Barreda se ha caracterizado constantemente por arrimarse al sol que más calienta, y tal y como hace con la Iglesia católica, así se comporta con la Casa Real y con el Ejército, en un ejercicio de hipocresía ideológica
El desamparado Barreda se agarra a un clavo ardiendo para no perder el sillón del Palacio de Fuensalida, sede de la presidencia de Castilla-La Mancha. En este caso, su asidero es, ni más ni menos, la Casa Real Española, ya que en los últimos meses, esta tierra se ha convertido en uno de los destinos más visitados por parte de los Reyes de España, los Príncipes de Asturias, y las Infantas, doña Elena y Doña Cristina.
Éste es un ejemplo más de la hipocresía ideológica de un presidente que se dedica a hacer guiños constantes en sus discursos a la II República -heredados de su antigua militancia comunista y de su mentor José Bono- al mismo tiempo que, cuando ve posible una derrota electoral en Castilla-La Mancha, abraza la bandera española y se dedica a lanzar arengas a la nación y a la patria sin rubor alguno.
Barreda se ha caracterizado constantemente por arrimarse al sol que más calienta, y tal y como hace con la Iglesia católica, así se comporta con la Casa Real y con el Ejército. Aunque en su fuero interno de comunista tenga que tragar carros y carretas durante esos encuentros y en el posado de las recurrentes fotos, pues comulga con la opinión de su jefe de filas, José Luis Rodríguez Zapatero, sustentándole -con hechos- sus controvertidas, polémicas y dañinas políticas.
Aparte de las visitas de la Casa Real -la última la de los Príncipes de Asturias a Albacete- Barreda es asiduo a las recepciones y actos que Sus Majestades realizan en la capital de España… total, le pilla a diez minutos de su casa, en concreto en la calle Arenal de Madrid. No puede obviarse que José Mª Barreda es el único presidente de comunidad autónoma que no reside en la región que preside, sino que, en este caso, habita en la Comunidad Autónoma limítrofe, Madrid, gobernada por la popular Esperanza Aguirre.
Además, las visitas de la Casa Real a Castilla-La Mancha le sirven a Barreda para –cogiendo el AVE desde Madrid- darse un paseo por la comunidad que preside con su mujer, Clementina Díez de Baldeón, quien intenta imitar a quien ejerció -discretamente- de primera dama en la tierra de Don Quijote, Ana Rodríguez, ex mujer del hoy presidente del Congreso de los Diputados, José Bono.
En ciertos entornos del socialismo toledano se comenta que Díez de Baldeón no cuenta entres sus principales virtudes con la de la discreción, pues deja en un segundo lugar -y plano fotográfico- a su cónyuge y presidente manchego. Hay quien llega a comentar que «para que tanto interés y obsesión por invitar a los Príncipes de Asturias si luego Clementina le roba el plano a su propio marido».