Lo dijo el presidente de los empresarios castellano-manchegos, Ángel Nicolás: las ayudas financieras a las empresas previstas en el Pacto por Castilla-La Mancha llegan tarde, y lo dijo ante el presidente regional, el socialista José María Barreda, que hizo como que no había oído y habló bien de sí mismo y de la gestión que está realizando en la comunidad, mientras Nicolás presentaba un panorama desolador.
Nicolás, en el marco del VI Congreso Regional de Empresarios de Castilla-La Mancha que se celebró en Albacete, dijo varias cosas precisas. Primero, que si las empresas castellano-manchegas no reciben liquidez de forma urgente no tendrán «capacidad para sobrevivir». Segundo, que lo peor de la crisis «está por venir», de hecho vaticinó, como lo ha manifestado en otras ocasiones, que el próximo año será peor que el presente 2010.
Tampoco ve el dirigente empresarial unas características propias en las empresas castellano-manchegas que lleven a ser optimistas. «Teniendo en cuenta que dependemos totalmente de factores exógenos, que no controlamos, ahora mismo no tenemos ninguna fortaleza que nos diferencie de las empresas valencianas, murcianas o catalanas, por hablar de comunidades cercanas. No tenemos nada especial que nos caracterice», dijo.
Pacto por Castilla-La Mancha
El famoso Pacto por Castilla-La Mancha que sirvió a Barreda para presentarse como adelantado de las medidas contra la crisis que su partido había negado insistentemente, fue muy bonito, pero los resultados han sido pocos o ninguno. Nicolás lo manifestó ante los periodistas: «sirvió para marcar la hoja de ruta, muy necesaria, pero todas las medidas que se contemplaron de carácter financiero se están retrasando mucho más de lo deseable». «Habríamos necesitado que esas medidas hubieran llegado ya, no ha sido así y las medidas se van a poder poner en marcha este último trimestre, y llegamos tarde».
Lo que no se saben son las razones del retraso, la molicie de Barreda, ineficacia, la inoperancia de la administración regional… Lo cierto, y siempre según Nicolás, es que desde que comenzó la crisis en la región «se ha perdido aproximadamente el 10 por ciento del tejido productivo», se han cerrado más de 15.000 empresas, y se ha generado un desempleo añadido de 146.000 personas.
Finalmente mostró su pesimismo sobre las medidas adoptadas por el Gobierno para la resolución de esta situación. Sobre la reforma laboral dijo que no servirá para nada, «no cuenta con el apoyo de las centrales sindicales ni con el nuestro porque lo vemos un instrumento inútil».
