras, neotineas, epipactis, serapias, limodolum, aceras, entre otras».

Las últimas en florecer, a finales de mayo, durante junio y a primeros de julio son los géneros dactylorhizas, himantoglossum, anacamptis, coeloglossum, platantheras y spiranthes, instruye Valentín Rubio.

Añade que en otoño, en Castilla-La Mancha, también se pueden encontrar especies como la spiranthes spiralis o attumnalis, citada en la provincia de Ciudad Real y que florece durante octubre y noviembre.

Entre las particularidades de las orquídeas, destaca, por ejemplo, la polinización del género ofhrys, pues ha desarrollado un mecanismo sofisticado para servirse de los insectos como agentes polinizadores de sus flores, al desarrollar un increíble parecido con los cuerpos peludos de abejas y arañas para atraer a los insectos.

Llegan a imitar en sus labelos la forma y aspecto de las hembras de avispas, abejas y abejorros, produciendo incluso aromas de atracción sexual específicos (feromonas), que se convierten en reclamos tan irresistibles para el macho, que «acude en vano a intentar copular, llevándose consigo al abandonar la flor los políneos que depositará sobre la siguiente falsa hembra a la que sí dejará fecundada a pesar de su propia frustración sexual».

En otras orquídeas, expone Rubio, «los insectos acuden atraídos por el néctar que almacenan, mientras que en otras la autofecundación es la regla».

En Castilla-La Mancha los hábitats de estas plantas «van desapareciendo o reduciéndose paulatinamente, debido a la facilidad con la que acusan las perturbaciones que ejerce el hombre sobre el medio».

La agricultura intensiva, el uso indiscriminado de fertilizantes nitrogenados, de pesticidas, así como la construcción de nuevas vías de comunicación y la urbanización descontrolada reducen y alteran progresivamente los espacios naturales propios de las orquídeas.

Para Valentín Rubio es necesaria la protección de los entornos naturales donde crecen las orquídeas, para hacer posible que «las personas que aman la naturaleza puedan descubrir, respetar y proteger la riqueza botánica que representa esta notable familia de plantas».

Aníbal de la Beldad.

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