Influenciado por su apocado carácter y pendiente de que no le muevan la silla -viendo los movimientos que en otras regiones hace su "no amigo" pero "sí jefe" José Blanco-, Barreda tira la toalla y hace público su teoría política del suicidio
En el transcurso de, tan sólo, un mes el presidente de Castilla-La Mancha, José Mª Barreda, ha pasado de decir que «Alfredo Pérez Rubalcaba podría sustituir a Zapatero», en las próximas elecciones generales del año 2011, a manifestar públicamente que «sería suicida discutir el liderazgo de Zapatero».
¿Qué ha pasado para semejante cambio de opinión sobre un asunto de tanta trascendencia?.
Es una realidad que José Mª Barreda, pretendiendo simular a su mentor político y antecesor en el cargo, José Bono, ha ido desmarcándose formalmente de su jefe de filas, el presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero. La divergencia más mediática, probablemente, fue la petición que le hizo -en el mes de febrero- de que redujera el gobierno de España. Tuvo su «minuto de gloria» en los noticieros nacionales y…. Y, positivo, nada más. Negativo bastante: que se hiciera público y notorio que la austeridad que él exige no la practica (consejos doy que para mí no tengo), y, básicamente, la reprimenda de prácticamente todos sus compañeros socialistas. Y muy especialmente el duro comentario de quien, a partir de ese momento, se puede considerar compañero de partido y nada más, José Blanco, quien públicamente manifestó que «Barreda que se dedique a organizar su Gobierno que falta le hace»
Estas reacciones le hubieran supuesto al ex presidente manchego -que nominó con su poderoso dedo a Barreda para que le sustituyera y presidiera la región- José Bono, un trampolín casi definitivo. Pero, como dicen en algunos despachos de la toledana sede socialista de Santa María La Blanca, «el del pelo blanco tiene otra categoría».
Influenciado por su apocado carácter y pendiente de que no se le mueva la silla en la región -a tenor de los movimientos que en otras comunidades autónomas está realizando su «no amigo» pero «sí jefe» José Blanco-, Barreda ha decidido tirar la toalla y hacer público su teoría política del suicidio.
En todo ello ha influido sobremanera el hecho de que -desde su entorno directo- se haya puesto en valor la cantidad de ejemplos que dificultan vender al público que Barreda no tiene nada que ver con Zapatero, pues son casi decenas las leyes e iniciativas parlamentarias que erróneamente ha aprobado el presidente del gobierno de España -perjudiciales para los castellano manchegos- con el voto favorable -e imprescindible- de los diputados nacionales del PSOE de Castilla-La Mancha. Votos entre los que se encuentra su propia mujer, la diputada nacional por la provincia de Ciudad Real, Clementina Díez de Baldeón.
Conclusión: ahora toca decir «sería suicida discutir el liderazgo de Zapatero». Sólo hay un peligro. Si llevamos el argumento hasta el final y aplicamos, al mismo tiempo, la coherencia, estaríamos ante el suicidio «político» del propio José Mª Barreda.