El hallazgo surrealista de un cadáver en una pensión de Santa Cruz de Tenerife suma un capítulo más, según revela en su edición de hoy La Opinión. La persona asesinada y que, según las investigaciones, llevaba más de dos años muerta, habría sido víctima de torturas infligidas por varias personas que se alojaron en la Pensión Padrón y que tenían como objetivo que les diese el dinero de una paga que estaba cobrando del Estado.
Estas son algunas de las conclusiones a las que han llegado ya la Policía después de llevar a cabo varios interrogatorios que les han conducido a nuevas pistas y, sobre todo, a nuevas pruebas. Por el momento parte de las diligencias han sido entregadas al Juzgado de Instrucción número 3 de la capital tinerfeña y se espera que a lo largo de las próximas semanas puedan llevarse a cabo las primeras detenciones relacionadas con este caso.
El macabro hallazgo del esqueleto humano en la céntrica pensión de Santa Cruz de Tenerife se produjo exactamente hace 60 días, y el suceso conmocionó a la opinión pública tinerfeña, canaria y de toda España.
El suceso ponía sobre el tapete un caso de marginalidad ocurrido en un establecimiento de hospedaje que se sitúa justo enfrente del elitista club de tenis y a escasos cinco metros de la línea del tranvía que discurre por la avenida Islas Canarias (la antigua General Mola). Por el estado de descomposición en el que se encontró el cadáver, el hombre debió de morir hacía al menos dos años, según revelaron entonces fuentes policiales.
La investigación de este caso ha continuado con resultados positivos y lo que ahora se ha sabido, dos meses después del hallazgo, es que la muerte de esa persona no se produjo por causas naturales ni por una sobredosis de drogas, que eran las hipótesis que manejaban los equipos policiales y forenses que comenzaron a trabajar con las primeras pistas. Ni en la primera inspección ocular ni en la autopsia, se apreciaron signos de lesiones en los huesos humanos que pudieran apuntar a una muerte violenta como causa del óbito.
Sin embargo, la confesión de una de las personas que se ha hospedado en la pensión de forma habitual y que fue identificada a través de una huella digital, ha revelado una secuencia de hechos escalofriantes sobre lo que le ocurrió a la persona a la que pertenecen los restos óseos encontrados.
Según confesó este hombre, varias fueron las personas que cometieron el crimen contra esa persona. Dijo que «había sido asesinada después de sufrir amenazas, ser atada a la cama, amordazada y torturada» y confirmó que el crimen se había cometido en otra de las habitaciones de la tercera planta del hostal. Luego, «quienes tuvieron que ver con ese asunto trasladaron el cadáver» al cuarto en el que finalmente fue encontrado el pasado 25 de agosto por uno de los inquilinos de la pensión que, al ver la puerta abierta de la habitación se fijó en que bajo los colchones de la cama habían huesos y denunció los hechos a la Policía.