El presidente del Parlamento canario, Antonio Castro Cordobez, realizó esta mañana un ejercicio de incoherencia o de cinismo político. En una entrevista realizada en Radio Club Tenerife, el máximo exponente del hemiciclo autonómico reconoció que José Manuel Soria será un candidato sólido para las próximas elecciones, pero dejó caer la puntilla de que espera que su papel como tal «no lo mezcle con sus labores como vicepresidente de Gobierno y consejero de Economía».
Castro, sempiterno hombre de Coalición Canaria en diferentes responsabilidades como consejero de Agricultura y, especialmente, de Obras, ocupa hoy la presidencia de la Cámara autonómica, aunque siempre ha estado en las quinielas como candidato a ejercer la jefatura del Ejecutivo canario.
Ese papel de presidente del Parlamento, imbuido de un claro nivel institucional, le inhabilita moralmente para sembrar dudas sobre tal o cual político. No resulta lógico que responsable de una institución donde reside la democracia de todos los canarios opine sobre unos aspectos que se escapan de sus competencias.
Pero, dicho sea de paso, a la hora de referirse a José Manuel Soria olvida interesadamente el continuo intercambio de roles de Paulino Rivero, que está demostrado que juega a ambas cosas, a presidente y a candidato de Coalición Canaria.
La negociación de los Presupuestos Generales del Estado, con el ofrecimiento abierto al PSOE de darle el respaldo sin condiciones a las cuentas para 2011, es una muestra más de que si alguien se está moviendo por intereses electorales ese es Paulino Rivero.
