Los empresarios castellano-manchegos han desbaratado los optimistas presagios que la vicepresidente económica de la Junta, María Luisa Araújo, ha hecho sobre la presunta salida de la crisis de la región. Mientras Araújo se explicaba ante el Consejo de Cámaras de Comercio, Fedeto y Cecam emitían comunicados vaticinando que hasta final de año las previsiones de crecimiento económico «son negativas».
María Luisa Araújo estuvo en Albacete con la organización que agrupa a las discutidas y criticadas cámaras de comercio, que preside Fernando Jerez. Allí se esforzó en convencer al auditorio de que «algunos indicadores económicos ya no son tan pesimistas». Sin embargo, la Federación Empresarial Toledana considera que los malos datos seguirán en crecimiento negativo al menos hasta final de año, y que las medidas adoptadas hasta ahora no han servido ni servirán para recuperar la actividad. Es más, como señala Cecam, algunas medidas lejos de crear empleo lo que han provocado es un crecimiento del paro.
La vicepresidenta repitió la consigna gubernamental de que José María Barreda fue el primero en reconocer la crisis y que gracias a ello la comunidad autónoma «está en mejor posición que otras» para superarla. Sin embargo esa claridad de visión no ha impedido que el paro se duplicase y que Castilla-La Mancha esté donde estaba antes de la crisis: a la cola de todos los parámetros económicos de importancia.
Que la Junta pague sus deudas
Ante tan «moderado» optimismo de la consejera, Fedeto señala que el desempleo ha crecido no solo porque ha finalizado el periodo estival, sino por la «la falta de medidas que configuren una legislación laboral adaptada a la situación de las empresas en tiempos de crisis». Argumento refrendado por la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam), que ha señalado lo negativo de la reforma laboral aprobada por el Gobierno nacional, ya que en su opinión ha contribuido a una «mayor destrucción» de empleo.
«El excesivo endeudamiento, el estancamiento en la concesión del crédito y los altos costes de producción merman la competitividad de las empresas españolas», dicen los empresarios, que además piden la reducción de impuestos y no sólo la congelación que Araújo presenta como una gran aportación de Barreda a la solución de los problemas que afectan a los castellano-manchegos.
Los empresarios toledanos creen necesaria una reforma en el ámbito fiscal y financiero en la que plantean una reducción de determinados impuestos como el IRPF y el de sociedades. También se manifiestan contra la presión fiscal sobre el ahorro, como único medio de recuperar la financiación. Y piden que se termine realmente con la morosidad de las administraciones públicas, es decir, que la Junta y ayuntamientos paguen sus deudas.
