Desamparados tiene Barreda a los habitantes de los municipios ribereños, quienes ven cómo el agua se marcha al Levante español y el dinero procedente del canon del trasvase no se revierte en infraestructuras
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, un agnóstico probado que sabe situarse al lado de la Iglesia Católica siempre que le conviene, asistió la pasada semana a la Ermita de la Virgen de los Desamparados en la localidad conquense de Buendía. La verdad es que vergüenza y falsedad no le faltan en ese sentido, porque no duda en ponerse junto a un Cristo o una Virgen en Semana Santa, mientras los diputados y senadores de la formación de la que él es secretario general y José Bono presidente -el PSOE de Castilla-La Mancha- votan abiertamente a favor de la Ley del Aborto o de la supresión de honores a la Custodia en el Corpus Christi, aunque luego sale a decir cosas con la boca chica.
Pero volviendo a su visita a Buendía, se dan dos coincidencias dignas de ser comentadas: que se trata de la población que acoge uno de los embalses de la cabecera del Tajo, así como que la patrona de esta localidad -la Virgen de los Desamparados- es la misma que la de la ciudad de Valencia, comunidad a la que tanto se refiere de manera crítica el presidente de un Gobierno -el manchego- que, a lo largo de treinta años, ha vivido de las polémicas sobre el agua, sin ser capaz de haber construido ni una sola infraestructura hidráulica.
Precisamente, desamparados tiene Barreda a los habitantes de los municipios ribereños, quienes ven cómo el agua se marcha al Levante español y el dinero procedente del canon del trasvase no se revierte en infraestructuras.
A esta zona de la provincia de Cuenca viajó María Dolores de Cospedal cuando Barreda acababa de retirar del Congreso de los Diputados la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha. Y, en este lugar, Barreda la montó un piquete con sus pancartas y mensajes que terminó con la agresión a un periodista por parte de los encendidos manifestantes.
Barreda para salvar la cara ante las encuestas que pronostican un éxito sin precedentes del PP en Castilla-La Mancha en las elecciones que le mandarán de nuevo a la Universidad -no olvidemos que es catedrático, con plaza ganada cuando ya era consejero de la Junta de Comunidades- se ha vuelto a inventar un debate en torno a una proposición de Ley sobre el agua, que pretende seguir creando conflicto y división con las comunidades vecinas, Murcia y Valencia. De nuevo vendrán los ataques a los populares Francisco Camps y Ramón Luis Valcárcel. Ya verán, ya.
Otro de sus afanes surrealistas es el de antinuclear recalcitrante, dado su pasado comunista. De ahí que, ante la proximidad de Zarra (Valencia) a localidades manchegas como Almansa, ahora dice Barreda que no le gusta el emplazamiento elegido por Miguel Sebastián -que no por parte de Mª Teresa Fernández de la Vega y el resto del Gobierno de Rodríguez Zapatero- para el ATC.
Lógico que Barreda acuda a Buendía a «rezarle» -lo importante es la foto- a la Virgen de los Desamparados, pues refleja su estado de ánimo. Siguiendo su propio consejo hay quien le dirá que «si tiene dudas» que no se presente.